Miedo al cambio

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Hoy encontré a un amigo a quien no veía desde hace cuatro años. Lo vi desde lejos. Tenía barba y portaba un paquete de pañales desechables probablemente ya es papá. Mi primer impulso fue saludarlo. Sin embargo, me contuve y no lo hice. El reconoció, pero, por su actitud, sé que pensó lo mismo.

Cuando estábamos en la universidad estudiábamos compartimos miedos, alegrías, sueños. Fueron momentos en los que nos comportamos simplemente como seres humanos por metas comunes. Hoy, esperábamos transportes con rumbos distintos. Así como nuestras vidas. Mientras lo veía a lo lejos, recordaba aquellos momentos y otros. Cuando lo vi irse, me vino una gran ansiedad por averiguar la razón por la cual no quise saludarlo. Finalmente tuve que concluir que, fundamentalmente, se debió al miedo. Eso fue lo que me inmovilizó: el temor a ser rechazado y el encontrarme con otra persona distinta.

Lucidamente, dice el poeta: "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Somos muchos los que, imbuidos de la sensación de otro tiempo, nos negamos a enfrentarnos con el presente; y esto, especialmente con relación a las personas. Los humanos evolucionamos, no nos quedamos estáticos en el tiempo. A veces quisiéramos amar a seres humanos que permanezcan igual que como los vimos la primera vez. Por eso, a menudo, cuando dejamos de encontrarnos con alguien, al volver a verlo nos desilusionamos, el presente rompe el encanto de nuestros recuerdos. Aquellos a quienes antaño amamos, admiramos y sentimos cerca se convirtieron en otros, a los cuales desconocemos. Nosotros mismos ya cambiamos, y también nos negamos a empezar de nuevo. La vida fluye a pesar de nosotros. La vida nunca queda quieta.

- ¿Qué piensas de este párrafo?

- ¿Por qué el protagonista teme?

- ¿Encuentras aquello razonable?

- ¿Te has sentido igual?

- ¿Qué has hecho en ese caso?

- ¿Eres consciente de que el que hoy eres mañana será distinto? ¿Qué piensas de eso?

Para reflexionar:

"El hombre debe comprender que nada realmente es, sino que todo cambia constantemente. Nada permanece inmóvil. Todo nace, crece y muere. En el mismo instante en que algo alcanza su pico máximo, comienza a declinar. La ley del ritmo está en continuo funcionamiento. No existe la realidad. Nada posee una propiedad de duración ni sustancia. Lo único permanente es el cambio. El hombre debe comprender que todas las cosas son producto de la evolución de otros, una incesante acción o reacción, un construir o un derribar, creación o destrucción, nacimiento, crecimiento y muerte. Nada es real, y nada subsiste excepto el cambio" (La Cábala, libro sagrado judío)

Espejo Para Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora