Kristijan suspiró sintiendo cómo toda la energía se drenaba de su cuerpo, dejándolo lacio e inmóvil sobre la cama. La ligera brisa del ventilador acariciando su piel era agradable pues aunque no hiciera mucho calor en la ciudad, en aquella habitación sí que lo hacía.
De una profunda inhalación se levantó yendo directo a la silla donde estaba toda su ropa.
—Son 6000 —dijo mientras se colocaba la ropa interior, ganándose la mirada del chico que seguía en la cama.
—¿Te vas?
—Sí, tengo cosas que hacer —se volteó cuando terminó de ponerse el pantalón, dedicándole una mirada de menosprecio—. ¿O vas a pagar más?
No tuvo otra opción más que levantarse y coger su billetera para entonces entregarle el dinero que guardó inmediatamente en su bolsillo.
—Gracias —habló por compromiso más que por agradecimiento.
Pero mientras tenía la cabeza baja por estar guardando el dinero, el otro chico le cogió la barbilla sin mucha brusquedad aunque tampoco con delicadeza, obligándolo a mirarlo.
—A la siguiente no cobres tanto por tan poco, ¿de acuerdo?
—Eres tú el que paga, si no te gusto búscate a otro...
Pero su mirada de rechazo no duró mucho. Sus ojos se cerraron cuando sintió cómo con la otra mano le cogía el cabello casi desde la raíz, jalándolo así hasta tener su cara mucho más cerca de él.
—¿A al siguiente qué vas a hacer?
Kristijan no respondió, sólo lo miraba a los ojos tratando de resistirse a la vez que de escaparse de aquel incómodo agarre.
—Guardarte el orgullo, coger más y cobrar menos, ¿sí? —respondió a su propia pregunta con una voz áspera.
Kristijan asintió huyendo de su mirada con enojo, pero justo cuando sintió que los dedos de Govran le soltaban el cabello, casi al instante volvió a jalarlo ahora con más fuerza.
—Y no se te ocurra abrir la boca, ya tuvimos suficientes problemas la vez pasada, ¿entendido?
—Sí —volvió a asentir, pero no lo soltó hasta que la palabra salió de su boca.
Recuperó la posición normal de su cuello ya algo dolorido, y se puso la camisa. Cogió los zapatos y la sudadera y salió de la casa lo más rápido que pudo, de hecho no se detuvo hasta que bajó un piso del edificio. Se colocó la sudadera primero y luego los zapatos lo más rápido que pudo antes de salir del bloque de pisos con un escalofrío en su nuca.
Fue hacia la parada de autobús más cercana y ahí se sentó a esperar el transporte que lo llevaría a su casa.
Durante el viaje estaba incómodo. Se sentía mal consigo mismo, se sentía culpable a la vez que indefenso. Sus dedos estaban entrelazados y recargados en el asiento de adelante mientras que su mirada vagaba entre la ventana y el interior del autobús. Pero cuando su manga se escurrió lo suficiente como para mostrar un poco de su antebrazo izquierdo, nada más ver una de las marcas en su piel, se tapó con la ropa teniendo que respirar profundamente para no ponerse a llorar en el momento.
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Lɪɴᴇᴀɢᴇ | Iɴᴀᴢᴜᴍᴀ Eʟᴇᴠᴇɴ Oʀɪᴏɴ AU
ФанфикLa Academia Naroa es una institución exclusiva y única en el mundo. Situada en la isla Corais, cada año da alojo a alrededor de 200 jóvenes, los hijos de las monarquías y gobiernos del mundo. Esta academia excepcional no sólo brinda una educación es...