-Cry-

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Un año atrás...

Aki se encontraba parado junto a un puñado de personas más, estaba en un paso peatonal mirando a él pequeño hombrecito del semáforo que se había detenido, su luz roja se reflejaba en en un charco de agua sucia. Recientemente había estado lloviendo muy fuerte, ese día tenía una entrevista de trabajo -el cuál estaba relacionado con la criminologia- rama en la que era especialista. Se sacudió el polvo -con un movimiento propio y elegante- de su traje negro de vestir que tenía guardado en alguna esquina olvidado en su armario.

Entonces sintió que alguien se aproximó a su lado a unos escasos sesenta centímetros cerca de él. Bajó la mirada encontrándose con un bonito rostro de cabellos rojizos tirándole a rosado intenso, ojos entre rojo y narajado, labios de cereza y piel blanquecina. Era atractivo, no distinguía su verdadero sexo, hombre o mujer, "Tal vez binario, pensó." Vio como el muy distraído estaba a punto de cruzar aún con el semáforo en rojo y lo jaló de la mano abrazándolo por detrás, atrapandolo por los hombros. Una motocicleta paso a toda velocidad frente al par. Las personas de la parada los observaron sorprendidos, otros ni se inmutaron. Ambos iris carmín alzaron la mirada con sorpresa a aquel esbelto azabache qué lo abrazaba con fuerza por la espalda. No sabía que decir. Aki se sonrojó al tenerlo tan cerca.

No mueras frente a mis ojos. —Dijo soltandole el agarre, el hombrecillo del semáforo comenzó a caminar en luz verde y siguió su camino dejando al pelirosa parado entre la gente que cruzaba la carretera. Ángel reaccionó inmediatamente y siguió su camino. ¿Qué mierda acababa de suceder?

⋆⋅☆⋅⋆

Aki estaba sentado en una oficina muy espaciosa, había una señorita muy atractiva de cabellos rosas y bonitas curvas sentada al frente, al parecer era la jefa. Había otros hombres que estaban también sentados a su alrededor, ellos eran los entrevistadores. Un gran escritorio los dividía y entre los candidatos habían varios más jóvenes que él, uno de ellos tenía el cabello rubio y vio como miraba con morbo a la señorita del frente. "Imbécil" pensó el azabache. También había una chica de cabellera larga y rosada, parecía que si le dirigías la palabra te sacaría a volar de un golpe. Aki suspiro cansado,aún le faltaba un buen rato para terminar, pensó en aquel bonito Ángel y como se había comportado con él, era un completo idiota al menos debió haber pedido su número. O tal vez ya no era necesario, otro entrevistador entró a la sala, el azabache puso los ojos en blanco.

⋆⋅☆⋅⋆

Varios días después...

Llevava un par de semanas en su nuevo trabajo. En ese corto lapso de tiempo, se había dado cuenta de que la mayoría de sus compañeros eran unos idiotas incompetentes, la gente no duraba mucho ahí. El ambiente laboral era muy pesado y sus jefes "Insoportables blanquitos privilegiados" al menos eso había dicho su superior, Himeno, una persona admirable a su parecer. Entre toda esa basura lo único que parecía brillar era aquel Ángel de cabellos rosados; el cual resultó ser que trabajaba dónde había ido a solicitar empleo, mantenía su mirada fija viendo su silueta y como llevava una taza de café a sus labios cereza, se veían suaves. Su amiga notó su fijación.

—Con que caíste a los pies del Ángel. —Dijo riéndose, Aki la miro extrañado apartando la mirada de la sala dónde se encontraba la cafetera. —¿Lo conoces?

—No. —Espetó serio. Era mentira por supuesto, no había dejado de fantasear con esos iris carmín.

Entonces ¿No te molestaría traerme un poco de café verdad? —Preguntó la chica, el otro sabía sus dobles intenciones, pero era su superior, tenía que ser obediente. Un poco disgustado por el forzado encuentro fue a dónde se encontraba el pelirosa. Abrió la puerta de la pequeña sala y sus bonitos carmín se clavaron en los azul ultramar del más alto. Se miraron por unos segundos, podía ver que afuera Himeno se desternillaba en sonoras carcajadas. Ángel lo reconoció entonces y abrió de más los ojos, sorprendido.

Oye tú, él de la parada. —Dijo Ángel con su tono de voz sigiloso y sensual, su voz era divina, entre lo femenino y masculino, un balance perfecto. Tomó un trago del líquido café y se escapó una pequeña nuve de vapor de sus labios rosados; Aki no resistía un segundo más sin probarlos. —¿Te apetece un poco de café? —Preguntó haciendo un esfuerzo sobrehumano de ser dulce, después de todo aquel hombre le había salvado de morir alguna vez.

