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Autora pov:

Moa había llegado tarde a la escuela, tenía en los bolsillos unos  ¥45.000 gracias a que había vendido una radio, unos cuantos celulares, relojes y collares robados gracias a que, la noche anterior, había entrado a una casa vacía gracias a sus continuos rodeos por el vecindario. Usaría esa parte del dinero en comprar más heroína a su distribuidor favorito, ya no le quedaba más y estaba entrando en desesperación; lo que sobraba lo usaría para comprar comida, pagar las cuentas y los servicios.

-Necesito una dosis, maldición- Moa suspiró y se mordió el labio inferior, sin prestar demasiada atención a la clase, sudaba y movía las piernas con nerviosismo. Se pasaba las manos por los brazos llenos de moratones y marcas de agujas, llevaba cinco días sin inyectarse y se sentía muy mal.

Salió de clases rápidamente, pensando en escaparse para comprar más heroína y después volver como si nada, cuando de repente chocó con alguien y cayó de cara al piso y varios de los billetes que tenía en el bolsillo salieron volando.

-Por dios Kikuchi, fíjate por donde vas, mis zapatillas son nuevas y no quiero que una yonki como tú me los ensucie- las risas siguieron a ese comentario, esa voz... Como la odiaba, a ella, su asqueroso aroma y al grupo que la respaldaba siempre.

-No me molestes Nakamoto- dijo Moa apretando los dientes y empezando a juntar los billetes que habían quedado desparramados por el piso, algunos alumnos miraban la escena.

-¿Por qué?- más risas, Suzuka se agachó a su altura, agarró varios billetes y los estrujó -¿Tan necesitada estás de droga que le robas a gente inocente?-

-¿Y tu familia que hace?- le arrancó los billetes de las manos -Mata y roba, no me vengas a mí con tu moral porque no me la trago-

Lo siguiente que sintió fue una mano agarrarla del cuello con fuerza y estamparla contra la pared.

-Así que a la gatita le gusta hablar de más- le dio un puñetazo en el estómago, pero Moa no pudo gritar porque los dedos de la joven Nakamoto le apretaban con tanta fuerza que apenas y podía respirar -Y mira que he sido buena y tolerante contigo-

Moa intentaba soltarse y defenderse, pero aquella Alfa asquerosa tenía demasiada fuerza.

-Que delicioso aroma tienes- Suzuka pegó su nariz a su cuello, justo donde el pulso se sentía -Miel, justo lo que más me gusta- y lamió la zona hasta llegar a la mandíbula de Moa -Encajarías muy bien en mi manada, una ladrona y drogadicta, supongo que hasta serás una sumisa- la soltó y, cuando caía al suelo le dio esta vez una patada justo en la boca del estómago, cortando su respiración.

Las risas de su séquito inundaron el pasillo, le revisaron los bolsillos y sacaron el dinero que llevaba encima.

-Si piensas en lo que te conviene, no me provoques más- Suzuka sonrió y le palmeó la mejilla -Una omega tan desastrosa y habladora deberá ser corregida algún día, así tal vez aprendas el tipo de lugar en el que te corresponde estar- le tiró una tarjeta y le guiñó el ojo.

Moa se quedó donde estaba, temblando de rabia y frustración, le habían dejado los bolsillos pelados y pasaría un día más sin consumir... Definitivamente no iba a volver a casa hoy, su padre le iba a dar una paliza por volver a casa sin un yen, lo único que le quedaba era pasar la noche en la calle.


Suzuka pov:

Nos repartimos el dinero entre todas, Saya, Riho y Momoko se desternillaban de risa.

-A esa omega sucia algún día la voy a abarcar en el baño- Saya se relamió -Aunque no sea de mi tipo, su asquerosidad me repugna-

-¿Hablabas en serio cuando dijiste que encajaría en NUESTRA MANADA?- Momoko tenía cara de asco.

Feromonas y heroína (TEMPORADA UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora