Lee Hyukjae.

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Lee Hyukjae se dio cuenta que estaba enamorado un 18 de julio del 2008.

Abrió sus ojos lentamente, posándolos sobre la figura que dormía plácidamente a su lado y en los rayos de sol que lo cubrían en una imagen que deleitaba sus ojos cansados.

Observó la cara de su novio a detalle, sus pestañas largas, sus ojos que ahora mismo estaban cerrados pero abiertos eran aquellos ojos tristes que activaban el sentido de protección de cada persona que lo conociera. Observó, también, como el pelo castaño caía con gracia sobre su frente y como su boca de labios finos estaba ligeramente abierta, dejando pasar el aire que entraba y salía al respirar.

Mientras observaba su pecho subir y bajar lentamente, su mente empezó a viajar hacia recuerdos tan cercanos como el día de ayer, donde se habían quedado hasta horas de la madrugada comiendo pizza y viendo películas (había aceptado ver Titanic otra vez con él) y a otros tan lejanos como cuando tenían 16 años y estaban corriendo juntos, de la mano, hacia un escondite en el bosque que él mismo había encontrado y su primer pensamiento fue, como siempre, compartírselo a él.

Pensó en como en todo momento han estado juntos, desde que sus padres los presentaron cuando apenas tenían 7 años, luego desde primaria hasta la preparatoria, hasta que escogieron carreras diferentes en la misma universidad y, aunque no estaban juntos todo el día, aún así usaban cualquier momento libre para acompañar al otro.

Y es que muchas personas se preguntaban cómo podían estar todo el tiempo junto al otro y no aburrirse, pero, ¿como podría hacerlo? Desde que lo conoce, todos los aspectos de Donghae lo llenaba y complementaba de una forma perfecta, colmándolo de sentimientos y experiencias que nunca había sentido; ¿Cómo podría aburrirse de eso?

¿Y cómo podría aburrirse de Lee Donghae, si lo amaba tanto?

Mientras más pensaba en Donghae más se daba cuenta de que tal vez todo este tiempo ha estado enamorado, que su amor siempre ha estado manifestándose como el sentimiento de felicidad que solo ocurría al verlo a él y sólo a él. Como su pecho se llenaba, su corazón se aceleraba, la sensación de poder contarle todo y saber que no sería juzgado, saber que a pesar de todas las cosas, él siempre estaría para el castaño y el castaño siempre estaría para él… Tal vez eso siempre fue amor.

Un amor que lo podía llevar al cielo y caer al suelo en dos segundos, que lo hacía adorar cosas tan simples, por ejemplo, el cómo su novio se veía tomando su batido raro de las mañanas, que le hacía dar saltitos por dentro al ver como aparecía frente a su salón solo para hablar con él dos segundos antes de volver a clase. Ese amor que le revolvía el estómago al tocar su mano, el mismo amor que le hacía querer gritar a todo el mundo lo lindo que era su novio, su compañero, su mejor amigo, Lee Donghae.

Ganas de llorar le golpearon de forma abrumante, ¿Que podía hacer?

Lo amaba tanto, tanto, tanto, tanto.

Y sintió miedo, mucho miedo.

Sólo llevaban dos meses saliendo, aunque se conocían toda la vida, ¿estaba bien sentirse así? ¿Él se sentiría de la misma forma?

¿Qué diría el mundo al verlo así por otro hombre?

Su corazón estaba al descubierto, lo amaba tanto, que cualquier cosa que Donghae haría podría destruirlo, podía ser una ilusión o una decepción. Podría marcarlo para siempre, en un buen o mal sentido. Estaba totalmente vulnerable a él, dejándose a sí mismo expuesto a lo que él quisiera.

Pero confiaba en él más que a nadie en este mundo, sabía que aquel hombre de mirada triste jamás le haría daño ni trataría sus sentimientos de mala manera, dios santo, el castaño lloraba al ver historias de abuelos en la televisión o al ver dos animales teniendo interacciones tiernas. ¿Cómo podría hacerle daño?

Todo rastro de inseguridad desapareció en ese instante, dejándolo nuevamente respirar con normalidad.

Hyukjae sonrió para sí mismo mientras su mano acariciaba de forma suave la mejilla de su novio.

Rió mentalmente al darse cuenta de la montaña rusa que había pasado en sus pensamientos debido a sus emociones mientras el castaño seguía dormido plácidamente, tal vez nunca le diría nada de ésto a su novio, pero el pensarlo para sí mismo lo ayudaba a estar seguro de cómo se sentía sobre él.

Y su conclusión era nada más y nada menos que estaba enamorado.

Muy enamorado.

De los pies a la cabeza.

Dejó de acariciar su mejilla cuando el castaño empezó a abrir lentamente los ojos, le dió su espacio para que él pudiera estirarse como un gatito y le sonrió cuando por fin tuvieron contacto visual.

—Buenos días. ¿Dormiste bien?— lo saludó con una sonrisa suave.

—¿Estás bien?— le escuchó responder con su voz ronca por el recién despertar. —Te siento raro.

La boca de Hyukjae se formó en una sonrisa de encías de oreja a oreja.

Si, lo amaba mucho.

—Te amo. — le dijo.

El castaño lo miró por unos segundos que se sintieron más largos de lo que realmente fueron, y le sonrió.

—Yo también te amo, Lee Hyukjae.— y lo besó.

Fue un beso lento, suave. De esos con pereza que demostraban el hecho de que recién había despertado. Fue dulce y le hizo sentir mariposas en el estómago de una forma más especial de lo normal. Lo relajó, haciéndole bajar sus hombros que no sabía que tenía tensos.

No duró mucho, cuando se dió cuenta ya estaba lejos de él, levantándose para seguramente hacer el desayuno. Ya era tarde, después de todo.

El castaño le extendió la mano mientras rodeaba la cama para ir hacia la cocina, mano la cuál aceptó gustoso, con una sonrisa de oreja a oreja entrelazó sus dedos para luego caminar juntos.

—Para serte sincero, ese no es el 'te amo' más romántico que se te pudo haber ocurrido. En especial si es la primera vez que me lo dices.— le dijo el castaño mientras sacaba los ingredientes del refrigerador, dejándolos en la despensa.

—Solo tuve la necesidad de decírtelo ahora. Perdón si no fue lo más romántico posible.

Donghae se encogió de hombros.

—Está bien.— Le dijo. —Esperé 10 años años para este momento, me sirve.

Hyukjae lo abrazó por la espalda y depositó un corto beso en su hombro, apretando su cintura y acercándose más a él mientras se balanceaban de un lado a otro.

—Lo repetiré las veces suficientes para compensar todos estos años que estuviste esperando.— le dio un beso en la mejilla. —Te amo.

—Si lo dices muchas veces, perderá efecto.

—No me interesa. Te amo.—

Recibió un golpe en el hombro que lo hizo alejarse, y risas suaves invadieron la cocina.

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El amor es tan lindo, amo tanto el amor. Este one shot habla de eso, de lo lindo que es el amor y parte de lo que implica amar a alguien, la vulnerabilidad que esta provoca y como uno esta dispuesto a dar su corazon por alguien.

Es mi primera vez escribiendo del Eunhae, y hace 3 años que no escribia algo— de todas formas, gracias a mis amigos por leer esto y corregirlo, parte del resultado final se debe a ellos.

lovin' himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora