Habitación a oscuras

898 22 4
                                    

Advertencia de (+18). 

Dalila:

Estaba acostada en la cama mientras Chris estaba acomodándose encima de mí.
(A todo esto la habitación se había mantenido a oscuras). Cuando él se acostó encima mío notó algo en particular.

—Bebé ¿Soy yo o no te pusiste nada para dormir?

—Mmm no lo sé... puede que esté desnuda —Chris lo notó porque a él siempre le gusta apoyar su rostro en tus pechos y esta vez estaban completamente desnudos—

—No quiero sonar como un desesperado, pero siempre tuve la idea de tocarte y hacerlo, pero nunca quise incomodarte.

—Estás libre de hacerlo. —acariciaste su pelo haciendo que tus dedos se enredaran un poco—

—¿Puedo pedirte algo?

—Sí mi amor

—Cerrá los ojos y dejá que tú imaginación vuele... —susurró a lo último—.

El ambiente está cargado de anticipación mientras se dejan llevar por la pasión desenfrenada. Chris comenzó a jugar con sus manos acariciando levemente tus pechos y probandolos. Mientras el aire está lleno de susurros sensuales y gemidos de placer, exploran cada rincón del cuerpo del otro. La habitación se convierte en un escenario de intimidad y éxtasis, donde sus deseos más profundos se hacen realidad.

Chris parecia que sabía muy bien cuáles eran mis partes más débiles, recorrió todo mi cuerpo con sus labios y sus suaves tactos hacían que se me erizara la piel, cuando menos lo pensé Chris estaba a dentro de mí tomando control de cada movimiento. Comenzó lento y suave porque él sabía que era mi primera vez.

—Dolerá al principio, pero ya te acostumbrarás. Solo disfruta del momento.

Mi espalda se encorvaba cada vez que sentía su delicado tacto. Este chico me lleva al cielo.
Cuando se dió cuenta que me iba acostumbrando, comenzó a tomar velocidad, pero también sus besos hacía que ahogara mis gemidos.

—No sabía que mi princesa era tan atrevida.
—susurró en mi oído mientras seguía dentro de mí—

—Chr-Chris...

—Mmmm... Nunca creí tenerte dentro de mí, mírame soy un desastre cuando se trata de tí cariño.

—Yo siempre he tenido esto en mente, pero nunca quise decírtelo porque pensaba que ibas a negarte.

—Nunca me negaría a darte placer cuando lo necesites mi amor. Y quiero confesarte algo... El otro día que te pusiste ese vestido, juro por Dios que lo hacíamos en el baño, tenía unas ganas inmensas de darte, pero me contuve.

—Mi objetivo se cumplió porque no por nada me gusta ponerme vestidos tan cortos y escotados. —se me escapó un leve gemido y solo lo seguí disfrutando—

—Mmm princesa hermosa, sos tan caliente y sexy. —Te agarró de las cadenas y te cambió de posición—.

Las cosas se volvían más intensas con Chris. Después de venirme con él se acostó encima de mí pechos y siguió probandolos como un niño que come su dulce favorito.

—Me volvés loco mi amor. —sus manos seguían acariciando tus pechos, pero sus labios se fueron directamente a tu cuello para dejar marcas— Ayy princesa todo lo que lográs hacer en mí es impresionante, te amo y seguiremos así toda la noche.

—Tambien te amo bebé.

Imagina | Christopher SturnioloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora