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Las horas del vuelo fueron cortas para los Park, sin embargo pudieron disfrutar del tiempo dentro del avión. Pasaron la mayor parte del tiempo durmiendo, puesto que habían partido desde temprano, y el resto del tiempo se mantuvieron charlando sobre anécdotas pasadas.

Jungkook disfrutó de estar acompañado por primera vez después de mucho tiempo y su amigo solo pudo confirmar que algo estaba ocurriendo y estaba seguro de que Jimin era el causante de aquello.

Tan pronto como aterrizaron en el aeropuerto, fueron llevados hacia una camioneta negra la cual los llevaría a la casa donde pasarían sus días mientras Jungkook y Namjoon se encargaban de sus trabajos.

Iban acompañados de Woobin, el chófer que Jeon contrató, y era quien conduciría la camioneta durante los tres días de estadía en Japón. Jungkook lo había contratado días antes de que el viaje iniciara, aunque en Corea no utilizaba mucho de aquellos servicios puesto que prefería el conducir, en Japón era muy diferente.

No era un nativo y mucho menos conocía por completo el país, prefería no tener preocupaciones y que alguien se hiciera cargo de llevarlos y traerlos cunado se requiriera.

-Es hermoso el paisaje.-Murmuró Jimin perdido en la bella vista de la ciudad.

-Solo espera a ver cuándo cae la noche.-Le dice Jungkook a su lado.-Deberíamos visitar la ciudad más tarde y quizás también ir al parque de diversiones.

Jimin le sonrió y asintió, para después volver su vista hacía el paisaje.

Woobin fue atento y amable con cada uno de ellos, les brindó indicaciones y les contó un poco de lo que deberían probar si querían visitar las calles de Tokyo. Lo principal era la comida, había tantos platillos de lo que habían sido nombrados por el joven, que ya casi no recordaba sus nombres.

El chico les había indicado que aunque la comida de los restaurantes fuera exquisita, no había nada parecido a la comida callejera, y en su mayoría, las personas suelen comer en los puestos a las orillas de las calles, dónde nunca faltaban aquellos colores llamativos de las cadenas de luces y carteles .

Pocos minutos después, el vehículo se detuvo delante de una hermosa casa de color gris. Tenía un pequeño jardín, ubicado detrás de los grandes portones y con una piscina detras de la estructura de dos pisos.

Una vez estuvieron dentro de la casa, Jungkook les dió pie a los niños, para que escogieran su habitación, mientras él se encargaba de enseñarle todo a Jimin. Desde las tres habitaciones, los dos baños de tamaño normal, la sala y la cocina, la cual estaba a un lado del cuarto de lavado.

Jimin quedó fascinado con aquel lugar, era todo tan lindo y sencillo, que aunque luciera común, se podía ver lo costoso que era poseer una vivienda de ese índole. Por último, salieron al patio trasero, los costados de la casa eran cubiertos por altos y frondosos arbustos, y la piscina de la cual Jungkook había comentado, se encontraba cubierta por una fina capa de nailon.

-Es un lindo lugar.

-Lo suficiente para estar cómodos durante estos días que estemos de vista.

-¿Cómo encontraste una casa así? Es hermosa y la cantidad de verde que puedo ver me hace creer que es única.

-Y monte equivocas, le pedí a Nam que ayudara a encontrar una casa que fuera lo suficientemente grande y cómoda para ti y los niños.

-Es muy dulce de tu parte que te hayas preocupado por los chicos, ellos están demasiado emocionados por todo.

-Me alegra que pueda hacerlos sentir bien, ellos son increíbles y el simple hecho de que hayan aceptado acompañarnos es suficiente para mí.

Si Jimin tuviera que describir aquel sentimiento que Jungkook generaba en él, no podría acabar. Su cuerpo, mente y corazón experimentaban un hermosa sensación del cual solo era responsable cierto pelinegro. El tiempo que compartían era lo suficiente para darse cuenta de que había algo más de lo que aún no hablaban.

[The Contract ]_KOOKMIN_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora