Kim Taehyung acaba de abrir su florería enfrente del famoso gimnasio Left and Right, en donde entrena el actual campeón del peso mediano, Jeon Jungkook.
Sus vidas son completamente opuestas, y no tendrían que haberse relacionado; pero el destino tie...
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No volvió.
Han pasado tres días desde su encuentro, y Taehyung, a este punto, se plantea si cruzar la calle y preguntar por él en el gimnasio es una buena idea.
Claro que no lo es. Pensarán que es un acosador.
Su lobo se siente ansioso y resentido con el omega por no haber vuelto. Y su lado humano está triste porque realmente creyó que Jungkook volvería.
Quizás esté exagerando, solo han pasado pocos días y tampoco es como si de la misma boca del omega hubiera salido que volvería por él; le duele pensar que solo él está sintiendo todo eso.
Porque Jungkook estaría ahí con él si sintiera lo mismo, ¿verdad?
No cree que negaría a su instinto ver al alfa que reclamó. Su poco conocimiento en omegas es lo que lo pone nervioso, o el hecho de que el olor que Jungkook dejó en la tienda, ya se ha ido.
Todo ya se encuentra organizado. Sus amigos habían ido en la mañana para ayudarlo con los últimos detalles, y ya desde el día anterior lo abrieron al público.
Su primer cliente fue un adolescente que buscaba un ramo para regalarle a la omega que le gusta. Eso hizo que su lobo se sintiera más triste, él también le regaló flores al omega que le gusta.
Respira profundo, necesita calmar esos sentimientos. No puede estarse volviendo loco por algo que no es su culpa. Su lobo debe comprender lo que la palabra límites significa.
Si Jungkook no ha vuelto, debe ser por algo. Y en caso de que sea porque no se siente cómodo con él, tendrá que entender.
Eso es lo que se repite, pero sus inseguridades le dicen otra cosa.
El sonido de la campana lo saca de su tormenta de pensamientos. No puede evitar emocionarse, volteando a ver a la puerta con una sonrisa esperanzada.
No es él.
Su sonrisa vacila un poco, pero se recompone para darle la bienvenida a la pareja de ancianos que se acerca al mostrador.
—Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarlos?
Parece que pasará otro día sin ver al omega.
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