Los Hyde...
— Es peor de lo que creía...— dijo Maya, mirando a un punto fijo. Lisa la miró asustada y luego miró a Samael y Adiel, que en respuesta se encogieron de hombros. — ¿Te estás cogiendo a unos tipos que tienen como, qué ¿cientos de años? ¿Qué te pasa? — volvió a hablar Maya, elevando un poco la voz.
Lisa la miró y dio un gran suspiro llevándose la mano al pecho. — No me hagas eso...
— ¿Qué? — preguntó Maya divertida con una sonrisa
— Me asustaste, estúpida.
— Yo no tengo la culpa de que te estés cogiendo a un demonio y un ángel... alto, ¿cuántos años tienen?
— Si, bueno... unos pares de cientos. Pero, si cuentas los años que pasamos como mortales, al menos en mi caso, — dijo mirando a Adiel— son como unos veinti largos... creo que casi treinta.
— En ambos casos está mal. — dijo mirando a Lisa
— Por qué te sorprende más que tengan cientos de años y no el hecho de que son un demonio y un ángel. — preguntó Lisa con el ceño fruncido.
— Porque me dijiste que ahora son mortales, lo divertido ya no lo tienen y sean lo que sean no cambia mi percepción sobre ellos, son buena onda.
— Bueno... cosas divertidas tienen...
— Elizabeth.
— Ya, ya...— rio— Y... ¿Ni siquiera vas a preguntar por qué están conmigo?
— Esperaba que me cuentes tú...
— Si... Bueno, am...
— La salvamos dos veces de que casi la-
— Samael...— lo regañó Lisa.
— ¿Qué? ¿No es lo que pasó?
— Resumido, me salvaron, más de una vez.... y fueron... momentos importantes.
— La chaqueta era de Samael, ¿verdad?
— Si... Adiel comenzó a seguirlo porque pensaba que algo malo iba a hacer, ya sabes... demonio. Se quedó para vigilarlo, pero...— dijo mirando a Adiel
— Pero, luego me di cuenta que es demasiado tonto como hacer algo malo. — dijo Adiel
— Ey. — se quejó Samael
— Solo bromeo...-- rio Adiel— Nunca harías algo malo...
— Eso...— dijo orgulloso Sam
— Eres muy tonto...
— ¡Ey!
— Bueno, eso sería... Me salvaron y me protegen.
— Genial... Ya quisiera tener yo unos así.
— No solo me protegen a mi...
— Quién habló de proteger...— Lisa rio y golpeó su hombro en forma de broma— ¿qué?
— Que estúpida eres...— sonrió Lisa
— Entonces... Ahora que están bien. ¿Ponen la mesa para el desayuno?
— Claro. — dijo Maya con una sonrisa, levantándose a buscar unas tazas y dirigiéndose hacia la mesa.
Se acercó Samael y Maya se sentó.
— Mira... ésta es su silla, — explicó Samael, sentado frente a Maya en una silla igual a las demás. De madera oscura, con apoyabrazos a sus lados. El asiento y el respaldo estaban recubiertos con una tela suave, de color marrón claro. Pero ésta tenía la particularidad de que su tela era roja. — se pone bastante...
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Desterrados
Teen FictionEn una noche llega Thomas Chichester hasta la mansión de la colina, su padre era uno de los tanto interesados en comprar la mansión donde Elizabeth vive. Thomas charla con ella acerca de las cartas sin respuesta de su padre y ella le dice que no es...