Pasaron unas semanas.
No había vuelto a dormir en mi habitación desde hacía muchos días porque cada vez que lo hacía las cosas se movían solas y pasaban cosas raras en ella.
Todo estaba comenzando a asustarme y Creía que me estaba volviendo loca.
No solo pasaban cosas extrañas, sino que también tenía muchas pesadillas horrible sobre Sherlock, John, Mary y mucha gente de mi círculo de amistades.Sherlock cada vez estaba más raro y me daba miedo como actuaba.
Ahora estaba comenzando a consumir drogas y parecía que no le hacían mucho efecto, lo que asustaba era como se las tomaba.
Prácticamente estaba consumiendo cada media hora e incluso combinaba algunas drogas no sé con qué motivo.Aquel día estaba ordenando la casa cuando debajo del asiento de Sherlock encontré un libro de tapas negras con unos dibujos raros.
Lo abrí y lo inspeccioné detenidamente, era una biblia satánica.
En ella había todo tipo de rituales y de demonios pero había una página que estaba doblada.Leí con sumo detenimiento lo que ponía, era una página sobre la posesión de un cuerpo por el demonio.
Las lágrimas llenaron mis ojos con rapidez, mis sospechas eran ciertas pero no debía dejar que Sherlock descubriese que me había enterado de su secreto.
Dejé el libro en su lugar al escuchar pasos y me senté en mi sofá con el periódico.Sherlock había vuelto de hacer compras, eso era otra de las cosas que me extrañaba.
-Hola- dijo con una sonrisa ladeada para besar mi mejilla -¿Alguna novedad?-
-No- dije sin apartar la vista del periódico.
-¿Has estado hurgando entre mis cosas?- dijo notando algo distinto.
-No- dije seria -estuvimos limpiando un poco nada más-
-No lo creo- dijo sacando su libro para olerlo -huele a tu perfume-
-Vale si- dije -tuve que sostenerlo mientras la señora Hudson pasaba la aspiradora-
-¿Lo has leído?- dijo serio.
-No- dije -sabes que yo no me meto en tus asuntos-
-¿Segura?- dijo mirándome fijamente a los ojos tratando de ponerme nerviosa.
-Completamente- dije seria.
-¿Por qué sigo sin creerte?- dijo sentándome en su regazo para rozar su nariz con la mía provocativamente.
-Tu sabrás- dije notando como mi móvil comenzaba a vibrar.Agarré el móvil y vi que era James, un compañero de trabajo en Scotland Yard.
Pude notar como Sherlock se tensaba al ver su nombre en mi pantalla, sonreí y agarré el teléfono.
-Hola James- dije sonriendo -¿Qué querías?-
-Llamaba para invitarte a salir este sábado por la noche- dijo -claro, si quieres tú-
-Por supuesto- dije sonriendo -estarée encantada de salir contigo-
-¡Genial!- dijo emocionado -te diré mañana a que hora te recojo-
-Estupendo cielo- dije sonriendo -hasta mañana-Al colgar el teléfono Sherlock soltó un leve gruñido con cara de molestia.
-¿Sabes que no irás verdad?- dijo serio.
-Por supuesto que iré- dije colocándole los rizos -no tengo ningún compromiso contigo-
-Eres mía- dijo él para besarme con intensidad -y no dejaré que ningún tío te toque-
-No soy tuya- dije -primero soy una persona, no soy propiedad de nadie y segundo no hemos tenido sexo ni mantenemos una relación de pareja como para que tengas ese derecho-
-eso lo puede arreglar- dijo mordiendo mi labio inferior con suavidad pegándome a su cuerpo -te voy a hacer el amor tantas veces que no podrás moverte en un mes-
-Lo siento Sherl- dije con una sonrisa ladeada -tengo planes para esta tarde con Mary-
-Pues- dijo agarrando mis mejillas -dalos por cancelados-Me besó con intensidad tomándome entre sus brazos y me llevó a su habitación.
Sus besos bajaron a mi cuello donde daba mordiscos suaves para hacerme gemir.
Le tumbé sobre la cama mientras le besaba y le puse mis esposas atandole a la cama.
-Ahí se queda señor Holmes- dije sonriendo para darle un suave beso.
-¡Eh, eso no vale!- dijo intentando soltarse.
-Bye- dije agarrando mi bolso.Salí y me reuní con Mary en el centro comercial.
En menos de tres meses iba a nacer la pequeña Rose y teníamos que decorar toda su habitación.
John estaba trabajando por lo que no sabía nada de esto.
Compramos un hermosa cuna y varios muebles para colocar todas las cosas de la bebé.
-¿Qué le hiciste a Sherlock?- dijo Mary mientras nos comíamos un helado.
-Le esposé a la cama y me fui- dije riendo -James me ha llamado-
-¿El chico ese tan mono de Scotland Yard que tiene cierto aire a Sherlock?- dijo ella.
-No se le parece- dije seria -bueno... un poco-
-Pero si puedes acostarte con Sherlock cuando quieras- dijo ella -¿Para qué James?-
-Sherlock no es Sherlock- dije -creo que el ser que habitaba en la iglesia a poseído su cuerpo-
-Venga ya- dijo ella-
-No es broma Mary- dije seria -encontré una Biblia satánica bajo su asiento y la página de posesiones estaba marcada. La verdad todo encaja-
-¿El qué?- dijo ella.
-Todo lo que pasa en casa Mary- dije -mis pesadillas, los objetos que se mueven solos...-
-Pero no tienes pruebas- dijo ella.
-Ese es el problema- dije -tengo que demostrar que Sherlock no es quien dice ser-
-Tal vez Mycroft pueda ayudarte- dijo ella -o tu hermana-
-Puede que tenga que hacerle una visita al señor Holmes en su club- dije -Grace está ocupada estos días-
-Ve ahora- dijo ella -puede que esté aburrido-
-Te dejaré en casa- dije abriéndole la puerta del coche.Llevé a Mary a su casa y yo puse rumbo al club Diogenes para reunirme con Mycroft.
Entré en aquel silencioso Club y una chica me llevó al despacho del señor Holmes donde el se encontraba mirando algo en su ordenador.
-Siéntate querida- dijo Mycroft señalándome la silla sin apartar la vista de la pantalla- te estaba esperando-
-Lo suponía Mycroft- dije -es por tu querido hermano-
-¿Ya ha conseguido espantarte?- dijo con un tono burlón.
-No- dije seria -pero sospecho que tu hermano está poseído-
-¿De verdad?- dijo él -creí que no creías en esas cosas-
-Mycroft...- suspiré molesta -no quiero discutir el tema. Encontré una Biblia satánica bajo su asiento y necesito que me ayudes a encontrar la forma de espiarle sin que lo sepa-
-Está bien- dijo él -déjalo en mis manos-
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El caso 666: El hogar del Diablo (Sherlock Holmes y Tú) [Demonlock]
FanfictionComienzas a vivir en Londres en Baker Street junto al conocido detective Sherlock Holmes. Al principio todo parecía ser normal hasta que llegó un caso completamente distinto a los demás. Desde ese día, toda la vida en Baker Street cambió por comple...