CAPITULO 62

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El camino de vuelta a Edevane fue silencioso, la curiosidad que había mostrado Nolan la primera vez no se mostraba en está ocasión, el doncel miraba de vez en cuando el asiento vació al lado de Pietro, en un primer momento Lennox había puesto la urna de Zayer en aquel lugar. Pero eso se había transformado en un momento demasiado incómodo para los tres, así que decidió guardarla en un lugar seguro, y dejar libre aquel lugar.

Nadie hablo de Zayer durante el trayecto, eran muy pocas las ocasiones en las que Pietro se dirigía personalmente a sus señores. Tan solo les preguntaba si deseaban detenerse y descansar, algo que era continuamente rechazado por Nolan, él no quería permanecer por mucho tiempo en aquel bosque.

Pasaron de nuevo por la sauna, el pequeño doncel tan solo se dio un pequeño baño antes de irse a su habitación. La sonrisita tierna que les dedicaba a menudo se había esfumo de su rostro. La muerte de Zayer pesaba demasiado sobre él, la culpabilidad se hacía cada más presente a medida que pasaba el tiempo. Si hubiera hablado antes, o se hubiese dado cuenta, el guardián seguiría con ellos, seguramente lo regañaría por comer demasiado rápido, Nolan le hubiera dedicado una sonrisa burlona antes de continuar molestándolo. Lennox tan solo hubiera tenido que levantar la cabeza para que no siguiera hablando y el doncel se hubiera empezado a reír.

Nolan no deseaba que lo castigaran de ningún modo por lo que le había hecho, le hizo prometer a Lennox que no tocaría a ningún guardián sin saber la verdad y que por nada del mundo los golpearía. Su primera discusión fue antes de casarse cuando golpeo las manos de Pietro, Nolan no veía ninguna justificación para hacer y le mostro su desagrado al duque, amenazándole en no casarse si lo volvía a hacer.

No sabía si tenía el derecho de llorarle a alguien que apenas conocía, su corazón se sentía prisionero en su pecho, no le conto a nadie sus pensamientos, temía a ser juzgado por ello, así que cuando lloraba no explicaba el motivo. Simplemente se ocultaba para que no lo vieran, o les decía que echaba de menos a su padre. Lennox no replicaba si le decía que quería volver a ver a Garth, por una parte era cierto, pero por otra deseaba que su padre hubiera encontrado la verdadera libertad.

Su intención al llegar a la mansión de Borsir era investigar el pasado de Garth, estaba seguro de que Edlynne guardaba algo sobre él en alguna parte. Había algo en las palabras de su madre que le resultaban tentadoras, Edlynne hablaba de Garth siempre se mostraba triste y esquiva, en ninguna ocasión miraba a Nolan a los ojos, simplemente giraba la cabeza hacía otro lado. Estaba seguro de que Edlynne ocultaba algo más que el pasado como guardián de su padre y no se lo iba a contar en ningún momento.

Tal vez eso era otra manera de decirle que no lo conocía en realidad, Nolan no podía hacer caso a las últimas palabras de Garth, él lo consideraba su padre, y lo haría hasta el día de su muerte, pasará lo que pasará y aunque le ocultará uno de los secretos más terribles de su nacimiento.

En palacio conoció el nombre de su supuesta madre, no investigo más haya, no quería saber nada de ella, le pidió a Evangeline que ocultara aquellos informes en un lugar donde nunca los pudiera encontrar. Lennox no debía saber nada, el duque no debía descubrir que era lo que estaba planeando hacer, después de darle lo que deseaban los ancianos, no habría nada que los uniera tan solo un falso romance que se estaba obligando a creer.

Quería a Lennox, pero no de la forma en la que se pensaban que un doncel debía amar a su esposo, su amor por el duque no iba más allá de confiar en él hasta cierto punto. No deseaba el cuerpo de Lennox en ningún momento, no le atraía nada del duque, más allá de su escondida inocencia en algunos temas.

Nolan tan solo estaba jugando con Lennox, haciéndole creer que él lo amaba como su esposo y compañero de cama, la fiebre lo había debilitado dejándolo caer en sus brazos. Cuando Lennox lo abrazaba sentía a Garth, pero nunca lo diría, en aquellos momentos deseaba al duque tan solo para sentirse más cerca de su padre.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora