~Primera parte~

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Ya eran las siete y cuarenta de l mañana, precisamente ese día no sonó mi alarma, por suerte ya me había acostumbrado a levantarme aproximadamente a la misma hora. Al girarme para ver la hora me sobresalté. Yo era un chico huérfano que nunca tuvo mucho dinero, el día anterior también había llegado tarde y no me quedaba apenas dinero por lo que ese día tenia que llegar a tiempo si no quería morir de hambre. Mi casa siempre estaba sucia y desordenada porque como pasaba todo el día en el trabajo no podía pararme a limpiar. Las paredes estaban agrietadas y había polvo y telarañas por todas partes, en mi pequeño escritorio tenía tirados una pila de libros y en vez de manta dormía en un saco de dormir, tenía una casa diminuta que aun no sé como conseguí. El mes pasado cumplí los quince pero desde los once no recordaba nada. Me puse mi uniforme de trabajo que era la única ropa que tenía. Bueno... eso y una sudadera rota que estaba tirada en el suelo al lado de una lata de monster vacía. Pero en el suelo no solo estaban el polvo , mis libros y mi sudadera junto a la lata de monster, no, también estaban espachurrados contra el suelo mis sueños de la infancia. Desde muy pequeño, siempre quise ser un escritor y dibujante famoso como "Ogeretsu Tanaka" o "Kentaro Yabuki", pero la vida no me sonreía desde entonces ¿o puede que nunca me hubiese sonreído? Bueno... eso ya no importa, lo único que m importaba en ese momento era llegar al trabajo a tiempo y ganar un sueldo con el que pudiese comprarme algo de comer. Salí de casa sin desayunar, no sé si por las prisas o porque no me quedaba comida en casa. Nada más salir de casa choqué contra el cubo de basura de mi comunidad de vecinos del edificio. Caí al suelo y me golpeé con una botella d cristal.
N: Como odio mi vida.
Dije mientras trataba de incorporarme, en el intento me noté la frente muy fría y algo dolorida así que me la toqué con la mano y al ver de nuevo mi mano, estaba manchada de un líquido rojo brillante.
N: ¡¡Mierda!!
Refunfuñé y maldije mientras cogía mi maletín. Por suerte, la vida me solía gastar este tipo de bromas por lo que ya estaba preparado para aquello. De mi maletín saqué un pequeño espejo
N: por lo menos no es nada grave.
Dije estas palabras mientras admiraba de lado a lado la pequeña raja que se hallaba atravesando mi frente. Saqué mi mini botiquín de primeros auxilios y me puse una venda, ya sabía un poco de medicina porque mi segundo plan de vida era ser médico.
Mierda, había perdido demasiado tiempo con la herida, no me quedaba tiempo apenas y la herida me había empezado a escocer. Seguí corriendo tan rápido como pude hasta que ya no pude más. Me paré en una señal de stop oxidada y me apoyé con cuidado, nada mas apoyar el brazo la herida me empezó a arder, traté de aireármela un poco agitando la cabeza pero lo único que conseguí fue casi darme contra la señal en la cara. El ardor no se iba y la herida empezó a palpitarme bajo las vendas, ya me empezaba a doler enserio. Traté de recolocarme las vendas pero fue en vano. Seguía teniendo que llegar al trabajo así que me animé pensando que al llegar le podría pedir una baja porque estaba enfermo. Reuní las fuerzas que me quedaban y corrí hasta la estación de tren. Por lo menos al tren había llegado a tiempo.
Los vagones eran azules con asientos blancos, entré rápidamente porque estaban a punto de cerrar las puertas, y me fijé en que estaba totalmente vacío, ahora que me fijaba tampoco ví a nadie durante todo el camino.
N:"estarán de vacaciones"
Suspire
N:"Ojalá que yo también lo estuviese"
Me estire y luego me recosté en uno de esos blanquísimos y comodísimos asientos.
El viaje fue tranquilo; los árboles pasaban por mi ventana y hacia un día precioso. Cuando ya casi había cerrado los ojos, me fijé en que se habían pasado mi parada.
N: ¿Hola? Se han pasado mi parada.
Presioné varias veces el botón de stop, pero al ver que no me funcionaba decidí ir a la sala de los maquinistas. El tren tenía las luces semifundidas y en los vagones finales no se veía apenas nada. Fue difícil llegar al vagón pero antes de llegar decidí que iba a mostrar mi indignación cerrando los ojos y hablando alto y alterado.

Entré al lugar sin mirarlo siquiera.
N: Disculpen, pero se han pasado mi parada y no puedo consentir eso, porque ahora llegaré tarde al trabajo. Lo siento mucho Pero me temo que os tendré que poner una denuncia.
Al no contemplar una respuesta por parte de los maquinistas decidí abrir los ojos.
Todo había sido un malentendido; un maquinista no estaba (habría ido baño) y el otro se había quedado dormido apoyando la cabeza en los mandos.
Traté de despertarle agitándolo lentamente pero acabó calléndose al suelo. Cuando me iba a agachar para ayudarlo me di cuenta de que sentía una enorme curiosidad por ver sus rasgos faciales. Y me dispuse a levantarlo de aquel frío suelo. El hombre pesaba entre 60 y 80 kg y no me pude resistir a mirarle la cara.
En el momento en el que lo sujete por los hombros, y lo miré a la cara palidecí; tenía una expresión de horror inexplicable, pero eso no era nada comparado con el corte producido por un hacha que le atravesaba la cara. Solté el cadáver y me aparté lo más rápido que pude agitando las manos para librarme de la sangre que escurría por ellas manchando mi camiseta azul. Miré hacia la derecha y me di cuenta de que el otro maquinista no es que hubiese ido al baño o algo parecido... Desde su asiento hasta el pasillo había in rastro de sangre y drbajo de su asiento un zapato ensangrentado ¿Cómo es que no me había dado cuenta hasta entonces? No importaba, necesitaba salir de allí cuanto antes.
Retrocedí unos pasos hasta que me puse a pensar sobre lo que acababa de ver.
Porque si había sucedido un asesinato significaba que no estaba solo. Definitivamente no estaba solo, sentí dos ojos mirándome fijamente desde la oscuridad del vagón. Me giré en in intento de escapar pero lo único que me dio tiempo a hacer fue a ver la cara de mi asesina y un enorme hacha de filo negro que portaba con fuerza. Me golpeó con la parte final del hacha y me desencajó la mandíbula de un golpe limpio, un reguero de sangre empezó a fluid de mi Boca. Caí al suelo aún consciente y mi agresora levantó el hacha por encima de la cabeza. Miré por encima del hombro en el mismo momento que ella bajaba el arma hacia mi espalda. Mis gritos de dolor resonaron por todo aquel tren vacío...¿vacío? no, vacío no estaba. Tan solo estaba demasiado ciego como para ver la montaña de cadáveres que extrañamente no habían sido asesinados por un hacha.
Seguí gritando de dolor, aumentando la intensidad a medida que me undía el arma en la piel; una y otra vez, destrozando y machacando mi pobre columna vertebral. El vagón había pasado de ser blanco a ser de un color rojo intenso. Entre todos los gritos conseguí articular una frase:
N: PORQUE HACES ESTO?!
¿: PORQUE TÚ MATASTE A MI FAMILIA!!
Estas palabras las acompañó con otro hachazo en la espalda.
¿que? eso era imposible, yo no pude haber matado a si familia, YO ERA NOAH, EL CHICO HUÉRFANO POBRE, NO UN ASESINO... o a lo mejor si que lo era... NO, no lo era. Iba a replicarle pero no serviría de nada. Traté de escapar de aquella masacre arrastrándome con la mano pero de un golpe rápido y violento me dejó la mano clavada al suelo. Empecé a ver rojo a causa de la pérdida de sangre. No me podía mover, decidí que lo mejor sería cerrar los ojos y dejar que todo pasase ya que el tiempo se me acababa y la sangre también. Lo hice, cerré los ojos para siempre. Definitivamente ese tenía que ser mi final, game over, otra partida perdida. Pero... Y si...? ...no lo fuese...

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Hola a todos, a todas y a todes, yo soy Haruka Kun y soy una chica de 13 años, ya sé que lo que escribo es muy fuerte para mi edad pero es así como yo veo el mundo. Bueno, espero que os haya gustado la primera parte de este cortito libro ;). Recuerda que si te ha gustado sería un honor para mí que me siguieses en mi instagram  y me daría un ataque al corazón si lo votases. De nuevo muchas gracias por leer y espero que os haya gustado.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2023 ⏰

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