Dentro de un bosque oscuro, existía un rosedal. El rosedal no tenia dueño y en el lugar crecían unas rosas únicas en el mundo, eran Rosas negras. Bien , sabemos que las rosas tienen espinas,pero las de estas rosas eran muy especiales. El destino de quien se pinchaba con ellas era terrible :
Si la espina se clavaba en la piel pero no sangraba , la rosa acababa con la vida de ese ser.
Pero si la rosa se clavaba en la piel y la herida sangraba, La rosa transformaba a ese ser en su peor temor.
Ese rosedal tenia esta habilidad ya que protegía objetos mágicos dentro de el, dos espejos. Los espejos , a los ojos de cualquier humano , serian a simple vista unos espejos comunes y corrientes y es verdad, pero cuando humano se reflejaba en ellos , salían a la luz sus mágicos poderes.
El primero , reflejaba como era ese ser por dentro
El segundo, reflejaba como soñaba ser ese realmente
Ambos espejos no mentían nunca en lo que reflejaban , siempre reflejaban la verdad.
Muchos años antes del nacimiento del inventor del reloj, Un joven cazador merodeaba por el bosque en busca de algún animal descuidado.
El cazador , despues de horas buscando alguna presa , Llego a un lugar que estallaba de perfume y belleza, el rosedal. Hipnotizado por la belleza de aquel sitio, el cazador no pudo evitar pensar en entrar en el lugar , pero antes de que pudiera dar un paso dentro de el , El tallo de una rosa se estiro asta el. El cazador no pudo evitar cortarla. Apenas corto la flor , pudo sentir como el veneno de las espinas corría por su sangre causándole el peor de los dolores.
El joven sangro como nunca en su vida , a pesar de que la herida era tan pequeña que no se podía ver, Y tan pronto como una gota de su sangre toco el suelo , el se convirtió en una bestia horrenda.
La bestia tenia extremidades de distintos tipos de animales, alas de cuervo y un cuerpo esquelético cubierto de escamas negras. El monstruo tenia los ojos cocidos con un hilo rojo sangre y una boca enorme llena de filosos colmillos.
NADIE volvió a acercarse al bosque por miedo a la bestia, desconociendo la existencia de los espejos. Y así fue por mucho tiempo ...