Capítulo 4!

12 0 0
                                    

Después de caminar por el estacionamiento, llegamos hasta una limosina negra por fuera.

-Antonia: ¿Y esto?

-Federico: Es mía, suban. -dijo abriendonos la puerta para pasar-

Miré a Antonia y las dos estábamos igual de impactadas, me moví rápidamente para subir.

Adentro era muy bonito, era blanca y muy espaciosa, nos sentamos y comenzamos a hablar.

-Sara: ¿De donde chucha sacaste tanta plata pa' esto?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Sara: ¿De donde chucha sacaste tanta plata pa' esto?

-Federico miró hacia otro lado, evitando la pregunta, supuse que no quería hablar de eso-

Me estiré hacia atrás para abrazar a mi amiga y en eso el vehículo se comenzó a mover.

Me afirmé de Anto, la cual estaba igual que yo, el vehículo iba muy rápido, mientras que los chicos nos miraban con una risita burlona.

-Sara: Se puede saber que les causa tanta risa?! -dije un poco enojada-

-Nada -respondieron los dos chicos aguantandose la risa-

Mi amiga se estaba quedando dormida, la desperté cuando ví que la limosina se había detenido.

El primero en bajar fue Federico, detrás Yovany y Anto y yo de las últimas.

Se podía apreciar una ¿MANSIÓN?, no se si lo era, lo cierto es que era muy grande, tenía un jardín bastante grande, tenía tres pisos y dos balcones, si era así por fuera, por dentro sería como un Palacio.

Federico abrió la puerta con sus llaves y entramos, de verdad, la mansión parecía un palacio de la realeza, me pregunto cómo habrá conseguido dinero para comprar todo esto.

-Antonia: ¿Como pagaste todo esto?

-Yovany: Es una pregunta que preferimos evitar....

-Sara: ¿Son narcos?

-Federico: Que chucha, na que ver. -empezó a reir-

Algo me decía que eso era mentira...

O quizás solo me estaba pasando rollos en la cabeza.

Apenas entramos nos recibió una señora de mediana edad, creo que era la ama de llaves.

-Yovany: Buenas tardes Lidiuca!

La señora le devolvió una sonrisa, creo que se conocían.

Después de eso, Federico nos hizo una seña para que lo siguiéramos, subimos las escaleras y llegamos hasta una habitación muy grande, espaciosa, decorada con tonos azules y luces LED celestes.

-Antonia: ¡Que bacán!

Las dos parecíamos niñas pequeñas al ver tanto lujo, tampoco es que seamos "pobres" pero nunca habíamos entrado a una mansión.

𝐆eneracion 28'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora