IV

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Cerre la puerta detrás de mi, asustado. Betty y yo habíamos hablado mucho sobre todos esos malos entendidos que habíamos tenido en el pasado, me había contado sobre algunas conversaciones que desgraciadamente siempre oía fuera de contexto o en alguna parte mala durante esos capítulos oscuros de nuestra historia. Temia que ahora sucediera lo mismo, hace unas horas ella me estaba diciendo que temia que la bote luego del traspaso y ahora el imbecil de Calderon hablando sobre esas cosas. De alguna manera sentía que éramos más fuertes que en ese momento pero a la vez también tenía el presentimiento que no volveríamos a pasar ilesos si algo así volviera a suceder. Me acerqué a ella mientras observaba concentrada esos papeles.

A: mi amor, vea, yo...

B: ¿por qué me lo ocultaste? -me interrumpio- ¿por qué no me dijiste que Calderon te había estado llamando? ¿No confías en mi?

Ella dejó todo para mirarme a la cara. Senti sudor frío.

A: no, mi amor, no es eso. Es que -mire mis pies apenado- yo sé que tu no quieres a Mario Calderon y pues, no quería disgustarte o hacerte pasar un mal rato. De verdad, yo no quería ocultarlo, te lo iba a decir

B: ¿así? ¿Cuando?

Trague saliva.

A: cuando...cuando este todo más tranquilo -ella negó, claramente decepcionada por mi respuesta- por favor, perdoname, mi vida. Yo hice mal, yo no quería pero se lo mucho que te descompone hablar sobre el

B: ¿sabes que es lo que me molesta, Armando? -se volvió a voltear- mas alla de que me hayas ocultado algo así, es el darle el pie a que el lo diga y así pavonearse de la situación. Y eso ni decir de doña Marcela, que parecía que le había hecho el día con nuestro altercado. ¿Acaso eso es lo que quieres? ¿Que nos vean así?

A: no, mi amor. Claro que no, por favor, discúlpeme, usted tiene razon, soy un bobo

B: si, lo es, doctor -hice puchero y le saqué una sonrisa pero que rápidamente cambio volviéndose sombría- y con respecto a lo que Mario Calderon estaba diciendo...no me sorprende en absoluto que haya vuelto en ese plan, ni el ni los demas, y no pienso dejar que conversaciones oídas a medias vuelvan a hacer estragos en mi. Yo creo en usted, Armando -me tomo de las mejillas- quiero creer en usted, no me falle, porque si lo hace no creo que mi corazón pueda soportarlo una vez más

Vi el miedo en sus ojos y me sentí asqueroso por hacerla sentir de esa manera. Tome sus mejillas también.

A: se lo juro, mi amor, que de ahora en más no va a haber más mentiras por más duras que sean. El solo pensar que la podría estar lastimando me mata. Le juro por nuestro niño que no va a volver a suceder

Ella me sonrió y me besó. Le devolví con lentitud el beso mientras pasaba mis brazos por su cintura. Acaricie su espalda con adoración. Es que el solo pensar perder a esta mujer hacia que me sienta muerto. Betty estaba en toda la razón, habíamos mostrado un lado que no éramos frente a gente que no era precisamente seguidores de nuestra relación. Ella se separó un poco y acomodó su cabeza en mi pecho. Acaricie su cabello disfrutando de su perfume.

B: nos tomó de sorpresa esto. Saco lo peor de todos. Pero de ahora en más tendremos que ser más fuertes y más unidos, aún hay gente que no lo quiere conmigo. Si nos dejamos llevar por ellos, nos va a acabar

A: no piense esas cosas, si?...mi Betty, yo nos voy a cuidar de todo el que venga a destruir

Claro, si no soy yo mismo quien nos destruya al final con mis estupideces.

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Pov Betty

Sonrei ante sus palabras y volví a levantar mi rostro para mirarlo. Estaba muy afligido y temía que se hundiera en esos mares de culpabilidad donde solía caer aveces. Recorde sus lágrimas de la mañana cuando me confesó la angustia que le hacía sentir el imaginar que estaba lejos de su lado. Definitivamente no podía dejarme llevar por el veneno de Mario Calderón y sus misterios. Yo conozco al hombre que tengo en frente.

Es mi esposo.

El me ama y yo a él.

Pronto seremos una familia.

Esto no se trata de la empresa.

Dios mío, Beatriz, no te sientes tonta al pensar eso después de prácticamente un año en la luna?

Volvi a darle otro pequeño beso.

B: lo amo, doctor Mendoza

A: y yo la amo a usted, doctora Pinzon -acaricio mi mejilla y me beso- la amo mucho -murmuro aumentando la intensidad del beso-

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Tanto Armando como Betty se prometieron ser más fuerte para los problemas que se avecinaban. Y es que ellos no lo sospechaban, pero esas dos personas que los habían atormentado y los que aún no llegaban serían los antagonistas en su historia de amor.

Marcela volvió a su apartamento con una alegría adentro. Durante todo el tiempo alejada de Armando se había puesto en la cabeza que todo debía de ser para un bien, que a lo mejor su destino no era ese y tendría un matrimonio infeliz. El mayor temor de la menor de los Valencia era volver a ecomoda y encontrarse con un matrimonio feliz y próspero, pero al llegar encontró justo lo que busco. No había niños, no había felicidad. Armando seguía siendo un mentiroso, seguía bajo el ala de Mario y el puesto que habia dejado vacante y que ahora era de Beatriz no había cambiado mucho: enojo y perdón. No sé había perdido de nada y eso la dejaba en paz, la hacía sentir de que se había quitado un peso de encima, que por más que amara a Armando Mendoza, el no valía la pena. Los comentarios amargos de Mario Calderon la hicieron volver a la pregunta que se había hecho alguna vez y que en su momento había descartado por completo debido a la decisión que había en los ojos de ese hombre: ¿realmente sería por la empresa? ¿Seria real que aguanto prácticamente un año a su lado solo por su patrimonio? ¿Por eso no habían tenido niños? Definitivamente lo averiguaria.

Por otro lado, el hombre en la cabeza y boca de todos, Mario, se encontraba en camino a almorzar con una satisfacción enorme. Hace casi un año pensó que había perdido a su amigo por una fea, una mujer sin gracia que aunque su aspecto había cambiado ligeramente, el seguía viéndola igual. Pero con la visita inesperada pudo ver que no todo estaba perdido. Se encontró con una luz de lo que fue de su compañero de fiesta, ¿cuánto tardaría en quebrar un hombre en un matrimonio infeliz con una mujer controladora y que debía ver día y noche, de casa al trabajo y viceversa?. Además, en tres días Beatriz dejaría de ser indispensable para la empresa, cuanto tiempo sería para que lo sea también del corazón de su hermano? Negó colocándose sus lentes negros mientras disfrutaba de la brisa en su rostro.

La tormenta después de la calmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora