Introducción

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Advertencias: Este es un breve resumen de lo ocurrido en ciertos capítulos del manga, para ponerlo en línea con el one shot. Muerte de personaje canónico.

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Ciel y su gemelo eran una tipo de especie rara, eran idénticos, como la imagen reflejada en un espejo. Sin embargo, cuando cumplieron cinco años, las dinámicas que definirían el rumbo de sus vidas comenzaron a hacerse evidentes. Ciel nació como omega, a diferencia de su hermano mayor, quien era alfa. Ellos compartían un aroma idéntico: una mezcla de té, chocolate y frutilla. Este aroma no era tan potente como el de un alfa, ni tan suave como el de un omega. Este suceso era inusual pero no imposible. De este modo Ciel pudo tomar el papel de la cabeza de la familia, haciéndose pasar por su gemelo alfa, sin que nadie sospechara de él, guardando el secreto de todos sus conocidos, a excepción de Sebastian, su leal mayordomo, a quien no podía guardarle secretos. Al ser su mayordomo un demonio sin un género humano específico no llegaba a entender del todo las rarezas del actuar de los seres humanos clasificados como Alfa y Omega, a pesar de eso, él con sus artimañas le ayudaba a esconder su condición.

El fatídico día en que sus mentiras fueron descubiertas y su reino de naipes colapsó, la lluvia caía torrencialmente, como esos días en que su familia le otorgaba mantas adicionales para que no se enfermara. Cuando llegó a su mansión de Londres, dónde resguardaba el príncipe Soma y su mayordomo Agni. Anticipaba que al abrir las puertas iba a ser recibido por los efusivos abrazos de su irritante invitado indú. Sin embargo, al abrir las puertas, el silencio reinaba en el lugar, y el leve olor amargo se impregnaba en el ambiente. El pasamanos de las escaleras estaba destrozado, y se observaba un rastro de sangre que condujo a Ciel y Sebastian hasta el sótano, allí sosteniendo el picaporte de una puerta estaba Agni, su cuerpo se encontraba perforado por multiples cuchillos, pero para su sorpresa, este se encontraba firme en su lugar.

— ¿Está vivo? — preguntó Ciel con una voz apenas audible, su mirada reflejaba sorpresa y confusión. Sebastian se acercó al cuerpo y volteó su rostro para mirar al joven conde, negando con la cabeza.

Sebastian tuvo que usar su propia fuerza demoníaca para liberar las manos de Agni, las cuales se aferraban a la puerta incluso después de la muerte, rompiendo parte de esta en el proceso. Al abrir la puerta miró el interior, Sebastian abrió los ojos sorprendido. En el suelo, sollozando, se encontraba el príncipe Soma.

— Tu amo fue tu máxima prioridad... Señor Agni, usted ha demostrado ser un verdadero mayordomo ejemplar — expresó embelesado Sebastian, mientras entre sus manos sostenía el cuerpo sin vida del único humano que pudo llamar "amigo". Con delicadeza, lo levantó para retirarlo del lugar. Mientras tanto, Ciel se adentro con paso firme a la oscura habitación.
El eco de la habitación vacía hacía que los sollozos de Soma se escucharan más fuerte de lo que eran. Los pasos de Ciel se detuvieron hasta la mitad de la habitación y no pudo avanzar más, el fuerte aroma de un alfa enojado lo hizo vacilar y decidió quedarse a una distancia prudente.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? — pregunto, en un tono suave. El príncipe, quien se encontraba ensimismado en sí mismo, se sobresaltó al oírlo. Se giró a verlo, los ojos asustados y llorosos de Soma se encontró con la mirada de Ciel. De forma abrupta, el joven príncipe se abalanzó sobre el peliazul y lo golpeó en la cara, con rapidez Sebastian noqueo a Soma, con un golpe en la nuca. Su cuerpo cayó sobre Ciel haciendo que los dos cayeran en el proceso.

— El príncipe Soma está confundido, por supuesto, eso es comprensible — explicó Sebastian la reacción que tuvo el príncipe al sorprendido conde quien se encontraba angustiado e hiperventilando.

