Missa caminaba por el gran bosque cercano a su refugio, no pensaba alejarse tanto, sabía lo peligroso y mortales que llegaban a ser los mobs hostiles, solo quería despejar su mente, las peleas constantes entre los chicos y el no saber nada del resto de su team le causaban el estrés suficiente como para quitarle el sueño durante bastantes noches. Se sentó a un lado de un árbol para poder descansar los pies, volteo al cielo para buscar algún tipo de consuelo en la luna pero solo podía ver las hojas del árbol que la cubrían, suspiro cansado y recargo la cabeza en el tronco del árbol cerrando lentamente los ojos pero un fuerte mareo lo hizo abrir los ojos nuevamente, se levantó con dificultad tratando de sacar su espada al creer que el mareo fue ocasionado por una poción de bruja, empezó a sentir el cuerpo frío como si estuviera bajo agua tan helada que le podría congelar los huesos, todo empeoro al caer de rodillas y empezar a escuchar un leve pitido en ambos oídos que poco a poco empezaba a sonar como una alarma que taladraba su cerebro, se tapaba los oídos creyendo que el sonido provenía del exterior hasta perder la conciencia por completo.
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Mirar a los demás desde lejos era algo que se le hacía tan familiar pero no sabía de dónde, observar a los demás crean sus propias historias era algo que ya conocía pero ¿Porqué? O ¿De dónde?
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Al abrir nuevamente los ojos podía ver un vidrio bastante cerca de su rostro, su cuerpo se sentía helado y su mente perdida al tratar comprender lo que pasaba, a través del vidrio verdoso pudo ver el techo del lugar, que suponía que era blanco con luces del mismo tono, en un intento desesperado para salir de ese lugar golpeó con fuerza el vidrio que logro agrietar lo, volvió a golpear lo pero el agua a su alrededor lograba amortiguar algo los golpes lo cual hizo que le costará más escapar de aquella cápsula en la que se encontraba encerrado, tras varios golpes por fin pudo romper el vidrio haciendo que el agua que lo contenía escapara, al poner un pie fuera de la cápsula se dió cuenta que en lugar de su sudadera azul y modra portaba una especie de bata de hospital que le llegaba hasta las rodillas, se quitó sin cuidado la mascarilla de oxígeno que cubría su nariz y boca, todo a su alrededor se sentía tan irreal que ignoraba los cortes que le ocasionaron los vidrios en sus pies descalzos y nudillos, caminaba por el lugar arrastrando los pies por la poca energía que tenía y dejando un rastro de sangre y agua que escurría de su cabello y ropa a su paso, cuando sus pies empezaron a fallar calló al piso de rodillas con la mirada perdida en un punto fijo de la habitación.
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