Aki no resistió un segundo más e impulsivamente tomó entre sus manos las contrarias qué sostenían una taza rojo intenso con café caliente. Bebió todo el contenido qué restaba y sintió como quemaba su lengua. Ángel se sorprendió pues el café estaba sumamente caliente, vio que aún tenía sus manos entre las suyas y su café estaba vacío, alzo la mirada y pudo ver el rostro del azabache rojo hasta las orejas, seguramente su lengua había perdido el sentido del gusto por el líquido hirviendo. Se desinfló en una risa que a Aki le pareció preciosa.

⋆⋅☆⋅⋆

Aki sostenía aquella mano con fuerza, no quería que se fuera. El rostro de Ángel estaba lleno de lágrimas en forma de perlas brillantes, el salado liquido se corría por sus mejillas. Entonces el azabache rompió el silencio.

—Ángel... no, por favor yo no... —Estaba notoriamente nervioso.

—¿Tú... ?, ¿Tú qué?. —Preguntó el más bajo tratando de no derrumbarse ahí mismo. No podía creerlo, se había enamorado de alguien que solo lo quería para acostarse con él.

—Perdóname, soy un idiota. No tenía intenciones de no responderte es que yo... —Aki no podía continuar por más que quisiera. No llevava camisa dejando expuesto su marcado abdomen, solo vestía sus pants negros deportivos y su largo cabello azabache estaba suelto, el ojiazul estaba al borde del colapso.

—¡Tú, tú y solo tú! ¿No? —Gritó el Ángel ya fastidiado. —¿Podrías detenerte una maldita vez en pensar en mi? —Su voz estaba rota. Sus manos temblaban, el azabache notó eso y las tomó entre las suyas llevándolas a su pecho, hizo su mejor esfuerzo por mantenerle la mirada a Ángel, su Ángel, sólo Ángel y Ángel. Nadie más. El pelirosa sintió los desordenados latidos del más alto. Estaban alterados y parecía que se iba a salir su corazón de su pecho.

Ángel tu me gustas. —Sus iris carmín se abrieron con sorpresa. —Fui muy idiota por no haberlo dicho antes. —Hizo una breve pausa. -Me gustas... y mucho. Me gusta despertar y tenerte a mi lado. Me gusta verte comer helado y limpiar tus bonitos labios. Joder me gustas desde que nos vimos por primera vez. —Sus iris ultramar se llenaban de lágrimas. Continuó. —Me gusta cuando estás encima de mi y que me mires desde arriba. Contigo es dónde quiero ser y estar, dónde todo es tan dulce y celestial. —Ángel sintió su corazón encogerse y llenarse de amor. Se armó de valor y se atrevió a romper el silencio.

—Tú también me gustas. —Dijo el ángel sonriendo con las lágrimas deteniéndose. Se abrazó a su desnudo abdomen. —Me gusta tomar tu cabello entre mis manos, me gusta que seas la única persona que pueda darme ordenes, me gusta tener tus manos entre las mías, me gusta que seas suave cuando te lo pido. —Alzó la mirada viendo los bonitos ojos del pelinegro. —Aki Hayakawa, yo te amo. Desde hace buen rato creo que te amo... —El azabache lo envolvió en sus fuertes brazos. Se quedaron envueltos en un comodo abrazo sintiendo el calor del contrario, escuchaba pequeñas gotas de agua caer afuera, ¿Había comenzado a llover? Mierda, no tenía la más mínima idea, en ese momento solo era él y el ángel.

—Ángel me gustaría poder ser tu novio. —Dijo mirándole desde arriba, aún abrazándole. —Si tú me lo permites puedo cuidar de ti. Podríamos intentar algo bonito. —Ángel se sentía tan afortunado. Sentía su corazón brincar de felicidad. Pudo ver como los ojitos de Aki brillaban con esperanza.

—Por supuesto que si tonto. —Selló con un tierno beso en sus labios. Se había puesto de puntitas para poder alcanzarle. Aki cargó a su novio como a una princesa y lo llevó a su pieza, por fin podía decir que era suyo. Le daría lo que pidiera su Ángel sin rechistar. Tal vez era el comienzo de algo lindo, algo mutuo y duradero. Una promesa que no rompería y quedaría atada con una cadena acero en su corazón.

𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧𝐥𝐲 [𝐚𝐤𝐢𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora