"Cuando lo obtuve por primera vez tuve miedo de dañarlo, llevándolo hasta el final como si fuera algo de admirar, cuando era lo más simple que un ser humano regalaría."
Hace unos meses atrás que había sucedido todo, Nahoya nunca pensó que podría caer de esa forma ante ese tonto, siendo únicamente personas que se odiaban en todo momento, con una rivalidad estúpida.
Lo conocía desde hace tiempo, pero los sucesos fueron hace meses, esos meses que quisiera eliminar por completo de su vida, no quería seguir arrastrándose ante eso, lamentándose por confiar.
Quizás nunca tuvo que pensar que podrían llegar a concretar algo tan lindo como lo pintaban otros; claro que odiaba eso, pero en el fondo deseaba que sucediera ese tipo de cosas, ocultas en su altanera personalidad.
¿Cómo fue capaz de calar a profundidad máxima en su alma? No lo supo, no sabe en que momento exacto fue, solo se dio cuenta a través de esos días que parecían interminables, tan esplendidos que soñaba despierto, siendo ajeno a la realidad que le rodeaba. Ajeno a la verdad que odiaba.
Su error fue llevarse por su impulsividad y por anhelar lo que no obtendría de su rival, con quien empezó a convivir más, al punto que pensó que no podría vivir sin estar compartiendo buenos momentos con él.
Terminó pronto, cuando se dio cuenta de que no había algo bueno que saliera de eso, si solo le causaba intranquilidad, si era una mezcla perfecta de la felicidad e infelicidad que lograba sentir a su lado.
"Paso el tiempo, guardado como un tesoro, siendo apreciado por las primeras veces, llegando a arreglarlo la primera vez que se rompió ante mis ojos."
Recuerda la vez en la que se había puesto mal, no lo olvidaría, porque quedó grabado entre sus recuerdos. Ahora solo había nostalgia, sabía que nunca iba a regresar lo que era en un pasado, en el fondo seguía teniendo unas horribles esperanzas de volver a ser lo que fueron en un día... aunque fueran solo amigos.
Ese día, estaba oculto en la biblioteca, se sentía demasiado mal, todo su esfuerzo fue en vano en la competición, se sentía como un estúpido, no fue lo suficiente para nada.
Estuvo preparándose, esforzándose en todo momento, tratando de no compararse con las personas de su equipo u con otras que parecían tener más valor que él mismo. Se sintió feliz cuando no pensó en eso, pensando en que nada saldría mal esa vez y que finalmente se demostraría de que también podía ser bueno en aquel deporte.
Pero el nerviosismo le pudo más, haciendo que fallará en el último momento, sin lograr devolver el balón al equipo contrincante, Nahoya se quedo en estático cuando eso pasó.
Se había estado presionando para que se mueva rápido, era importante para el equipo ganar para pasar a las clasificatorias, hasta que todo se jodió en segundos.
Los gritos que inundaban el lugar hicieron que finalmente se diera cuenta de su asegurada derrota, miro a esas direcciones, pronto se sintió pequeño ante las miradas fulminantes de sus compañeros.
Terminó mal, después de ese partido se fueron las cosas cuesta abajo, habían miradas de indiferencia para él, solo optó por retirarse para ir a algún lugar en el que podría estar a solas para liberar lo que seguía conteniendo dentro suya.
— Soy un maldito inútil, tendría que haberme esforzado mucho más. — metió su cabeza entre el espacio que quedaba entre sus piernas, sollozando mientras se lamentaba de no ser como el resto.