Capítulo 9: Un último intento

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Al momento que Will dejó la estancia, no solo dejó estupefacto a Mike, sino también a su par de amigos que apenas llegaron. Se extrañaron por completo por la escena recién armada. Will dejando la estancia con los ojos rojos, y Mike con el labio roto y mejilla hinchada.

Jane fue la primera en correr hacia él, mientras que Max, corrió en busca de su mejor amigo.

— ¡Mike! ¿Qué pasó? ¿Qué te hicieron? que...

— Nada, El, no te alarmes.

— No mientas.

— Tuve un percance con Will, es todo.

— ¡¿Te peleaste con Will?! — preguntó Jane, estupefacta.

— ¿Qué? ¡No! ¿Sabes qué? ¿Qué tal si nos vamos a la casa? Estoy cansado.

— No hasta que me digas que pasó.

— Te pondré al día en casa, pero vámonos de aquí.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo.

— Está bien. — Asintió la castaña.

Dado el caso, todos los integrantes del grupo se separaron y se fueron cada uno por su lado. Dustin y Lucas a sus casas, El con Mike bajo la ardua insistencia que tuvo que hacerle a su padre debido al estado de Mike, y Will con Max, quien, por obvias razones, se quedó a dormir en la casa de su mejor amiga esa noche.

Habitación de Jane:

— Au, au, au. — Mike se retorció al sentir el alcohol hacer contacto con su boca herida.

— Ya casi termino, dame un segundo. — Jane pasó otra gasa con alcohol para terminar de desinfectar la zona —. Ya, ya está listo.

— Gracias, El. — Mike agradeció el gesto, se tocó la mejilla y tuvo otro retorcijón. El, al darse cuenta, articuló:

— Iré a la cocina, creo que Joyce tiene una compresa con hielo.

— Está bien.

Sin más, la castaña salió a la cocina y fue por su cometido. Al volver a la habitación, le cedió la compresa a su novio y quedó al lado del mismo, observando como este se aplicaba el componente helado en el hinchazón.

— ¿Mejor?

— Sí, mucho mejor. Gracias, El.

— Mmm..

Otro minuto de silencio. Mike decidió preguntar, dejando la compresa a un lado. No le gustaba ver a su novia tan callada.

— ¿Qué pasa?

— ¿Me dirás qué ocurrió?

— Oh, eso... pues...— Finalmente cayó en cuenta, buscó la excusa perfecta para contestar —. Solo salí a buscar a Will y, pues, le defendí. Habían unos tipos que lo estaban molestando. Como en los viejos tiempos.

— Oh... pero Will estaba molesto, ¿No? Lo vi alejarse.

— Se ha vuelto muy reservado. Ya no le gusta que se metan en sus asuntos.

El asintió, aunque dudosa. Mike se dió cuenta, por lo que le levantó el mentón y le dijo, suave:

— Hey, te amo, ¿Me amas? — Mike se acercó y le robó un beso.

— Claro, Mike — la castaña respondió, devolviéndole el beso y sin mucha emoción. Era una faceta que Mike estaba notando últimamente. ¿Se hacía lío o no? Dios, que ahora lo que menos quería era entrar en discusión o algo, por lo que propuso —. Ven. — Señaló su lado de la cama —. Vamos a dormir.

ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora