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— ¡Hey, Soprole! — Gritó un muchacho de cabellos castaños y un traje elegante. Estaba buscando a su nuevo compañero de trabajo.

Colún era un chico proveniente del sur, nunca había tenido demasiadas oportunidades para poder estudiar y/o trabajar, siempre se había dedicado a la ganadería y estaba feliz de poder ver un lugar así de lujoso por primera vez.

— ¿Hmm?...— Al oír ese grito, este se dio media vuelta, dirigiendo su mirada hacia uno de sus amigos...o bueno, conocidos. Sorpole miraba a Colún como alguien demasiado inocente para la vida en la ciudad, aunque por otro lado estaba feliz de poder ver a su amigo tan contento al tener una oportunidad tan grande como lo era trabajar en un sitio bastante caro. — Oh, hola. ¿Está todo bien? — Preguntó, sonriendo levemente ante la emoción de aquel chico.

— ¡Sí! Sólo que te estaba bu'cando pa' poder conversar un rato pue'. ¿Cómo ha'i esta'o, pariente? — Preguntó con su característico tono de voz "cantadito" y hasta algo gracioso.

— Estoy...bien. Gracias. Oye, ¿supiste que iba a llegar un nuevo weón a la fábrica? Dicen que es bien famoso y hace productos ricos...Nos vienen a quitar el trabajo. — Comentó el pelinegro, mirando a su compañero y ladeando la cabeza. — Sólo espero que sea decente no más. No pienso trabajar con gente...tú sabes, tonta. ¿Te acorda'i de Fruna? — Continuó, haciendo una pequeña mueca de molestia y desviando la mirada durante unos pocos momentos.

— Sí...Sí me acuerdo. Harto cochino e'e weón. — Respondió el sureño, imitando la mueca del ajeno y luego suspirando. — Igual ¿sabes algo? No creo que'l jefe vaya a aceptar otro así...Dejó la tendalá...

En lo que ambos conversaban, el más alto miró el reloj en su muñeca y luego observó al contrario, con un comportamiento neutral. — Colún, debemos ir a la reunión con el jefe. Nos va a presentar al tipo.

— Ooh, cierto, pariente. Vamo' pue'.— Contestó, y ambos comenzaron a caminar hacia la sala de reuniones.

Al llegar a la ya mencionada, lo primero que pudieron observar fue a un muchacho rubio, parecía ser unos años mayor. Era alto, se veía bastante ordenado y limpio y desde lejos su voz se podía escuchar como un susurro.

— Buenos días, jóvenes. Ahora que ambos están aquí, permítanme presentarles a su nuevo compañero de trabajo: Nestlé. — Dijo un hombre algo mayor, de traje y con una que otra cana en su pelo. A Soprole no le estaba pareciendo bien la idea de tener a alguien más en aquella fábrica, tenía un mal presentimiento de aquel nuevo.

— ¡Hola, caballero! — Exclamó Colún, sonriente al contrario de su amigo. Soprole mantenía una actitud seria en todo momento, analizando al hombre en frente de ellos. Se sentía algo intimidado por el tamaño de este y por su fachada tan...perfecta. Sentía que tenía un secreto, por alguna razón, y no le estaba cayendo bien.

— Buenos días a ambos. Tú debes ser Colún, ¿no es así? El jefe me ha hablado de ti y...me ha dicho que eres bastante alegre. Puedo ver que es así. — Contestó el hombre, mostrando una agradable sonrisa. Este podía darse cuenta del comportamiento tan serio y antipático de Soprole, y decidió tomar ventaja de esto.— Y tú debes ser Soprole...creo. Lo sospecho por descarte, ya que eras al único que no conocía. — Murmuró, sonriendo de manera cínica.

— Sí, soy yo...es un gusto tenerte aquí. ¿De dónde eres? — Cuestionó el pelinegro, sonriendo entre dientes.

— Soy de Suiza, Europa. Espero que no te sientas intimidado, compañero...sólo vine aquí para pasarla bien y claro, vender productos.

Continuará.

Mi Dulce de Leche (Nestlé x Soprole)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora