𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟔

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"Agatha se encontraba arrodillada en aquel espacio negruzco, algunos rastros de lágrimas se podían notar en el rostro trigueño, el corazón dolía y aún leves espasmos se percibían en aquel cuerpo delgado.

Tenía rato en aquella posición, con la mirada perdida, la mente en blanco y el molesto pidió en sus oídos que ya le estaba aturdiendo. No sabia donde estaba, solo una estancia oscura y silenciosa que le recordaba cuán perdida se encontraba en esos momentos, seguía navegando en sus pensamientos cuando de soslayo noto la presencia de alguien aproximándose, su cuerpo se movió por mero reflejo haciendo que los fanales marrones se encontraran de frente con aquel chico que había sido el ladronzuelo de su primer beso. Ladeo la cabeza con confusión, sentía que todo ocurría en un segundo plano donde ella no tenía control propio de su organismo. El contrario le tendió la mano, aquella palma áspera que más de una vez le acarició las mejillas antes de probar sus labios, la joven se le quedó mirando, analizando cada surco que le atravesaba y al final giró su rostro hacia un costado mostrando su rotundo rechazo.

—¡Atha!

Escuchó el llamado que hizo eco en la estancia silenciosa, y sus ojos apenas se levantaron un poco para encontrarse con una chica de su misma estatura que corriendo se aproximaba donde ellos se encontraban. Agatha sintió un nudo en el estómago que le provocó náuseas, con dificultad y sintiéndose dueña de su cuerpo otra vez se levantó apartando con brusquedad aquella mano del chico que trataba de tomarla del hombro, la otra chica llegó a su encuentro, tenía una de sus extremidades superiores cerca del labio junto a una expresión de tristeza y arrepentimiento que no provocaron nada en la delfiense.

La castaña tenía el ceño fruncido, tenia palabras atoradas en la garganta que estuvo apunto de expresar si no hubiera sido interrumpida por pequeños halos plateados que se fueron extendiendo por el piso bañado de negro, fue instintivo voltear y que sus ojos se iluminaran ante aquella presencia que se había quedado parada en el umbral de la luz.

—¡Agatha!

—¡Tenemos que hablar! ¡Por favor!

—¡Espera!

Ambos desconocidos imploraron arrodillados y con los brazos extendidos viendo con súplica como la castaña echó a correr hasta lanzarse a los brazos abiertos de aquel joven que le había cautivado esa vez en el Varvakeios Agora, vieron como fueron ignorados, olvidados y consumidos por la oscuridad de un pasado que creo heridas dolorosas en aquella dulce chica de tez trigueña.

Agatha escondió su rostro en el espacio que quedaba entre el cuello y la clavícula del ateniense, lo abrazó con fuerza mientras se aferraba a sus ropas con tristeza, hipo y sollozó con fuerza cuando sintió los fuertes brazos que le rodearon por la espalda estrechándola con melancolía contra ese cuerpo del cual bien conocía su calor.

—Perdón. Perdón. Perdóname por favor— Murmuraba con desespero Egan mientras escondía su rostro de aquella mirada cristalizada de la mayor.— Por favor amor, no quiero esto. ¡No lo quiero! ¡Perdón!

La chica miró entre las lágrimas que se desbordaba de sus ojos las lamentable súplicas de quien horas atrás había sido su pareja, gotas cristalinas se deslizaron por su rostro al momento en que recorrió con su mano temblorosa las mejillas del ateniense y le tomaba suavemente del mentón logrando que le mirase. Descubrió un rostro besado por el sol de Grecia junto a una expresión de dolor y arrepentimiento que le hizo doler el corazón, lo percibió como se fuera un tipo de dolor doble y lo confirmo al momento en que Egan le tomó de la mano y la apretaba contra su pecho; justamente donde se encontraba el corazón.

—Duele... Duele mucho Atha— Dijo con una voz estrangulada que hizo sollozar a la más baja.— Soy estúpido, mucho y me duele lo que te hice. Perdón, en serio perdóname linda.

—A mi también me duele, Egan— Respondió la femenina mientras observaba con el ceño fruncido aquellos ojos avellanos. ¿Por qué así? ¿Que escondes en realidad?— Interrogó, los orbes marrones se inundaron de lágrimas, tenía un dolor en el pecho igual a como si le faltara el corazón.— Quiero volver. Intentarlo de nuevo, Egan...

Con dificultad dijo aquella oración, esa que se había muy bien guardado en su ser y que se prometió seguir ocultando en medio de este raro sueño, sin embargo, no pudo. Tampoco obtuvo respuestas concretas, solamente aquella expresión de dolor y arrepentimiento que el chico de cabellos cafés la brindaba en silencio mientras una lágrima le corría por mejilla.

—Perdón, Atha. Enserio que perdón.

Y eso fue lo último que escuchó, un suave susurro.
Las ojos marrones de la joven se abrieron con miedo cuando el tacto de Egan fue desapareciendo, la calidez de aquel cuerpo bien conocido se alejaba y todo el ser de lindo ojos avellanos iba desapareciendo en finas partículas, con desespero la castaña trato de tomar algunas, pero estas se escaparon pasando a formar parte del inmenso cosmos que era partícipe de aquel encuentro entre ambas almas en el sagrado Oráculo"

ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora