Han JiSung estaba a punto de casarse.
Por lo que sabía, sus amigos habían contratado a un stripper para que le bailase en su despedida de soltero. Pero lo que nunca imaginó fue sentirse sexualmente atraído por aquél hombre.
La noche era joven, y L...
JiSung deslizó una vez más el pincel sobre la pintura. Inclinando la cabeza hacia atrás, admiro el paisaje de Alaska que estaba dibujando y procuró que se viera bien. Suspirando con aprobación, terminó de pintarlo y una vez que quedó satisfecho, lo dejó a un lado para dejarlo secar.
Ya habían pasado cinco días desde que HyunJin se fue a Nueva York. Días en los que él ha estado concentrándose en sus cuadros. Un día después de su exposición, lo habían llamado para invitarlo a un concurso de pinturas internacional. JiSung no debía dejar pasar esa oportunidad para demostrar su talento y al instante comenzó a trabajar en sus pinturas para impresionar a los jueces. Se quitó los auriculares, deteniendo el reproductor de música de su celular.
Frunció el ceño.
No tenía ninguna llamada perdida de HyunJin. En los últimos dos días había perdido contacto con él. Cada vez que lo llamaba, él no contestaba y los mensajes que le mandaba, él no los respondía. Supuso que era porque estaba muy ocupado con su trabajo, y no se preocupó. Pero ahora, si estaba preocupado. Deslizando su dedo por la pantalla, JiSung desbloqueó su celular y llamó.
No respondió.
Probó por segunda vez. Nada.
—Vamos, HyunJin. Respóndeme... —susurró contra el micrófono del teléfono. Pero nadie respondía en la otra línea—. Joder Hwang—se quejó. Volvió a marcar y finalmente alguien contestó.
—¿JiSung?
A JiSung le dio un vuelco en el corazón al escuchar su voz. Era él.
—¡Dios, Jinnie!—exclamó—¿Por qué no me contestabas? Te he llamado todo el día.
—Lo sé, lo lamento. Es que he estado muy ocupado.
—¿Y tanto te costaba siquiera dejarme un mensaje? Maldición, HyunJin. Estaba muy preocupado por ti.
De pronto, se escuchó una estática a través de la otra línea.
—Mierda, JeongIn. Te dije que no es momento, ahora no—escuchó a su esposo gruñir molesto a lo lejos. JiSung agudizó el oído.
—¿HyunJin, estás ahí?
Más estática.
—¿HyunJin?—repitió.
—Aquí estoy—dijo, y JiSung se preguntó por qué tenía la respiración agitada. Iba a hablar cuando él se le adelantó—. Sung, escúchame. Ahora tengo que ir a una reunión. Sé que lo odias y yo también pero tengo que ir. Llámame en media hora más. Te amo.
Y colgó antes de que él pudiera contestar.
JiSung apretó los dientes, dejándolo con las inmensas ganas de querer insultarlo. Finalmente decidió hacer lo que le pidió y fue a ver televisión para pasar el tiempo. Al pasar la media hora, lo llamó tal cual como Hwang le dijo. Pero nuevamente, no contestó. Intentó tres veces más y nada.
Bufó.
Estaba molesto con él, pero estaba aún más preocupado. Ya había pasado una hora y cuando creyó que iba a perder el control, al fin le contestaron la llamada. Pero no era su esposo.
—¿Quién habla?—contestó una voz demasiado aguda. JiSung frunció el ceño, como por centésima vez en el día.
—¿Dónde está HyunJin?
—¿Quién habla?—repitió. JiSung gruño.
—Soy JiSung, su esposo. Ahora dime, ¿Dónde está HyunJin?—preguntó, a punto de perder toda su paciencia.
—Que raro, él jamás mencionó que tenía esposo...
—Joder, ¿me vas a decir donde está mi esposo de una puta vez?—le respondió.
Para su sorpresa, el tipo se rió.
—Bueno, hace poco salió de una reunión. Ha estado muy ocupado últimamente... —hizo una pausa, y JiSung juró que en ese momento estaba sonriendo—conmigo.
—¡Hijo de perra!
—Ups, ahí viene HyunJin. No te preocupes en llamarlo otra vez, yo lo cuidaré muy bien por ti.
Y colgó.
JiSung apretó el celular con las manos, consumido por la ira que lo atravesaba en ese momento y lo tiró fuertemente al suelo. Gritó, pataleó e insultó a HyunJin. Un nudo se formó en su garganta. Cuanto lo odiaba en ese momento, pero joder, cuanto lo amaba también.
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