Capitulo 6

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Jungkook

Nada más pronunciar las palabras supe que había empujado a Jin demasiado lejos.

Se puso rígido, el tipo dicharachero y su sonrisa de bobo relajado desaparecieron al instante.

—Ah, no creo que debamos. Quiero decir, esto ha sido genial y todo eso, pero...

—Olvídalo —dije suavemente, cortándole el rollo. No quería oír sus razones. Sus excusas de por qué no quería más—. No debería haber dicho nada.

Por eso no debes jugar con chicos heterosexuales.

Resoplé y me pasé una mano por la cara. Ya había aprendido esa lección. No era culpa de Jin que no se sintiera atraído por mí. No era culpa suya que fuera la primera persona en años que me veía, no sólo a Jeon Jungkook.

Tampoco era culpa suya que mi imaginación se hubiera dejado llevar mientras lo deshacía con la boca. Siempre le gustaba desbocarse un poco, imaginando cosas que debería saber que ya estaban fuera de mí alcance. Imaginar mañanas perezosas despertándolo con una mamada. Verlo sonreírme desde los laterales del escenario. Entregarme por completo en cada actuación, porque sabía que me alejaría de los focos y caería directamente en sus brazos. Ya debería haber aprendido a no dejarme llevar.

La culpa era mía. Sinceramente, ¿en qué estaba pensando?

¿Imaginando todo un futuro con él porque había sido amable conmigo? ¿Porque sentía una conexión diferente a todo lo que había sentido antes?

De repente estaba demasiado cerca. Tenerlo apretado contra mí y saber que no podía volver a tocarlo era la peor de las torturas. Pero no podía soltarle la mano y moverme. Sería cruel después de lo que acabábamos de compartir.

Dando un falso bostezo, le solté la mano y estiré los brazos por encima de la cabeza. No. Seguía sin ser suficiente. Aún podía sentirlo. Aún podía olerle.

Joder. No debería afectarme tanto. No podía ser sano.

Me puse en pie de un salto, me paseé por el pequeño espacio y fingí sacudirme y estirar las extremidades.

—Amigo, estoy acalambrado.

—Ajá. —La voz de Jin era suave y no me miraba.

—¿Crees que tardaremos mucho más? —Reboté sobre las puntas de los pies, mirando las puertas cerradas como si pudiera abrirlas sólo con mi voluntad. Cualquier cosa con tal de alejarme de Jin antes de cometer una estupidez, como volver a arrodillarme y rogarle que me dejara verlo cuando saliéramos de aquí.

—Esperemos que no —respondió Jin. Sonaba lejano, la mano que había estado sujetando se abría y cerraba lentamente.

Me detuve, mirándola fijamente. Jin levantó la vista y siguió mi mirada. Se ruborizó con fuerza, metiendo la mano bajo el muslo.

—¿Les llamamos otra vez?

—No —dije con un suspiro. Me dejé caer en el suelo, sentándome frente a Jin. Probablemente eso no facilitaría las cosas, dado que era donde nos habíamos sentado antes de que yo lo hubiera jodido todo—. Estarán ocupados socorriendo a gente que los necesita. Podemos esperar.

Jin asintió, con un tic muscular en la mandíbula. No respondió, cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra la pared.

Me recordaba demasiado al aspecto que tenía segundos antes de correrse. Carraspeé para que abriera los ojos. Que me mirara para que recordara por qué volver a subirme a su regazo era una idea estúpida.

—¿Tienes algún plan interesante para el resto del día?

Abrió los ojos de golpe, con la mirada caliente. Joder. ¿Estaba pensando en los planes que le había sugerido?

★Él lo vale todo★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora