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—¡ELVIS AARON PRESLEY! ¡SUELTA AHORA MISMO MIS POLVOS COMPACTOS! ¡NO PUEDES USARLOS!
Me estaba maquillando antes de la cita falsa con Kaiden, en veinte minutos tocaría el timbre. Pero no lo hacía por él, eh, simplemente me apetecía usar un poco de maquillaje por primera vez en semanas.
Mira cómo se miente a sí misma. Ni ella se lo cree.
Miré mi maleta abierta de par en par, con toda la ropa revuelta dentro. El vestido rojo que había usado para salir de fiesta había marcado un antes y un después en mi vida, ahora toda mi ropa me parecía demasiado sosa e incómoda o con colores demasiado apagados. Al final acabé poniéndome unos vaqueros negros y una blusa color crema, de todas formas el abrigo lo taparía todo. Volví a ponerme dos pares de calcetines y justo cuando terminé de atarme los cordones Kaiden tocó la puerta.
—Hola, cariño. ¿Alguien ha pedido un novio exprés?
El día en que Kaiden Wals fuera capaz de pronunciar una palabra sin socarronería lloraría de alegría. Agarré mi bolso que estaba junto a la puerta tirado en el suelo y cerré el apartamento.
—¿No tienes muebles? —preguntó detrás de mí, bajando las escaleras.
—Cuando llegué aquí tenía un total de trescientos pavos en la cartera. Al menos el apartamento venía con sofá, cocina y poco más.
—¿Estás de coña? ¿Ni siquiera tienes cama?
—Uso el sofá.
—Es deprimente.
—Solo yo me meto con mi apartamento.
De todas formas no pude evitar que Kaiden pasara todo el camino a donde fuera que estuvieramos yendo —porque el idiota no me había dicho a donde íbamos— metiéndose con mi apartamento. Después de veinte minutos llegamos a un enorme centro comercial y cuando vi la enorme M amarilla a unos metros de mí empecé a emocionarme.
—¡¿Me has traído a un Mcdonalds?! —grité girándome hacia él con los ojos abiertos de par en par.
Kaiden sonrió asintiendo con la cabeza.
—Teniendo en cuenta que nunca habías comido cheetos imaginé que tampoco habrías ido nunca a uno.
—¡Es genial! ¡Vamos! ¡Vamos!
Prácticamente eché a correr hacia el interior del restaurante de comida rápida y a Kaiden no le quedó más remedio que seguirme. Nos sentamos uno frente al otro en una de las mesas pegadas a la pared de cristal, los taburetes eran tan altos que había tenido que saltar para poder subirme y obviamente él no había perdido tiempo en empezar a reírse de mí.
Hasta que le di un puntapié por debajo de la mesa.
—Ups, mira tu por donde hasta ahí sí que llego —dije sarcásticamente cuando se quejó.
El local estaba lleno de gente, tanto que ni siquiera podía ver a los camareros por ningún lado.
—¿Qué buscas, minion rabioso? —preguntó Kaiden cuando me vio estirando el cuello como una jirafa.
—Al camarero para que nos traiga la carta.
Se quedó mirándome unos segundos y, cuando vio que habla completamente en serio, empezó a reírse como un loco.
—No hay... carta y mucho menos camareros —explicó casi sin aire a causa de la risa— ¿De dónde has salido? ¿Antes vivías en una isla desierta o algo así?
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A Bad Badboy || EN CORRECCIÓN
RomanceSamantha ha huido de sus padres, sus amigas, su antigua vida, de sí misma y su ex novio. Sean. Pero Nebraska no puede esconderla de todo, sobre todo porque Sean es un encantador agente de policía que no entiende un no por respuesta. Así que cuando a...