La Reina Oscura (BORRADOR)

Parte XXIV

“La vida es muy rápida, hace que
la gente pase del cielo al infierno
en cuestión de segundos”

— Paulo Coelho —

« Amigos y beneficios »

Schwarzwald noche pre invierno, tres semanas para la luna sangrienta

Localización : Reino Dead

Ubicación : Ala Sur

— Estás segura de que quieres hacer eso Darkfïne , no crees que es peligroso ir en este momento

— Yo no tengo miedo al peligro queridito... Él , al igual que tú no va a rechazarme ya lo verás ahora llévame a ese lugar no tenemos mucho tiempo para planear mi vuelta de la muerte

— Lo que digas , pero no es un tramo fácil para llegar y es cansado para simples personas, podría dañarte — dijo él añorando que eso le sucediera

— Tu sabes que yo no soy cualquiera ...

— !Yo soy la reina de este lugar! , y nadie puede en mi contra , ahora poneros en marcha no tengo toda la noche

— De acuerdo, andando nos queda algo lejos pero llegaremos a buen tiempo — dijo Alessandro

— Vale y lleva a tu sirviente de confianza también — determinó ella poniendose de pie y encaminandose a fuera del despacho del rey vampiro

Alessandro miro a Ëzra , antes de que esté hablará

— No tengo idea que planea hacer está maldita señora pero está tomando la mejor decisión su majestad — dijo esté con pesar

— Tienes razón Ëzra ahora vamos antes de que esa intente algo — hablo exasperado

Los dos vampiros se encaminaron afuera dónde ella los esperaba con impaciencia 

Ella necesitaba hablar con una persona que estaba segura de que sería su próximo aliado y no sé negaría a nada, lo sorprendería al igual que sorprendió a Alessandro — pensó

— Hasta que por fin, pensé que se estaban dando una ducha vamos que como dije no tengo su patético tiempo — exclamó con tono frívolo

Caminaron por unas dos horas hasta que llegaron a una entrada que estaba entre unas montañas, en esta había una cueva

— Estas seguro que ya llegamos lo recordaba más lejos — pregunto ella a los vampiros

— Si Darkfïne es aquí, luego de la guerra — Suspiró — su otra entrada quedó destrozada

— Esta bien te quedas o entras conmigo 

— Te espero aquí — musitó el rey

Ella se encongio de hombros y se encaminó a la entrada de su próximo destino