III

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Hace 7 años, tres meses antes del accidente.

─¿Cuánto te falta para terminar eso? ─ me pregunta Alya en la hora de descanso, sigo tratando de terminar la tarea que me asignaron.

─Ya me falta poco, tuve como un ataque de inspiración anoche avance mucho, seguro ya lo termino hoy – le cuento.

Se escucha un escándalo y al girarnos vemos al equipo de esgrima del instituto entre los que está el hermano de mi amiga, Timotheo, él está en último año de preparatoria y nosotras en onceavo .

─Desde que mi hermano se volvió capitán del equipo de esgrima se ha vuelto muy engreído – se queja Alya – incluso ahora piensa que todas las chicas del instituto están locas por él – me dice ella con horror, su expresión me hace mucha gracias.

─No se para que le haces caso, sabes que él lo hace mas para molestarte – le recuerdo.

─Si ya se, pero es que yo no tengo tu paciencia – me dice, su hermano siempre me ha molestado y burlado de mí porque toco el violín, pero nunca le he dado importancia a sus comentarios, yo voy a dejar de tocar por lo que él diga.

Después de un día normal de clases y que varios maestros le llamaran la atención a mi amiga por lo peculiar que está ahora su cabello, el día escolar termina y es hora de volver, como siempre Alya me dice para que me quede, pero no puedo, mi madre me lo dejó claro.

─¿Y si le pides permiso para hacer una pijamada en mi casa? ─ me pregunta mi amiga acompañándome hasta el bus.

─¿Ya le pediste permiso a tu mama? ─ le pregunto.

─Le puedo pedir permiso hoy, vamos a hablar con tu mama – me insiste.

─Ok, le preguntare y veo que me dice.

─Si hazlo, haremos un maratón de películas de catástrofe – dice ella con emoción, ella ama las películas de catástrofe y a mi también me gustan.

─Pero no estés haciendo planes para este fin de semana, vamos a ver para cuando es que me da permiso – le aclaro y me despido de ella para subir en el autobús, en cuanto me siento me pongo los audífonos y pongo canciones de Alan Walker.

Cinco canciones después el autobús me deja en la misma parada que me recogió y camino la distancia que resta hasta la entrada, saludo a los guardias sin obtener respuesta de ellos y entró caminando directo a la cocina para que mi madre sepa que ya he llegado, esta haciendo profiteroles, los favoritos de la reina y aunque me gustaría entrar y tomar algunos debo de ir a terminar mi canción.

Me cambio el uniforme del instituto dejándolo doblado sobre mi cama, y me pongo un hoberol tipo bermudas de color negro y un top de color gris, me recojo el cabello en un moño improvisado, tomo mis partituras violín voy al lugar de siempre a practicar.

Me siento en el pasto repasando lo que he hecho y con mis audífonos puestos, además de poder escuchar música ellos aíslan el ruido y en ocasiones lo necesito para poder concentrarme. No se cuanto tiempo pasa, lo que sé es que estoy rodeada de las partituras.

─Creo que ya es algo decente de escuchar – me digo a mi misma recogiendo las partituras que tengo regadas, entonces me doy cuenta de que no estoy sola ─¡¿Cuánto lleva ahí sentado?! ─ le pregunto espantada al príncipe que está sentado no muy lejos de mi.

─Veinte minutos creo, ¿no escuchas nada con eso puesto? ─ me pregunta señalando mis audífonos.

─No, lo había escuchado ni notado tampoco su alteza real ─

─Wyatt, solo Wyatt – me dice el ─ ¿ya la terminaste? ─ me pregunta con interés.

─Si, creo que si, su alte....

Familia, Música, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora