CAPÍTULO XVIII. GRAN CELEBRACIÓN

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Faltaba poco para el bautizo de los trillizos, sí, estos niños se parecen mucho y donde está uno, están los tres, no sé cómo harían para separarse, aunque cada una quería volver a sus asuntos, no sabían exactamente como hacer, sin embargo, ya habían acondicionado habitaciones para los bebés. Jisoo y yo hicimos lo propio en cada uno de nuestros apartamento, yo tenía la esperanza que Jennie me permitiera llevar a mis bebés, sabía que con Rosé no había problema.

- Y ¿cómo la vez? – me decía Jisoo en su apartamento mostrándome la habitación de Santiago. Le había dicho a la decoradora todo lo que quería y era un sueño, paredes verdes, una cuna en forma de carro, luces, pantallas, sonido, cámaras.

- ¡Guao! – dije – te esmeraste, sino fuera por la cuna, diría que es una habitación para adolescentes.

- ¿Crees que a Chae le guste?

- Por supuesto – dije sin pensar, pero la note pensativa y tal vez triste ¿Qué pasa Jichu?

- Ya no estaré con Rosé tanto tiempo, ella irá a su casa y bueno... - pude ver sus ojos llorosos – ya no los tendré conmigo.

- Jichu – dije abrazándola – quiero que entiendas algo, después de la muerte de Suzy y como vi a mi amiga, no creí que volvería a ser feliz que volvería si quiera a ver su hermosa sonrisa – ella me miraba aun con lágrimas – pero entonces llegó una hermosa pelinegra y comenzó a cambiar su mirada y no sabes lo feliz que me hizo saber que por fin estaban juntas. Rosé es especial y sé que ella te quiere, que digo, se que Rosie te ama, tiene un brillo nuevo en sus ojos cada vez que está contigo, solo quiere ser cautelosa – ella me sonrió – sé que la amas, la adoras, me consta, por eso te pido que les des tiempo, no estoy en la cabeza de Rosé – dije con una pequeña sonrisa – pero ella te puede sorprender de buena manera.

- La amo y lo único que sé es que quiero estar con ella y con Santi y todos los hijos que ella quiera por el resto de mi vida – me dijo limpiando sus lágrimas.

- Jisoo, cuida a mi amiga, porque aunque no entiendas nuestra relación, yo la amo y si la haces pasar un mal rato, te juro por Dios que te asesino. – ella sonrió y asintió.

Rosé y Jisoo estaban hechas la una para la otra, era tan diferente su interacción a como fue con Suzy, eso me alegraba realmente, sentía nada más que felicidad por ambas. Por mi parte me limitaba a ver de lejos a Jennie con mis bebés ¿Dolía? Sí, mucho, pero no podía presionar a nada.

Un día antes del bautizo fuimos a ver como estaba todos. Rosé y Jennie se habían encargado de todo, el lugar seleccionado era una parte del Central Parck. Todo iba bien. Asistirían alrededor de 100 personas, Jisoo y yo pensamos que eran muchos, pero Jennie y rosé más bien tuvieron que acortar la lista.

El día del evento todo se veía hermoso, las carpas que había fueron decoradas con flores y luces blancas, rosadas, amarillas, azules y verde. Las mesas estaban combinadas con colores pasteles, todo lujoso, porque claro, tanto los padres de Rosé como los de Suzy y el padre de Jennie querían botar la casa por la ventana. Jisoo y yo fuimos las encargadas del entretenimiento tanto para los niños como para los adultos.

- Estás hermosuras ya están listas – le dije a Jennie – te esperamos afuera – Jennie aún se estaba arreglando. Jisoo salió con Santiago arreglado también y Rosé se estaba terminando de preparar.

- ¡Guao! – dije sin pensar cuando Jennie salió con un traje blanco de dos piezas que resaltaba su espléndido cuerpo – lo siento – dije apartando la mirada Jisoo se rio pero dejó de hacerlo al ver a Rosie.

- Roseanne – se calló y yo me reí – te ves muy hermosa.

- Gracias – dijo Rosie con una sonrisa – te ves hermosa Jen

¡Queridas, intercambiamos a los niños! Jenlisa - Chaesoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora