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Corría sin importarle quien pudiera verlo, si lo seguían, si no alcanzaría siquiera a llegar a su destino, aquellos detalles eran insignificantes, le importaban un bledo pues ahora mismo solo tenía un propósito el cual le carcomia las entrañas con el solo hecho de pensar lo peor para ellos, su familia...

Sentía como miles de escalofríos se deslizaban por su columna dando previos aviso y preparándolo para lo peor, sus ojos picaban y las lágrimas nublaban su vista, no quería creer lo que sabía que le esperaría al llegar, no podía ser verdad esta pesadilla, no podía parar de imaginarse el terrible escenario que lo esperaba en su hogar con ansias, su cuerpo estaba muriendo lentamente, igual que una rosa, se marchitada con total destrozo.

Había convivido con los demás miembros de su familia muy pocas veces, tenía recuerdos pero estos no eran muy claros como para relatarlos explícitamente, recordaba a sus abuelos como seres llenos de sabiduría los cuales muchas veces calmaron sus preocupaciones con simples palabras, los abrazos de su abuela eran iguales de cálidos a los de su madre, extrañaba eso, las anécdotas de la guerra que le contaba su abuelo mientras tomaban chocolate caliente junto a la chimenea de la casa, esos momentos donde fue completamente feliz, sin embargo esa felicidad se iba desvaneciendo poco a poco junto con su sonrisa y seres queridos...

Al estar frente a la entrada solo pudo observar como la casa parecía "intacta", subió aquellos escalones con lentitud en un intento de retrasar el peor momento que viviría hasta ahora, le pesaba el cuerpo, respiraba agitadamente y sentia un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar de lo doloroso que comenzaba a sentirse, posó su mano en la perilla y la puerta se abrió sin esfuerzo, ya había sido abierta antes. Pensó lo peor...

Sin esperar más se adentró a lo que llamaba hogar y todo parecía pulcro excepto por el rastro de sangre que cruzaba el pasillo hasta las escaleras siguiendo arriba. La preocupación surcó su rostro casi de inmediato haciéndolo caminar por inercia, subió las escaleras con lentitud mientras su mente se llenaba de recuerdos que pronto lo destruirían por completo.


"No hay peor sentimiento que el de recordar momentos felices en épocas de miseria..."

Subiendo aquella escalera de caracol recordaba a sus padres junto a él sonrientes, disfrutando de aquellos pequeños y ahora lejanos recuerdos, las caricias, los abrazos y el amor que se sintió en aquella época, tan irreemplazable, tan inenarrable...

Pronto su vil recorrido terminó siendo reemplazado por la imagen que se marcaría en su mente por el resto de su vida, aquel marco visual que terminó de destruirlo, pudo escuchar su alma rompiéndose cual frágil cristal, mientras sus labios comenzaban a temblar al igual que el resto de su anatomía, se acercó más hasta caer de rodillas junto a los dos seres que más amaba, aquellos que resposaban en su descanso eterno tendidos en el suelo ilustrando una explícita y macabra obra de arte.

Los Kim había sido asesinados más eso no bastó, aquella pareja compuesta por marido y mujer se mantenía unidos por sus manos, una imagen que variaba entre lo romántico, tétrico y deprimente, era un perfecto crimen pasional, hermoso a los ojos de un psicópata.

El hijo de aquella pareja cayó de rodillas mientras las lagrimas escapaban de sus ojos, agarro las manos unidas de sus ya fallecidos padres abrazándolas con total tristeza, se dobló en un intento de sentir la calidez de aquellos seres que le dieron la vida, ahogó sus sollozos conteniendo el llanto que comenzaba a desolar su alma y corazón por completo más todo esto fue en vano cuando un grito desgarrador se escapó de lo más profundo de su garganta, sollozó totalmente destruido y soltó las manos de sus progenitores comenzando a golpear el alfombrado suelo con impotencia, los gritos continuaban saliendo como las lágrimas y sollozos qué demostraban el profundo tormento del joven castaño.

Agarraba su cabello con desesperación tirando de él totalmente exasperado, el dolor persistía en su espíritu desgarrandolo por completo, dejándolo totalmente frajil, estaba roto, destruido... Abrazó a su madre más aquella muestra de cariño nunca fue correspondida, intentaba aferrarse a la idea que era un mal sueño, el peor de toda su existencia, acariciaba el rostro de su madre la cual ya no mantenía ningún tipo de calor en su contextura, ella se había ido...

Lloró mientras ponía su oreja contra el pecho se su madre en busca de los latidos de aquel mórbido corazón, las lágrimas caían en cascadas, el nudo en su garganta junto con aquella presión en su pecho lo estaba matando más de lo que creía estar, no soportaba este sufrimiento. ── Despierta mamá, por favor. ── Suplicó sacudiendo a la fallecida en un abrazo desolador, su voz rota haría trizas a cualquiera. ── Yo no quise ir al bosque, perdóname por favor mamá, dame otra oportunidad, no me castigues así. ── Continuó rogando sin obtener respuesta alguna.

Se separó sin dejar su llanto de lado y se inclinó hacia su padre agarrando su mano libre mientras la abrazaba en un intento de consolarse a sí mismo. ── Perdóname papá, no cuidé de mamá y le desobedecí, por favor discúlpame... ── mordió su labio apaciguando el doloroso llanto y posó su frente contra la mano de su padre.

Luego de un rato lleno de sufrimiento se decidió por abandonar la escena que lo había destruido, solo se arrastró escaleras abajo pues no tenía fuerzas ni ánimos de nada, estaba vacío y sin vida, las lágrimas aún manchaban sus mejillas, más estas eran completamente silenciosas, al llegar abajo solo pudo observar a un pelinegro esperarlo en la sala con rostro inexpresivo mientras comía una manzana con el afilado cuchillo que se mantenía en su mano, este al verlo llegar le extendió una manzana invitándolo a tomar asiento.

Tomó asiento y el pelinegro frente a él sonrió satisfecho cruzando sus piernas, se inclinó brevemente y agarro aquella manzana la cual se mantenía intacta, repaso su mirada entre el pelinegro y la fruta debatiéndose en si darle una mordida obedeciendo al pelinegro o no.

Se detuvo a pensar, "No tengo nada que perder" y le dio un mordisco comenzando a masticar aún sin poder reparar la tristeza que inundaba su roto corazón, las saladas lágrimas no dejaban de salir y simplemente echó su cabeza hacia atrás palpando el jugoso pero amargo sabor de la manzana a la misma vez en que comenzaba a sentirse totalmente agotado, su vista comenzaba a oscurecer y antes de caer totalmente inconsciente logró captar al pelinegro aparecer en su vista.

── Dulces sueños il mio peccato... ──

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2023 ⏰

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