Enfrentamiento entre dioses

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Naruto estaba furioso. No podía creer lo que acababa de pasar. Alguien había secuestrado a Hinata, su novia y el amor de su vida. Y no era un enemigo cualquiera, sino un sujeto que venía de otro universo.

Se llamaba Meliodas, y era el líder de los Siete Pecados Capitales, un grupo de guerreros legendarios que habían salvado al mundo de la amenaza de los Diez Mandamientos, unos demonios malvados. Meliodas era un chico rubio y de baja estatura, que siempre vestía una camisa negra con una insignia de dragón, unos pantalones blancos y unas botas negras. Era el pecado de la ira, y tenía una fuerza sobrehumana.

Meliodas había llegado al universo de Naruto por accidente, cuando estaba buscando a su amada Elizabeth, la reencarnación de la diosa que había amado hace tres mil años. Meliodas había usado un portal mágico para viajar entre mundos, pero algo había salido mal, y había terminado en el mundo ninja.

Allí se había encontrado con Hinata, la kunoichi de la aldea de la Hoja. Hinata era una chica hermosa, de cabello azul y ojos blancos, que siempre vestía un abrigo morado con una insignia de fuego, unos pantalones negros y unas sandalias azules. Era la heredera del clan Hyuga, y tenía el poder del Byakugan, el ojo que todo lo ve.

Meliodas se había enamorado de Hinata a primera vista. Le había recordado a Elizabeth, su amor perdido. Tenía el mismo cabello azul, los mismos ojos blancos, y la misma bondad en su corazón. Meliodas había sentido una conexión especial con ella, y había decidido hacerla suya.

Meliodas había secuestrado a Hinata, aprovechando que Naruto estaba ocupado en una misión. Le había dejado una nota a Naruto, desafiándolo a un duelo por el amor de Hinata. Le había dicho que lo esperaba en el Valle del Fin, el lugar donde se habían enfrentado los fundadores de las aldeas ninja: Hashirama y Madara.

Naruto había recibido la nota, y había sentido una rabia incontrolable. No podía permitir que nadie le arrebatara a Hinata, su novia y el amor de su vida. No podía permitir que nadie la lastimara o la hiciera sufrir. No podía permitir que nadie se interpusiera entre ellos.

Naruto había dejado la misión, y había ido al Valle del Fin, dispuesto a enfrentarse a Meliodas. Había llegado al lugar, y había visto a Hinata atada a un árbol, con una mordaza en la boca. Había visto a Meliodas sonriendo con malicia, y sosteniendo una espada rota.

- Naruto-kun - dijo Hinata, tratando de hablar - Ayúdame.

- Hinata-chan - dijo Naruto, preocupado - No te preocupes. Te voy a salvar.

- Hola, Naruto - dijo Meliodas, saludándolo - Veo que has venido.

- Meliodas - dijo Naruto, reconociéndolo - Te voy a hacer pagar por lo que has hecho.

- ¿Ah sí? - preguntó Meliodas, burlándose - ¿Y cómo piensas hacer eso? ¿Con tu chakra? ¿Con tu rasengan? ¿Con tu modo sabio?

- Con todo lo que tengo - dijo Naruto, decidido - Con mi poder de los seis caminos. Con mi Rinnegan. Con mi voluntad de fuego.

- Qué interesante - dijo Meliodas, intrigado - Parece que eres un rival digno. Pero no te confíes demasiado. Yo también tengo mis trucos. Tengo mi poder demoníaco. Tengo mi espada sagrada. Tengo mi ira del dragón.

- No me importa lo que tengas - dijo Naruto, desafiándolo - No me vas a ganar. No me vas a quitar a Hinata.

- Eso lo veremos - dijo Meliodas, aceptando el reto - Prepárate para luchar.

- Estoy listo - dijo Naruto, poniéndose en guardia.

Los dos se lanzaron el uno contra el otro, con sus armas en mano. La batalla había comenzado.

La batalla fue épica. Naruto y Meliodas se enfrentaron con todas sus fuerzas, sin dar ni pedir cuartel. Se golpearon, se cortaron, se quemaron, se congelaron, se electrocutaron, se explotaron. Se lanzaron jutsus, técnicas, hechizos, maldiciones. Se destruyeron el paisaje, el cielo, el espacio. Se hicieron sangrar, sufrir, gritar.

Pero ninguno se rindió. Ninguno se detuvo. Ninguno se arrepintió.

Los dos lucharon por amor. Naruto luchó por Hinata, su novia y el amor de su vida. Meliodas luchó por Hinata, su amor y su esperanza.

Los dos lucharon por honor. Naruto luchó por su aldea, su familia y sus amigos. Meliodas luchó por su clan, su reino y sus compañeros.

Los dos lucharon por destino. Naruto luchó por la paz, la armonía y la libertad. Meliodas luchó por la venganza, la justicia y la verdad.

Los dos lucharon por pasión. Naruto luchó con su chakra, su rasengan y su modo sabio. Meliodas luchó con su poder demoníaco, su espada sagrada y su ira del dragón.

Los dos lucharon con todo lo que tenían.

Y al final, solo uno quedó en pie.

Naruto.

Naruto había logrado derrotar a Meliodas, después de una larga y dura batalla. Había usado su jutsu más poderoso: el Futon: Rasenshuriken Chidori. Había combinado el shuriken de viento y chakra de los seis caminos con el rayo y chakra de Satsuki, quien le había prestado su poder desde el árbol donde estaba atada. Había creado un arma devastadora que había atravesado la defensa de Meliodas y le había infligido un daño irreparable.

Meliodas había caído al suelo, herido de muerte. Había reconocido la derrota, y había felicitado a Naruto por su victoria. Había pedido perdón por sus acciones, y había aceptado su destino. Había cerrado los ojos, y había muerto.

Naruto había sentido tristeza por Meliodas, a pesar de todo lo que había hecho. Había sentido respeto por su fuerza y su valor. Había sentido compasión por su dolor y su soledad. Había sentido paz por su descanso y su redención.

Naruto había dejado el cuerpo de Meliodas en el suelo, y había ido a liberar a Hinata del árbol donde estaba atada. Le había quitado la mordaza de la boca, y le había abrazado con amor.

- Hinata-chan - dijo Naruto, aliviado - Estás bien.

- Naruto-kun - dijo Hinata, emocionada - Lo lograste.

- Sí - dijo Naruto, sonriendo - Lo logré.

- Te amo - dijo Hinata, besándolo con pasión.

- Yo también te amo - dijo Naruto, correspondiendo al beso.

Los dos se besaron con amor, sin importarles nada más. Solo ellos existían en ese momento.

Y ese momento fue eterno.

Naruto y Hinata habían vencido al mal, y habían salvado al mundo. Habían regresado a su aldea, y habían celebrado su triunfo con sus amigos. Habían seguido con sus vidas, y habían cumplido sus sueños. Habían formado una familia, y habían sido felices.

Naruto y Hinata habían sido felices.

Y esa felicidad fue eterna.

Fin.

Rivalidad de diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora