Benjamín.
—Debes tener mucho cuidado, no debes interferir en lo que estén haciendo.
—Sí, entiendo.
Cassiel estaba dándome indicaciones sobre las cosas que debía hacer como un ángel de la muerte. Con tantas reglas, ya entendía la razón por la que él estaba tan emocionado de ser un limpiador.
La misión de un ángel de la muerte consistía en dejar alguna señal que le indicara a la persona que el último tramo de su vida estaba cerca, de esa manera, la persona podía tener una señal para saber que debería despedirse pronto. Era cruel, pero ese era su trabajo.
—Entonces, ¿debo vigilar la zona, y ya?
Sentí aquellas palabras como una bofetada.
—Debes asegurarte de impedir que los infectados le hagan daño a otras personas —le aclaré.
—Suena bien —comentó, él estaba decidido de que había nacido para eso.
—Recuerda que una vez que veas que la maldad se activa en alguien, debes comenzar el ritual de limpieza. Es mejor que lo hagas frente a hospitales, los orbes duran poco tiempo.
Un mal recuerdo de la noche anterior pasó por mi cabeza y sentí un pinchazo en el pecho. Aún no había revisado la lista de Cassiel, pero si en ella encontraba a alguno de los niños del área de oncología, realmente querría agregar a Charmeine a esa lista.
En ese momento, ambos escuchamos que llamaban a la puerta. Y yo puse los ojos en blanco, si se trataba de ella, consideraría escapar por una de las ventanas.
Le hice señas a Cassiel, negando con la cabeza, esperando que entendiera que no quería que fuese a abrir. Él me miró dudando y torció los labios.
—¿Y si es alguien más? —susurró muy cerca de mí.
Yo solo seguí negando con la cabeza, él me hizo señas para que fuese a esconderme. Y subí por las escaleras, justo en ese instante agradecí su costumbre de estar sin zapatos en la casa, ya que me ayudó a no hacer ningún ruido.
Entré a mi habitación y me mantuve cerca de la puerta, que seguía abierta, para escuchar si era seguro bajar. Intenté reconocer los sonidos de abajo, Cassiel parecía haber estado esperando a que yo llegara a mi habitación, porque hasta ahora no había escuchado el sonido de la puerta.
No necesité esforzarme demasiado para distinguir lo que pasó después.
—¡Cassi, hola!
Era ella, aquella era la voz insoportablemente aguda de Charmeine.
—¡Hola! ¿Cómo estás, Charmeine?
Cassiel era demasiado amable, era parte de su manera de ser. Aun así, imaginaba que en ese momento se encontraba intentando escapar de su seguramente forzado abrazo.
—Estoy bien, vine a ver a Benji. Creo que le debo una disculpa.
—Ja, claro que sí -dije.
Me tapé la boca lo más rápido que pude, pero era demasiado tarde. A pesar de la distancia entre mi cuarto y la entrada, había un total silencio en la casa que hacía que cualquier cosa que dijera pudiera ser escuchada.
Quería huir, lo último que quería era verla. Después de lo que ella me había hecho, no creía que podía ser tan amable como Cassiel. Me regañé internamente por no pensar las cosas antes de decirlas.
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Él es un ángel.
ParanormalSu mundo está en peligro, y ella lo sabe. Lo que no sabe, es que ella también lo está, y más de lo que se imagina. Teresa ha pasado por momentos muy difíciles que han hecho que su vida cambie por completo, un día decide salir de ese caparazón en el...