Capítulo//20

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En la cena, los cuatro cenaban mientras hablaban. El jeque se quedaría unos días en casa de sus sobrinos, querían pasar tiempo con Amira. Aunque también querían saber, como Amir la trataba. Pero la veía feliz, estaban muy juntos y unidos. Parecía que se habían dado una oportunidad, que habían arreglado todas sus diferencias.

—He organizado un evento. — habló el jeque, llevando la copa de vino a sus labios.

—¿Un evento de qué, tío? — preguntó Amira, interesada.

—Para los niños pobre, es una recaudación de fondos para ellos. — Amira sonrió.

—Me parece maravilloso, nosotros iremos. — habló por los dos.

—Cuenta con nosotros. — dijo, Amir. —Esos niños, merecen muchas cosas que por desgracia no tienen.

—Si, la verdad que la pobreza, es lo peor de esta vida. — dijo jeque.

—Estoy de acuerdo con eso.

Cuando terminaron de cenar, Amira y su tía, subieron las escaleras. Iba a mostrarla, donde pasarían la noche y los días que estuviesen.
Amira tenía una relación con su tía muy buena, se comentaban todo y se guardaban los secretos, eran como las amigas.

Amira abrió la puerta y dejó entrae a su tía, la mujer miró el cuarto maravillada. Era muy grande, espacioso, elegante y cómodo.

—Es la habitación más cercana a la nuestra. — dijo Amira. —Esta habitación cuando la vi, me encantó.

—Amira, cariño. Ven, quiero hablar contigo. — dijo su tía, cogiendola de la mano y llevándola a la cama. —Amir y tú, ¿De verdad estáis bien? Sabes que conmigo puedes hablar.

—Tia, eres como una madre para mí, sé que puedo contarte. Pero te juro que con Amir estoy bien, nos hemos dado una oportunidad. — respondió sonriendo, tranquilizando a su tía. —Es cierto qué Amir al principio me trataba mal, pero me dijo que quiere intentarlo. Pero sinceramente, que esa mujer haya vuelto, no me da buena espina.

—Si confías en Amir, sabrás que él te dará tu lugar. Esa mujer perdió su tiempo, pero ten los ojos bien abiertos, Amira. Si esa mujer a vuelto para reconquistar a Amir, no se dará por vencida. Hará lo imposible por recuperarlo y destrozar tu matrimonio. Demuéstrale quién eres, quién es la dueña de Amir y quién es la duquesa de Arabia Saudí. — Amira asintió, iba a seguir el consejo de su tía. Sabía que esa mujer iba a ser una pesadilla.

—Lo haré, haré que sepa que Amir es mío. — su tía la abrazó. —Ya me voy, descansa, te quiero.

—Yo también te quiero, mi niña.

Amira salió de la habitación, para ir a la suya. Amir aún no estaba, estaría con su tío hablando y tomando algo.
Ella fue al baño, encendió la llave de la ducha y se empezó a desnudar. Se hizo un moño, para no mojarse el pelo. Entró en la ducha y cerró los ojos al sentir el agua, se sentía tan relajada, tan cómoda.
La ducha por las noches, era la relajación más tierna. Te quitaba todo el estrés del día, te relajaba.

Sintió unas manos, en su cintura. Pegó un pequeño salto del susto, pero se giró con una sonrisa y miró a su marido. Estaba desnudo frente a ella, mirándola como solo él sabía. Con esa forma coqueta, seductora y excitante.
Notó como el miembro de Amir tocaba su vientre, estaba dura. Eso demostraba que Amir, estaba cachondo.

—Te has metido en la ducha sin avisarme, eso tiene su castigo. — la susurró.

—Estoy aquí para que me castigues, por mi imprudencia. — el sonrió de lado y la besó.

La giró y Amira apoyó sus manos en los azulejos, Amir la abrió las piernas. La empezó a tocar con los dedos, masajeaba su clítoris. Amira se estremecía, gemía. Amir la estaba castigando, de la peor forma.
Amir la azotó y ella pego un grito.

—Shhh, no grites. — le dijo él, desde abajo.

Amir pasó su lengua por su coño, lo movía de arriba abajo, saboreando su sabor. Amir chupó su dedo incide y con suavidad, la fue metiendo el dedo por el culo. Ella tapó su boca, sabía que eso la iba hacer gritar. Dolía.

—Amir, duele. — gimió ella de dolor.

Tras eso, Amir dejó de hacerlo. Siguió con su coño, chupándolo con fervor.

—Amir no aguanto. — se quejó.

—No te impacientes. — se levantó y la giró. —Necesito que me lo hagas.

Amira lo besó y se puso de rodillas, tenía en frente la polla dura de su marido. Con su mano empezó a masturbarlo, Amir apoyo su espalda en los azulejos y puso sus manos detrás de su cabeza. Iba a dejar que amira, tomará su ritmo.

Ella se metió la polla  de su marido en la boca, la sacaba y la metía. Escuchaba los gemidos de su marido, le ponía más cachonda escucharle. Amira se metió la polla hasta la garganta y la saco tras las arcadas, pero volvió hacerlo. Amir la posó su mano detrás de su cabeza y la folló la boca, escuchando las arcadas de su mujer. La miró su la saliva caia por su boca, sus ojos rojos tras las lagrimas. La levantó y la cogió en brazos, Amira enredó sus piernas en la cintura de su marido. Amir colocó su polla en su coño y la penetró, empezó a subir y bajar a su mujer. Amira gemía, echando su cabeza hacia atrás. Amir la echaba la mirada lasciva, mordiendo su labio y soltando gruñidos.

La bajó y la puso contra la pared, la volvió a penetrar con más intensidad, con más fuerza. Agradecían que el agua, amortiguara los gemidos locos de Amira. Porque no estaban para que les escucharán tener sus relaciones sexuales.

Amir hizo los últimos movimientos y se corrió, echando su semen en su interior. Dejó caer su cabeza en la espalda de su mujer, recuperando la respiración.

Salió de ella y se besaron, se besaban. Beso tras besos, pasando su lengua por sus bocas. Amir la dio el último beso y salió de la ducha, desnudo. Enredó una toalla en su cintura, pero antes de irse la guiñó un ojo.

Amira se había quedado sola, tocó su coño, con una sonrisa. Le encantaba está relación con su marido, como se comían en uno al otro. Cuando miro su mano, tenía semen. El semen de Amir, caía por sus piernas. La relación tan activa sexualmente que ambos tenían, eran mágicos. Cada día, amaba más a su marido y más cuando la dio su lugar.

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Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Amir y Amira, espero que os guste.

Decidme, ¿Mucho sexo? ¿qué pasará con la llegada de Jade? ¿Destruirá su matrimonio? Os leo.

Besos desde España, nos leemos pronto.

Una dama para el Duque 2° (saga Realeza) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora