POV. Narrador
En una ciudad de este enorme mundo que llamamos tierra vivió nuestro protagonista, el cual con tan solo 4 años lo tenía todo, era hijo de dos padres que lo amaron con el corazón, estos padres eran dueños de una empresa de gran poder, en una noche oscura en la que los padres decidieron salir de la ciudad a altas horas de la madrugada agitados, el padre conducía mientras que la madre veía a su pequeño con cierta preocupación.
Pocas horas después, en medio de una calle que lleva a la ruta estatal, se encuentra un auto, el cual fue destruido por una colisión, de las tres perdonas que allí iban solo un pequeño estaba vivo apenas, mientras que el causante de esto se dio a la fuga de las autoridades, el pequeño sobrevivió gracias a su madre que lo abrazo con el fin de absorber el impacto.
A causa de esto, el pequeño fue criado por una secretaria de sus padres, a pesar de tener familia, esta secretaria era la madrina del niño y a su vez era quien legalmente podía tener la custodia del pequeño gracias a los papeles que firmaron ella y los padres de aquel niño, siendo así, él se crio como un chico de bien, aunque, era infeliz.
Él creció creyendo que la muerte de sus padres fue por su culpa, esto causo en él una seria carga emocional, que a su vez, ocasionó en él una incomprensible necesidad de ser el mejor, ya que, creía que se lo debía a sus padres.
Por lo que, a sus 8 años él era aplicado y estudioso, su tutora preocupada por su bien y su futuro lo trato con todo el amor de una madre y le educo en todo lo que considero que él necesitaría como heredero de la empresa de sus padres, la cual, era administrada por su tío un hombre "cuestionable".
Aún, teniendo alguien que cuidara de él, buenas notas, un hogar en dos años que pasaron no lograba sonreír por el trauma del accidente, eso siguió así, sin importar cuanto su tutora se esforzará, pero, todo cambiaria una tarde lluviosa en la que el pequeño al salir de una de sus clases extras acompañado de su tutora quien lo inscribió para que él tuviera algo que hacer por recomendación de los doctores.
Dado que, la lluvia era fuerte, no se veía mucha gente alrededor más que alguna que otra persona al azar, esto ocasiono que el chico caminara tranquilo bajo el reparo que le ofrecía el paraguas, al pasar por un callejón este encuentra a una pequeña la cual se veía andrajosa, su mirada perdida en la nada con la lluvia bañándola.
Al ver esto, el chico noto en su mirada una tristeza que era mayor a la que él veía en su propia mirada cada mañana en el espejo y como hipnotizado por ello camina hacia el callejón ignorando las palabras de su tutora, él llega asta la niña y la cubre con su paraguas, la pequeña no reacciona en lo más mínimo, aun así él sigue y esta vez le ofrece su mano acompañada de las palabras más tranquilizadoras que la pequeña allá escuchado en un tiempo.
— Qué ojos más bellos, es una pena que estén empañados por tanta tristeza ... — Dijo el niño esperando a que sus palabras tuvieran algún efecto en la niña, aunque fue por un segundo algo en la vista de ella, cambio por lo que él decidió seguir.
— Soy Thomas, he perdido a personas que ame y creo que tú también... pero alguien cuido de mí y esto me hizo ver que soy afortunado— con cada palabra, la mirada de la chica empezó a cobrar cierta nitidez como si estuviera regresando en sí misma.
— Sé que no tiene sentido lo que dire, pero, algo en mí, me pide a gritos que te ayude... ven conmigo, no remanplaré a esas personas que amaste, pero si puedo ayudarte a que estés mejor para que ellos estén en paz al saber que tú ya no estarás sola— estas palabras fueron todo lo que se necesitaba para que la pequeña tomara la mano del niño dando así inicio a una relación de apoyo mutuo entre estos dos.