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MinHo se quedó mirando a JiSung con la boca abierta mientras este hacía corazones con el dedo índice y pulgar en su pecho. Tomó su mano y la llevó a sus labios para besarla cariñosamente, luego lo miró con ternura y entrelazó sus dedos.

—¿Me amas? — susurró.

JiSung se mordió el labio nerviosamente y asintió con la cabeza. MinHo sonrió, conmovido por su timidez.

—Yo... —el mayor tragó saliva — no sé si te amo. Ni siquiera sé qué se siente amar.

La cara del peliazul se transformó en una expresión de confusión, y cuando trató de alejar su mano de la de MinHo, este la agarró con fuerza y la dirigió hacia su corazón.

—No—dijo MinHo, sus ojos suplicándole que se quedara—. No te vayas. Quédate conmigo.

—Creí que me amabas —lo miró con desilusión brillando en sus ojos cafés.

—Lo lamento—musitó—. Por favor, no me dejes.

—Estaba seguro de que me amabas.

—¿Por qué?

—Por la forma en que me mirabas, por la forma en que te comportabas conmigo—frunció el ceño—. No debí habértelo dicho.

—¿Cómo te miro? —preguntó con curiosidad.

—Oh, ya sabes—sonrió JiSung sonrojándose—: me miras de una forma tan linda. Como si fuera el centro del universo. Tus ojos se iluminan 89 vez que me miras y no sé, me haces sentir especial.

Para su sorpresa, esta vez fue MinHo quien se sonrojó.

—No creí que fuera tan obvio. Perdona, es que se me hace imposible mirarte de otra forma. No cuando tengo frente a mis ojos lo que más quiero.

—¿Ves?—dijo JiSung enojado. Iba a golpear su hombro, pero MinHo atrapó su mano antes de que lo hiciera—. Tonto, estúpido. Deja de confundirme. Con esas palabras haces que piense cosas erróneas.

—Solo te estoy diciendo la verdad. A veces pienso que...

—No quiero saber qué es lo que piensas. Quiero saber qué es lo que sientes.

—No puedo. Se me hace difícil poder expresarme.

—Inténtalo, por favor —los ojos del menor le suplicaban que lo hiciera, y MinHo se maldijo al darse cuenta de lo vulnerable que era con él—. Dime qué es lo que sientes cada vez que te abrazo.

—Se siente... —MinHo se relamió los labios y recordó la sensación de paz que lo invadía cada vez que JiSung lo abrazaba. Sonrió. Tan solo pensar en la calidez de sus brazos le provocaba una sonrisa de idiota—. Bien. Más que bien. Cada vez que te abrazo, es como si estuviera en el paraíso. Es algo que solo siento contigo.

—¿Y te gusta?

—Sí, me gusta y mucho.

JiSung sonrió. Luego, para su sorpresa, se colocó a horcajadas sobre su abdomen y comenzó a masajearle el pecho. Desde esa posición, tenía una bonita vista del cuerpo delgado del peliazul. Cuando intentó tocarlo, él no se lo permitió.

—Ah, no. Ahora no es el momento para las caricias.

MinHo abrió la boca para protestar, pero en lugar de eso, un suspiro de placer se escapó de sus labios cuando las manos de JiSung comenzaron a acariciar sus pezones por encima de la camisa, haciéndolo estremecer. A JiSung le gustó saber el efecto que tenía con sus caricias.

—¿Así que yo no te puedo tocar, pero tú sí? — arqueó una ceja.

—Sí—sonrió JiSung—, dime cómo te sientes cuando te toco.

—Mmh—cerró los ojos y gimió suavemente cuando JiSung deshizo el nudo de su corbata y se la quitó. Luego, desabrochó todos los botones de la camisa y la abrió. El menor sintió cómo su erección se empezaba a endurecer—, se siente fantástico. Tus manos se sienten como fuego sobre mi piel. Me encanta. Me gusta que me toques, Sung.

—Y a mí me gusta tocarte.

MinHo abrió los ojos y se encontró con la mirada de JiSung. Quiso tocarlo, abrazarlo y expresarle cuánto significaba para él, demostrarle lo que realmente sentía. Cuánto lo quería.

JiSung se inclinó peligrosamente cerca de sus labios. El corazón de MinHo comenzó a palpitar más rápido. Besó suavemente la comisura de sus labios.

—¿Y cuándo te beso? —preguntó JiSung, repartiendo pequeños besos en sus mejillas, nariz y frente. Lo besaba en todas partes, excepto en la boca—. ¿Cómo te sientes?

—Me siento vulnerable —admitió—. Cuando me besas, mi corazón late cada vez más rápido, y siento que si no te beso, enloqueceré. Tus besos son como el oxígeno que necesito cada día para vivir —extendió la mano y trazó con el pulgar el contorno de su carnoso labio inferior—. Es increíble el efecto que tienes sobre mí. Lo que siento por ti me asusta.

Entonces, JiSung lo besó. Con una mano, MinHo lo tomó de la nuca para acercarlo más a él, mientras que con la otra acariciaba su cintura. Sus labios se movían con desesperación sobre los del peliazul. Todo en él lo volvía loco.

Cuando se separaron del beso, JiSung lo miró a los ojos. La felicidad se reflejaba en ellos.

—Sí, me amas — murmuró JiSung.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque todo lo que me acabas de decir es exactamente lo mismo que yo siento por ti — MinHo no dijo nada. Tomó la cabeza de JiSung con ambas manos y lo besó una vez más. Luego lo abrazó con todas sus fuerzas.

—Te amo, Han JiSung.

—Y yo a ti, Lee MinHo —susurró JiSung sobre su hombro. Luego soltó una risita tonta—, y mucho.

 Luego soltó una risita tonta—, y mucho

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¿Qué tal, que les pareció el final?

Falta el epílogo, chiquis. ♡

❝El Stripper❞  ➳『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora