Heartbreaks and mistakes.

35. Odio tu indiferencia.

Noches en vela.

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Quemas, como si de fuego te tratases, ardes como si echaras sal en las heridas que dejaste. Quisiera ablandar tu corazón y que vengas a reparar lo que arruinaste.

Algún día lo leerás en físico. Tal vez en unos años te topes con él en la estantería de una tienda, veas la portada, el nombre, y con suerte, leas cada letra pequeña que he plasmado con el corazón a ciegas, preguntándome si este amor realmente valió la pena. Te dolerá porque comprenderás el dolor que le has causado a una persona que solo intentaba amarte, y lamentarás cada una de las heridas que en cada capítulo narraré. Aún así, tal vez no seas valiente y nunca me vuelvas a llamar.

Tal vez si no te hubiera conocido... No hubiera sufrido, no me hubieras dejado. Sin embargo, ha sido necesario para usar cada letra del abecedario en este amargo poemario.

No me quieres, porque quien realmente quiere a alguien, no lo suelta, no lo deja, no lo abandona, no lo saca de su vida como si nada le costara.

Odio volver al punto de inicio, volver a reconstruirme, armar y pegar cada grieta. No me malentiendas, soy experta en curar mis desastres y en darle pelea a mis demonios.

Soy fuerte porque es lo único que queda. Pero cada vez que quiero, mi corazón pierde las riendas. Lentamente siento cómo se va apagando, cómo se va durmiendo todo aquello que fui y que decías amar de la manera más honesta. No me reconocerías, créeme. Ni yo misma sé en lo que me convertí. Me perdí, me fallé, me hundí. Todo esto es por mi ceguera: creer en ti mandó a mi corazón a la hoguera.

Qué final tan ruin para dos seres que decían amarse hasta el fin.

Pero aún no me mataste... Aún tengo un poco de fe. Solo falta que me reemplaces, y ahí le abriré paso al odio para borrar cada recuerdo que dejaste.

Sería más sencillo si me dices que ya me olvidaste.

Aún no quiero odiarte.
Aún no dejo de amarte.
Aún no puedo olvidarte.
Aún te espero todas las tardes.