crema de estrellas ⭑ guapoduo

VII. temblar

temblar [temˈblaɾ]
verbo, de temblar

1. moverse alternativamente en direcciones opuestas de manera rápida y generalmente involuntaria, con sacudidas breves y frecuentes.

2. miedo, temor.

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El abrumador sabor de la sal hizo que vomitara mientras luchaba contra las olas que rompían sobre su cabeza, hundiéndolo una vez más.

A pesar de la quemadura, Roier mantuvo los ojos abiertos, buscando frenéticamente la luz del faro que llegaba a la superficie. Se le estaba acabando el oxígeno, nada más que agua llenaba sus pulmones mientras su pecho se contraía y su boca se abría de golpe por sí sola.

Estuvo mucho tiempo perdido en las profundidades antes de que la luz iluminara el mar nuevamente.

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Roier se despertó con un zumbido incesante en su oído. Gimiendo, levantó la cabeza de la almohada y cogió su teléfono de la mesita de noche, parpadeando contra la dura luz artificial de la pantalla.

"¿Hola?"

"Te recogeré en diez", le informó la voz de Luzu.

Ni siquiera logró emitir un gruñido antes de que la línea se muriera contra su oreja. Dejó caer el teléfono sobre la almohada y saltó de la cama. Tuvo que parpadear un par de veces antes de que los puntos negros desaparecieran de su visión y se mantuvo firme.

Roier nunca había sido un fanático de las mañanas en primer lugar, pero ser sacado de la cama por un tosco hombre lobo que casualmente era parte de la manada a la que desde ahora pertenecía era un nuevo punto bajo, incluso para él.

Recogió un par de jeans del suelo y sacó un par de boxers del cajón abierto de su cómoda. Bostezando hasta que se le sonó la mandíbula, entró tambaleándose en el pequeño baño dentro de su habitación que había sido la razón por la que la había reclamado como propia cuando se mudaron a la casa.

Un quejido bajo se escapó de Roier cuando el agua de la ducha golpeó su cuerpo. La herida en su hombro se había cerrado por completo, no era más que piel suave y rosada. Masajeó el lugar mientras se enjuagaba el cabello con el otro.

Todavía le parecía tan surrealista todo lo que había sucedido esa noche en el bosque. Roier aún no estaba seguro de lo que significaba todo esto. Aunque sabía que todo estaría bien. Clavó las uñas en el lugar donde lo habían mordido y sumergió su cabeza completamente bajo el agua. Había recibido un regalo único. Él estaría bien.

Para cuando salió del baño, con una toalla sobre sus hombros mientras intentaba meter sus piernas todavía húmedas en sus jeans, su teléfono estaba sonando de nuevo.

"Vas a llegar tarde."

"¡Mierda!" Sorprendido por la inesperada presencia en su habitación, el pie de Roier se enredó en la cintura de sus jeans, su equilibrio se desequilibró y así cayó al suelo. Haciendo una mueca cuando sus rodillas golpearon el suelo con fuerza, miró a Cellbit. El chico de mechón rubio estaba apoyado contra el marco de la puerta de la habitación de Roier, su boca se torcía con una risa contenida mientras caminaba hacia donde estaba el más bajo.

Cellbit estaba vestido con pantalones de vestir granate y una camisa blanca impecable debajo de una chaqueta del mismo color de sus pantalones, con los primeros botones desabrochados. Un uniforme escolar. Cierto, ellos iban a una escuela privada.