IV

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Las kitsune representaban una gran parte del poder bélico del batallón. Su presencia era todavía más significativa que los dos dragones en el fuerte. Eran capaces de sellar el Miasma más peligroso y basto que después sería eliminado gradualmente por las tropas, sin ellas esas tareas harían perder a cientos de tropas por semana.

La líder de todas ellas tenía la "voz" más alta del consejo. Hasta el comentario más sencillo tenía que ser tomado en cuenta por el resto de líderes.

Si Murasashi sugería posponer el objetivo principal del batallón, entonces era casi seguro que se haría así.

—No esta vez —dijo el Cardenal—. Tenemos el Prisma que inventó Jade, el batallón logrará llegar a niveles de poder exorbitantes. Nuestra voz tendrá más peso. Líder Índigo, si los dos objetamos no tendremos que posponer la incursión a Norleas.

—Está en lo correcto, Cardenal Lawrence. Mi pregunta es, ¿eso no provocará que las miko dejen el batallón permanentemente? Con o sin el nuevo invento, perderlas nos afectará.

—Seguimos necesitando de sus sellos y su velocidad de despliegue —dijo Xilos.

—Me parece deshonesto permitir que dejen el batallón —continuó Índigo—. Tomé este cargo porque me motivó la idea de unir las naciones. ¿Qué pasará si dejamos a las miko atrás? Han sido aliadas de mi gente por milenios, me preocupan las rupturas que su deserción ocasione.

—Soy el más entusiasmado con los prismas, créanme —dijo Vinlef—. Pero ¿vieron lo que la muchacha Kaira le hizo al cañón? Convirtió en cristal la tierra por donde pasó el rayo. Tengo mis dudas de hacer al Prisma un arma para usarla en todas las incursiones. ¡Convertiríamos a Norleas en una gema gigante!

—Es otro problema —añadió Índigo—. Como sabemos, hay conflictos en el batallón. Si es cierto lo que dice el héroe Matik, otorgarles los prismas sería como incitarlos a destruirse unos a los otros. ¿Cómo nos recuperaríamos de algo así?

—No olvidemos que se tenía pensado para esta incursión la reconquista total de Norleas, existe la posibilidad de ser atacados por La Oscuridad desde Krysta —dijo Xilos—. Si incluimos ese detalle, se hace obvio posponer la actividad del fuerte. Estamos cerca de un enfrentamiento contra el mal, como el primer Batallón Caduceus lo estuvo hace siglos.

—Prepararé un discurso para el anochecer —dijo el Cardenal—. Nos reuniremos a las seis, debemos demostrar fortaleza. ¿Les parece bien, líderes?

—Enviaré una invitación a líder Murasashi —comentó Índigo—, es lo mínimo que podemos hacer.

Al ponerse de acuerdo, los líderes se marcharon. El Cardenal me ignoró y mandó a Ruina a estudiar.

Pasé el resto del día en mi habitación, hasta que escuché un escándalo afuera de la mansión. Venía de la carpa principal del fuerte, el comedor común para el batallón. Más de doscientas tropas podían comer ahí sin problemas.

Si una pelea comenzaba en ese lugar, sería un verdadero problema.

Me escabullí con cuidado para no advertir a Miriam, en la primera planta me encontré con Ruina. Todavía vestía su traje de doncella, conservaba el maquillaje que Kaira le hizo.

—¿Ya escuchó lo que sucede allá, Cardenal?

—M-mi padre no me vigila —dijo Ruina—, está ocupado con el discurso.

Eso quería decir que él no escucharía nada de lo que hablara con Ruina, faltaba una hora para que los líderes hicieran el llamado. Era mi oportunidad para conversar con Ruina sin ser interrumpidos.

—Con todo lo que sucedió en el cañón, olvidé preguntarte algo —dije—. ¿Por qué querías verme después de dejar Gudiel?

—Y-yo solo... quería felicitarte en persona por lo que hiciste. Desde que leí sobre el título de Campeón Mundial, me pareció una mala costumbre en el batallón. Los que pierden se sienten humillados y el que gana quiere anteponerse a los otros. También es por eso que siempre se sigue al héroe, y no a los líderes o... O a la doncella.

¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora