Capítulo 19.

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Nina.

Louis y yo nos hemos dedicado (respetando las medidas de seguridad) a que Gabi conozca lo básico de la cultura argentina, a la Nonna se le ocurrió usar la cinematografía y para ello nos puso a ver ''Esperando la carroza''. 

— Esto es muy cancelable — comentó Gabi riendo, y luego negó con la cabeza rechazando las cotufas que le ofrecí. Las cotufas de acá de argentina son dulces y nosotros en Venezuela los acostumbramos a comerlas saladas —.

— Papita, Maní, Tostón tampoco es que es muy woke — dijo Louis sarcásticamente y lo miré mal, le encantaba buscarle mugre a Gabi. A veces no sé si es porque terminaron en muy malos términos o simplemente son agua y aceite —. 

— ¡Niños, voy a ver a la modista! — anunció mi madre despidiéndose desde el umbral de la sala mientras buscaba su barbijo en alguna parte de su cartera — Nina ¿Crees poder hacer la cena? — asentí con la cabeza.

— Arroz con plátano. 

— ¡Como los presos! — exclamó Louis dramáticamente y mi mamá se rio.

— De paso que jodes me vienes a comer la comida — me quejé en broma —.

— Ahí bajé la carne molida. Daniel y yo comemos afuera — anunció mi mamá con su barbijo en la mano —. Dios los bendiga.

— ¡Bendición! — dijimos Gabi, Louis y yo al unisono. 

Gabi se fue cuando finalizó la película, Louis y yo nos quedamos chismeando en la cocina, mi madre le había propuesto a Louis hacerle espacio en la habitación de invitados para que viviera con nosotros, pero él seguía esperanzado en que podría tener un vínculo con su madre si seguían bajo el mismo techo. Traté de hacerle ver, sin embargo, que ya era mayor de 18 años, lo normal en nuestra cultura es empezar a abrirnos paso, pero sobre todo el hecho de que si mi tía no había mostrado interés de acercamiento en tantos años no lo iba a hacer ahora. 

— Pasamos tantas horas en la casa y a veces ni me mira — me admitió Louis mientras yo ponía a freír las tajadas, pude notar el intento de disfrazar su expresión triste —. A veces me meto en peos para ver si volteará a mirarme, no necesito dinero o un psicólogo, no quiero que ella resuelva mis peos, quiero que me mire, aunque sea con arrechera. No me siento real cuando estoy con ella. 

Louis muchas veces me explicó el sentimiento como cuando jugabas Club Penguin y te metías en un servidor diferente al de un amigo: están en el mismo lugar, pero el simple hecho de no compartir el mismo servidor les impide hablar e interaccionar, pero a la vez es cuestión de suerte coincidir en el mismo servidor. Nunca supo cómo coincidir con su mamá, ambos estaban en planetas diferentes, en planos diferentes, tolerándose como si fuesen roomies con el mismo ADN. 

Nunca pude comprender en su momento las cosas que Louis me explicaba ¿Cómo puedes tratar como desconocido a un familiar? Cada vez que Louis me contaba algo así, no podía hacer más que enojarme con mi tía y luego con él ante su desconcierto con mi enojo, como si su idioma de la tristeza no entendiera el mío de la arrechera. Me veía despotricar contra mi tía sin retener o reaccionar a mis palabras. Con el tiempo comprendí que Louis simplemente quería sentirse acompañado y era lo que buscaba en esas charlas, a veces lamento no haberlo entendido al momento y en cierto modo contribuir a su soledad. 

 — Quiero que ella me pida que me quede.

— Pero se te va la vida en eso — dijo la Nonna mientras preparaba la ensalada, sumándose a nuestra conversación. Últimamente nos sentíamos cómodos hablando ciertos temas delante de ella —. El padre de Daniel era bruto y no sabés cuánto perdí y vi sufrir a mis hijos esperando que él fuera mejor padre. Quizá tu mamá te venga a buscar, pero mientras tanto no te quedaste esperando. Avíspate, nene. Esa amiga de ustedes, Gabi, es muy avispada — Louis rodó los ojos y miré a la Nonna confundida —.

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