— Es por eso que te advertí... ¡que no te metieras en mis asuntos! — Le gritó Ciel angustiado al cuerpo inconsciente que se encontraba en sus brazos, sus ojos cerrados aún derramaban lágrimas, Ciel solo pudo sentir una rabia interna consigo mismo.

Ciel respiró airadamente tratando de calmarse, no era momento de lamentarse, tenía que averiguar lo que sucedió y llevar al moreno a un lugar seguro.

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La fuerte tormenta siguió, presagiando el mal que venía, el sonido de los truenos se parecía al manojo de pensamientos que brotaban por la cabeza de Ciel.
Cuando estuvieron cerca de la mansión Phantomhive, Sebastian quien sostenía entre sus brazos al conde, lo bajo. Subieron juntos las escaleras hasta llegar a la puerta, Sebastian antes de abrir, su mirada se dirigió a su joven amo, él se encontraba en silencio pero firme, era hora de abrir la puerta.

El salón estaba limpio, sin signos de violencia. El fuerte ruido de puertas abriéndose alertó a los sirvientes quienes fueron a recibirlo confundidos.

—¡Joven amo! ¿qué sucedió? ¿por qué está tan mojado? — preguntó preocupada Mey-rin la ama de llaves Omega.

—¡Voy a traerle una toalla, dice Emily! — dijo Snake, yendo a los vestuarios

— ¿Por qué salió de nuevo con esta lluvia? Podría resfriarse ¿Sucedió algo? — preguntó Bardroy al ver el rostro confundido y shockeado de al quien servía.

Ciel no los miro y se dirigió a las escaleras, tenía mucha información en su cabeza, no podía quedarse con los brazos cruzados, pero pronto fue detenido por su ama de llaves, quien preocupada le dijo que le prepararía agua caliente para que se dé un baño

— no hace falta —afirmó Ciel

—Pero... — intentó replicar Mey-rin

—¡dije que no hace falta!

De pronto, las palabras de Bardroy cruzaron su mente y por fin procedieron.

— ¿"de nuevo"? — repitió las palabras dichas de Bardroy, no podía ser...

En ese momento, el silencio reinó, solo fue roto por el sonido de tacones bajando las escaleras. Ciel giró la cabeza mirando quien llegaba, no podía procesarlo, era su... Hermano mayor.

—Justo, me estaba preguntando por qué tanto escándalo... — dijo un niño, con la misma apariencia de Ciel, la única diferencia que tenían era el hecho de que Ciel llevaba parche y el otro no. Al ver el rostro totalmente consternado de su hermano menor, sonrió — ¿Qué haces mojado con este frío? Te vas a enfermar de nuevo. Aunque... No tienes que preocuparte más, no me iré de tu lado... Volví

—no puede ser — es lo único que pudo decir Ciel, al ver a su hermano mayor, al que vio morir ante sus ojos, vivo frente a él, entrando en pánico, ya estaba empezando a sudar.

Todos los sirvientes que se encontraban en salón, vieron lo ocurrido, quedándose sin palabras ¿El joven conde se duplicó? ¿cómo podría ocurrir este suceso? El primero en hablar fue Finnian, alfa y jardinero de la mansión.
— algo se sentía extraño cuando regresó ¡Él no es el joven amo Ciel! — grito Finnian y con su brazo derecho lo señalo y declaró — ¡Él es un impostor!

— ¿Impostor? — susurro el peliazul — que cosas raras dicen tus sirvientes, querido hermano, puesto que la cabeza, el líder de la familia, soy yo Ciel Phantomhive.

No, no, no puede ser. La cabeza de Ciel daba vueltas, las voces que intentaban hablar eran borrosas en su mente, empezó a temblar, sentía que la mirada de todos caían sobre él. Si su hermano mayor estaba aquí, el verdadero Ciel Phantomhive ¿Que quedaba de él?

Él solo era...

El sobrante...

El extra...

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¿He vuelto a crear un fanfic que tardaré en terminar? Si

Alma compartida【CielxSoma】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora