XXVI

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Desde la guerra, no había visto a la chica. Ellos habían estado comprometidos desde que eran niños, prácticamente. A sus familias les había importado mucho perpetuar sus apellidos y con eso, la sangre pura. Claro que después de la guerra y con el apellido Malfoy por los suelos, eso había acabado.

Astoria se encontraba tan pálida que Draco se asustó. Bien, la chica era pálida desde siempre, pero nada como esto. Tenía las manos atadas a la cama y Draco pudo ver que sus muñecas se encontraban rodeadas por moretones.

- ¿Astoria? -Preguntó de nuevo.

-Hola, querido. -Respondió la rubia y el corazón del rubio dio un vuelco. Nunca la había amado como pareja (y menos ahora, teniendo a Harry con él), sin embargo, la quería mucho como una hermana pequeña. Draco intentó sonreírle, pero no lo logró.

- ¿Por qué tú estás aquí? -Preguntó Draco, aunque realmente se preguntaba por qué no había visto el nombre de la chica en ningún documento sobre los desaparecidos. Los había revisado tan minuciosamente que por supuesto que su nombre habría llamado la atención.

-Blaise me raptó -Respondió Astoria, desviando la mirada del rubio. Aun así, pudo ver como los ojos de la chica retenían las lágrimas.

- ¿El hizo qué? -Preguntó el rubio de vuelta. Trataba de no estar sorprendido por lo que hacía Blaise, pero era cada día más difícil.

-Fue a la mansión y pidió hablar con mi madre. Ella fue con él y él la asesinó...-La voz de la rubia se quebró. - Daphne no estaba, así que no lo vio. Yo si la vi y en mi estupor él logró enviarme un desamius...

La mente del rubio se aclaró con entendimiento. Su madre le había dicho que el compromiso quedaba roto pues la señora Greengrass no consentiría que la menor de sus hijas se casara con un mortífago, pero lo había comunicado por medio de una carta y eso había sido una mala señal que el rubio ya no discutió. Los Greengrass y los Malfoy eran de las familias más antiguas que existían y, por ende, sus tradiciones y principios eran inquebrantables. Además, sus madres tenían una especie de cordial amistad y siempre que podían se reunían para tomar el té. Draco sabía que, si la señora Greengrass quería cancelar el compromiso, tenía la suficiente educación para comunicárselo a su madre frente a frente y no por medio de una carta.

-Tú madre no canceló nuestro compromiso, ¿cierto? -Preguntó el rubio luego de unos segundos.

-Claro que no... Además, yo quería casarme contigo. -La rubia suspiró y Draco la miró atento. - Pero después de la guerra tuve tiempo para reflexionar acerca de lo que yo quería y me di cuenta de que había varias cosas antes que casarme y tener hijos. Estaba en la búsqueda de mi propia felicidad cuando mi madre me dijo que tengo una maldición de sangre. - Finalizó amargamente. Draco no encontró palabras para decirle.

- ¿Qué quería Zabini contigo? -Preguntó en vez.

-Separar nuestro vínculo. Sabes que los arreglos de matrimonio entre familias sangrepura son normales y sabíamos que tarde o temprano iba a pasar. Cuando había familias que necesitaban que el arreglo fuera más serio que la simple palabra de los magos, realizaban un pequeño hechizo entre los que se iban a casar. Ese hechizo hace que "la pareja" sea incapaz de mirar con amor a otros y que, cuando cumplan 17 (o la edad que se haya decidido para el matrimonio) el hechizo finaliza.

-Pero eso es estúpido...-Interrumpió Draco. - Jamás nos hicieron algo así.

La chica asintió, estirando un poco su espalda.

-Le dije, pero no me creyó. Así que ahora estoy aquí, experimentó conmigo, pero cuando se dio cuenta que tengo una maldición de sangre y que tarde o temprano moriré, desistió.

Stay Close To Me. (Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora