˚ .｡❅* ━ 𝗦𝗻𝗼𝘄 𝗳𝗹𝗮𝗸𝗲.
❝Es extraña... parece cómo... ━ el niño de rizos pelirrojos entrecerró sus ojos,
tratando de encontrar la palabra correcta.
━ De nieve.
━¡Exacto! ━ le dió la razón ━ Parece de nieve, un 𝗖𝗼�...
La niña de orbes celestes soltaba un suspiro, mientras ayudaba a meter la última caja de cartón en la cajuela del auto.
Sí, se iba a mudar. Le entristecía de cierta manera, pues, a pesar de no tener muchos amigos, le gustaba vivir ahí. Vivir en Minnesota.
De igual manera, tampoco era algo fuera de lo común para ella. Solía mudarse con mucha frecuencia, esto es porque sus padres se encontraban aún buscando el lugar "perfecto" para que su hija viviera de manera saludable.
"Es que aquí es muy frío" "Es que aquí hay muchas alergias" "Es que hace mucho calor"
Esas son unas de las pocas razones que daban sus progenitores para mudarse de país en país.
La de hebras blanquecinas solo quería un lugar fijo, estaba cansada de siempre lo mismo.
—Hija, ¿ya metiste la última? —preguntó su Padre, alzando un poco la voz debido a que mientras ella se encontraba afuera, el aún estaba dentro de la casa. Verificaba que no fueran a olvidar nada.
—Sí, ya está.
—Perfecto. ¡Hora de irnos!
A diferencia de su hija, Edward se veía muy animado, cómo si le gustara la idea de mudarse.
Durante el camino, Beth, madre de ______, notó a la susodicha algo ida. Cómo... decaída.
—Cariño, ¿está todo en orden? —preguntó con clara preocupación.
La niña tardó unos segundos en responder. Suspiró.
—¿hasta cuándo parará todo esto, mamá? —murmuró. —me gustaba esta lugar, me gustaba Minnesota.
La mayor la miró en silencio por unos segundos, su mirada pasó de estar en ella a estar en su esposo. Hizo un tipo de señas con los ojos, dándole a entender que hablara, que dijera algo.
—Uh, claro.. —murmuró de manera apenas audible. —Verás, linda.. tu madre y yo solo queremos lo mejor para ti, ¿sí?.. Aún estamos buscando el-..
—"Lugar ideal", lo sé.
—Exacto. Aparte, ¡será emocionante! Harás nuevos amigos y tendremos una casa muy linda. ¿No suena fabuloso?
—Umm... —bajó su mirada. —Sí, seguro.
Seguía inconforme con la idea, pero no podía hacer nada.
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Después de horas, finalmente habían llegado su destino. Llegaron a South Park, Colorado. No lucía nada mal, lucía cómo un pueblo tranquilo a simple vista.
