El ángel que encontró la manera de aullar.

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Nos encontrábamos los tres sentados alrededor de la mesa, me encontraba al lado de Blake y Dylan encabezaba la punta.

Jugó con el vaso entre sus manos deslizándolo entre ellas perdido en el movimiento que producía, resopló y levantó su cabeza para poder vernos.

Blake estaba acariciando mi espalda y tenía su cabeza recostada sobre mi hombro, yo tenía mis manos por encima de la mesa mientras estiraba nerviosamente las mangas de mi suéter. Aún mi piel ardía ligeramente mientras sanaba, a pesar de haber recuperado mi magia, sanar magia infernal, toma más tiempo, incluso para mi.

— Sam, quiero que sepas que Aaron ya no forma parte de la manada. — comenzó a hablar Dylan rascando nerviosamente su nuca. — Emma me detuvo de asesinarlo, pero bueno, solo quería que lo sepas..lo siento tanto

Cerré mis ojos unos segundos al escuchar nuevamente su nombre, respiré lentamente y Blake llevo sus caricias hacia mi nuca hasta subir a mi cabeza jugando con mi cabello.

Asentí sin emitir palabra alguna, no quería decir nada que desatara alguna conversación relacionada a él.

— También lamentó no haberte protegido, yo todo el tiempo lo supe, lo que sucedería con Thomas, es parte de este don de mierda que aún no descifro. — volvió a jugar con el vaso entre sus manos, se veía muy ansioso. — Lo vi un millón de veces, supe que ese hijo de perra tomó dominio de tu cuerpo cuando te salvamos de que el infierno te consumiera por completo.

— Cuando un celestial entra al infierno, muere. — agregó Blake. — Pero tú especie es distinta, lo que te permitió sobrevivir, solo que atrajiste mucha atención. — acaricia mi brazo con delicadeza por encima del suéter.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y los recuerdos comenzaron a golpearme, las lágrimas se acumularon en mis ojos nublando mi visión, miré mis manos evitando que alguno de ellos hiciera contacto visual conmigo.

Joder aún dolía tanto. Todo.

La energía comenzó a vibrar entre mis dedos a medida que los rozaba entre ellos buscando calmarme.

— ¿Cómo está el resto?...ya sabes... — pregunté cabizbajo, no quería mencionarla directamente, aún me pesaba su odio, pero no la culpaba.

— Emma no regresa hace semanas, cuando lo hace es agresiva y fría, desde su primera transformación, nada volvió a ser igual. — confiesa y pude sentir su mirada.

Levanté mi rostro y lo miré, se veía tan culpable y cansado. No tenía esa fortaleza que tanto había mostrado.

Por primera vez, era tan solo un niño.

Blake se cruzó se brazos a mi lado dejándose caer en el respaldo de la silla. Se miraron de una manera que parecía que se destrozarían en segundos pero tan solo se encogieron de brazos al mismo tiempo como una especie de reflejo.

Luego de que Liam tomará el control de Dylan, parecía que compartían algo, que no comprendía y no comprendería, estoy incluso más lejos que antes de ser como ellos.

— ¿Sabes algo de Violet?. — preguntó Blake y lucia particularmente interesado por ella.

Tenían algo, compartieron muchísimo de la vida del otro, cuando sucedió todo conmigo, y todo lo que arrastramos durante todos estos meses. Ella tan solo se fue, pero jamás dijo adiós o púdranse, solo se fue.

— Solo sé que regreso al aquelarre, se llevo a Emma con ella, ambas se fueron, Lylyn también las acompaño luego de semanas largas donde intente convencerla de lo contrario. — confesó con desdén, algo me decía que no se encontraba nada feliz con esa decisión.

Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora