34. Boy' wishes

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—Te gusta demasiado leer.

—Sí. Creo que te mencioné en algún momento que me hace muy feliz leer—admite poniendo los libros en una pila para poderlos colocar después en el librero. Ambos solos en la biblioteca, la sirena rosada abrazándolo por la espalda y apoyando la barbilla en el hombro del contrario—. Y quedé con muchas ganas de ver todos estos textos. Quiero aprovechar que ahora apodo leerlos.

—Tienes mucho tiempo—asegura presionando su barbilla—. ¿Por qué acabarlo todo tan rápido? Pasa más tiempo conmigo. —reclama en un lloriqueo y Hongjoong ríe por la nariz.

—Dices que hay mucho tiempo ¿Por qué estar pegados cada segundo? Te vas a acabar cansando de mí. —asegura Hongjoong y Seonghwa se aparta, niega eufóricamente con la cabeza, sus puños apretado y mala cara.

— ¡No podría cansarme de ti nunca! ¡Ni siquiera si estuviéramos pensando lo mismo! —replica la sirena. Hongjoong se sienta en la mesa, agitando un poco las aletas inconscientemente—. ¡Nunca te atrevas a decir algo como eso! ¡Te arrancaré la lengua!

—Qué raro, hasta ahora, no me habías amenazado.

—Porque no decías cosas tan tontas y feas. —justifica cruzándose de brazos.

—Solo digo la verdad... puede que te canses de mí. Soy muy aburrido—encoge de hombros—. Quizá demasiado para vivir lo que pueda vivir.

La eternidad o lo que sea cercano a ella, le da mucho miedo. Tiene la sensación de que, aunque Seonghwa a lo quiera mucho ahora, hasta el punto de llamarlo amor en el grado desorbitado que lo profesa, se acabará eventualmente. Cuando eso suceda, se sentirá muy solo. Porque no duda que él se irá a buscar a alguien más.

Incluso puede que pase antes. Empezará a amar más a otra alma que le encante de la profundidad. Supone que tuvo amoríos antes, tal vez no tan intensos, pero los tuvo. Por su parte, se ve incapaz de hacer algo así.

Su capacidad de vinculación es mucho menos amplia. También su capacidad social. Definitivamente la fuerza aquí viene de Seonghwa.

Y sin esa fuerza, Hongjoong está convencido de que será muy triste continuar existiendo. Para peor, en una forma que ni siquiera pidió y sucedió por descuido.

— ¿Por qué le tienes tanto miedo al por venir? —pregunta Seonghwa. Atinando sin problema a sus inquietudes—. ¿Por qué consideras que solo será fatalidad? —Lo toma de las manos y Hongjoong no responde, el cabello lleno de cadenas doradas sobre su hombro derecho—. Te prometo que no te dejaré; incluso si almas más bellas y melodiosas surgen en mi camino nadando a través de las corrientes, tú serás el único al que sostendré por siempre.

—No hace falta que prometas eso. No tienes que amarrarte. Eres libre de hace lo que quieras. —repone Hongjoong asustadizo de la fuerza y pasión que Seonghwa imprime en su posible juramento.

— ¡Entonces quiero jurártelo! —Insiste sosteniendo con más fuerzas las manos de Hongjoong—. Serás el único. El último en mi vida ay nadie más—Le da un beso en los nudillos de ambas manos y Hongjoong se sonroja con gesto tímido—. Confía en mi—Sonríe amplio—. No te dejaré hundirte en ese abismo tan horrible. Seremos solos tú y yo hasta el final.

Hongjoong da un resoplido que consigue crear burbujas. Seonghwa junta los labios con él, sin dejar de sonreír travieso. Hongjoong es muy tierno hasta en sus inquietudes. Tan de niño pequeño que no sabe qué hacer.

~ * * * ~

—Acabo de hacer un cálculo—anuncia Hongjoong apoyando las manos en el libro enorme y Seonghwa levanta la vista del tiburón al que mima—. Y dentro de un par de semanas, habrá un eclipse solar. Uno que podremos ver si nos mantenemos a cierta profundidad.

—No creo que nos pase nada. Papá no dejaría que nos hiera... ¿Cómo hiere? —pregunta confundido y haciendo un puchero.

—La luz puede hacerte daño en las retinas—responde Hongjoong—. Nunca has visto uno ¿O sí?

—No. No suelo salir ¿Para que saldría? La lluvia de estrellas fue bonita, pero no hay mucho de especial en el cielo. Nada que no tenga ya aquí. —explica Seonghwa abriendo los brazos y señalando su entorno. Hongjoong hace puchero.

—El cielo es muy bello. Tanto como el océano.

—Mientes. —acusa en un refunfuño.

—Para nada. Es muy bello. Tanto como el océano, pero no más bello que tú con tus ojos de coral.

Seonghwa enrojece de forma furiosa, el tiburón de pequeño tamaño se marcha y la sirena levanta de su lugar, yendo a tomar a Hongjoong del rostro.

—Elógiame más ¡Que lindo lo dices! ¡Amo tu voz! ¡Eres tan bello! —lloriquea antes de abrazarlo y dar un par de vueltas con él sujeto. Mingi se asoma por curiosidad de escucharlos hablar.

Usualmente con ellos presentes, evitan hacerlo. No quieren causar una orden accidental y desafortunada. Sin embargo, lo que más lo asombra de esto, de lo mimado y coqueto que es Seonghwa. No pierde ninguna oportunidad de decirle a Hongjoong lo bello que lo considera, lo que le gusta de él.

Bueno en contraste con lo inseguro y poco querido que es Hongjoong por sí mismo.

—Te diré lo que quieras yyyyyyy—Enfatiza deteniendo las vueltas antes de querer vomitar—. Te mostraré el cielo. Te prometo que es igual de bello que el mar.

— ¿Qué pasa si digo que no?

—Alguien no tendrá mucha compañía por la noche.

— ¡NO! ¡NONONO! ¡SUBAMOS!

Hongjoong se carcajea, teniendo a Seonghwa abrazado y con la cola enrollada en la suya. No se refería a lo que Seonghwa teme, tan solo a no compartir cama como de costumbre. No obstante, si eso lo asusta más ¡Que sea de lo que quiso hablar!

Mingi se endereza y de una risita. Es bastante tierno tenerlos aquí.

~ * * * ~

—N-no me refería a-

—Shhhh.

Seonghwa lo coge del rostro, besándolo y enrollando su cola en la de Hongjoong: la sirena de escamas oscuras no sabe cómo lidiar con Seonghwa en su estado más hormonal. Es demasiado exigente y aunque lo satisface, nunca sabe si lo hace bien. Teniéndolo encima suyo y moviéndose en contra para penetrarse no es precisamente hacer mucho.

— ¿Hay algo que quieras? —pregunta una vez descansan del beso. Seonghwa se detiene y ladea la cabeza.

— ¿Qué quiera...?

—Que haga.

—Has lo que gustes. Yo estoy feliz con cualquier cosa que quieras. —asegura Seonghwa.

Hongjoong se arriesga a girar y dejarlo de espalda en la arena, con las manos a cada lado de la cabeza de Seonghwa y moviendo la pelvis para penetrarlo, Seonghwa gime con fuerza y constancia, sus dedos entrelazados en la nuca de Hongjoong y entre el placer, considerando que tiene razón.

El cielo es muy hermoso, como el mar, pero no más hermoso que Hongjoong, tan solo lo mejor para ver estando de escenario a su rostro enrojecido mientras lo hacen en la arena de una desértica isla a mitad de la nada.

The boy who found his soul || SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora