Capítulo 311

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Mi búsqueda de billetes ha sido un completo fracaso. No he conseguido ningún vuelo para hoy mismo. Desesperado me bajo del taxi y me acerco desesperanzado con mis maletas para poder comprar uno en el aeropuerto. La chica que me encuentro del otro lado de la mesa y frente al ordenador parece ser mi ángel de la guarda, porque consigue un último billete en el avión que sale en solo una hora a Madrid.

+ Gracias.

Repito por al menos quinta vez, alejándome para dirigirme a facturación. Estoy con el tiempo tan encima que apenas hay una pareja antes que yo.  Aviso a José de mi regreso, y sin más tiempo que perder apago el móvil abrochando mi cinturón de seguridad una vez sentado en el avión.

Estoy nervioso, enfadado y aterrado. Si a Malú le pasa algo, me muero, pero a pesar de todos estos sentimientos, el cansancio me gana la batalla, y caigo rendido al poco tiempo de despegar.

Despierto deseando encontrarme en una pesadilla, pero no, la angustia que invade mi cuerpo me recuerda que el motivo de mi abrupto regreso a casa es el accidente de Malú.

Con prisa salgo de Barajas y voy directo al hospital. He llamado a José al pisar suelo español, pero no ha habido respuesta, lo que me pone más nervioso de lo que ya estoy.

+ Pepi.

A la primera que veo es a su madre. Tiene los ojos rojos de llorar y unas enormes ojeras que delatan su presencia constante en este hospital desde el ingreso de su hija.

P: Mateo.

Me abraza con fuerza, rompiéndose en mi hombro.

+ ¿Cómo está?

Pregunto con el miedo en el cuerpo. Se separa de mí para mirarme a los ojos.

P: ¿Es qué no lo sabes?

+ ¿El qué?

J: Todo esto es por tu culpa.

José aparece desde atrás, golpeándome la cara furioso.

P: ¡José!

Pepi grita horrorizada. Separándole con fuerza.

J: Es tu culpa, ¡cabrón!

Busca descargar toda su rabia conmigo. Si Pepi no estuviera aquí me llenaría de hostias.

J: Sebastián mató a mi hermana por estar contigo, capullo, y tú lo sabías.

Me grita.

J: ¡Tu sabías de lo que era capaz ese mal nacido! ¡Él te advirtió que no te quería junto a ella!

+ ¿Cómo que Sebastian mató a Malú?

Me quedo únicamente en aquellas palabras. El tiempo parece ralentizarse y el dolor en la cara no se acerca ni ínfimamente al que siento en el pecho. Como si me estuviesen arrancando el corazón sin anestesia.

P: ¡Malú no está muerta!

Pepi riñe a su hijo con una severidad impropia de ella.

J: ¡Como si lo estuviera!

Espeta lleno de rabia y dolor.

+ ¿Qué está pasando?

Pregunto con un hilo de voz.

J: Los médicos dijeron que Malú no va a volver a despertarse.

Me informa culpándome con el tono y la mirada.

J: Por tu culpa mi hermana va a pasar el resto de su vida postrada en esa habitación de este maldito hospital.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora