Unidos por el Deber... Y el corazón | Alex Claremont-Díaz & Luke Morrow

Capitulo 9. Refugio en las afueras.

—Tengo una idea. —Luke se acercó con Amy mientras Alex observaba a lo lejos.

"No puedo, entiende" escuchó Alex decir a Amy. Después de unos minutos, Luke regresó con unas llaves en la mano.

—¿Cómo conseguiste eso? —Rio Alex. Luke se limitó a hacer una mueca.

—Accedió a prestarme una de sus grandes camionetas de seguridad, siempre y cuando ellos nos sigan por detrás con la otra camioneta.

—En otro momento Cash y Amy nunca hubieran aceptado esto —rieron mas fuerte.

—Tengo que confesarte que a veces me intimida que tantos agentes tengan que cuidarte.

Alex se limito a encogerse de hombros —Te acostumbras.

El camino a la casa de Luke estaba rodeado de árboles altos y frondosos, cuyas hojas susurraban secretos al viento. La luna llena se alzaba majestuosa en el cielo, derramando su luz plateada sobre el paisaje. La casa de Luke, al final de un camino serpenteante, apareció ante ellos como un refugio encantado en medio de la noche.

Era una casa de estilo colonial, de ladrillo rojo y techo a dos aguas, con ventanas amplias y puertas que parecían dar la bienvenida a los viajeros cansados. Un porche amplio con mecedoras invitaba a la contemplación tranquila de la noche. El jardín estaba cuidadosamente cuidado, con flores en pleno esplendor y arbustos recortados con precisión.

Alex miró la casa con asombro mientras Luke estacionaba el automóvil. La casa irradiaba una calidez y un encanto que resultaban imposibles de resistir. Era el tipo de lugar que parecía escapado de un cuento de hadas, un refugio en el que cualquiera se sentiría en casa.

—Luke, esta casa es increíbl—, dijo Alex con admiración mientras salían del automóvil.

Luke asintió con una sonrisa. -Me alegra que te guste. Es un lugar especial para mí.

Alex observó los detalles de la casa: las persianas blancas, las macetas con flores en el porche, las luces suaves que iluminaban el camino hacia la entrada. Cada aspecto parecía cuidadosamente seleccionado para crear una atmósfera acogedora.

—¿No te quedas en el cuartel?—, preguntó Alex, curioso. —Siempre pensé que era así -Se rascó la nuca.

Luke asintió nuevamente mientras desbloqueaba la puerta de entrada. —Sí, momentaneamente, pero esta casa es un refugio. Un lugar donde puedo encontrar paz y tranquilidad cuando necesito alejarme del ajetreo del cuartel. Aunque es muy raro cuando vengo aquí.

Alex miró a Luke con una expresión de comprensión en el rostro. —Debe ser un lugar especial para ti, ¿verdad?

Luke asintió y abrió la puerta. La casa se iluminó con una luz cálida y acogedora. —Mi papá vivió aquí antes de su última misión. Fue donde pasamos tiempo juntos antes de que se fuera. Después de su partida, me costó mucho estar aquí solo. Pero ahora...—, Luke miró a Alex, —ahora es diferente.

Alex puso una mano en el hombro de Luke, transmitiéndole apoyo y comprensión. -No tenemos que hacer esto si no estás preparado, Luke.

Luke tomó la mano de Alex y la apretó con gratitud. —Contigo a mi lado, estoy listo para todo.

Entraron juntos en la casa, y Alex quedó impresionado por la sensación de calidez y serenidad que la envolvía. Los muebles eran cómodos y elegantes, los cuadros en las paredes contaban historias de tiempos pasados y las estanterías estaban llenas de libros que hablaban de aventuras y conocimientos.

—Es hermosa—, dijo Alex en voz baja, como si estuviera en un santuario.

Luke sonrió y lo llevó más adentro de la casa. —Ven, te mostraré el resto.