19 - Decisiones difíciles

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El rey miraba las caras de los nobles reunidos en el salón del trono. Todos y cada uno de ellos estaban defendiendo sus argumentos sin sentido solo por una razón: poder. Mientras las grandes guerras se habían librado en el campo de batalla a kilómetros de allí, las disputas internas de la aristocracia ocurrían a puertas cerradas. Cada uno defendía su posición usando cualquier argumento, trampa o carta escondida que dejara en evidencia a su adversario, exponiendo cualquier debilidad de su oponente que pudieran usar en su beneficio.

Duveandell estaba perdiendo la paciencia, si hubiera sido veinte años más joven ya habría sacado su espada y le habría cortado la cabeza al menos a alguno de los presentes. Una malvada sonrisa de satisfacción se extendió por su rostro solo de imaginar ver a estos hombres suplicando por sus insignificantes vidas. Parásitos que solo sabían vivir de manera lujosa y extravagante mientras otros arriesgaban sus vidas en el campo de batalla. Las constantes quejas y acusaciones lo tenían harto. Habían cosas mas importantes que hacer, no tenía tiempo para estar de niñera de estos hombres que actuaban como niños egoístas peleando en el patio de una escuela.

Las puertas del salón del trono se abrieron de repente mientras un grupo de hombres entraban sin anunciarse sorprendiendo a los presentes por su rudeza. El rey los miró sin inmutarse, como si ya estuviera acostumbrado a este tipo de intromisión. Todos se veían imponentes usando enormes armaduras de color negro brillante que llenaban el lugar con un rítmico pero amenazante sonido metálico cada vez que caminaban, haciendo a los presentes enmudecer de golpe.

- ¡Todos retírense! – ordenó el rey con voz autoritaria haciendo un gesto con su mano para que salieran, todos los nobles pesentes parecían bastante molestos por ser expulsados de esta manera. Pero al ver la intimidante cara de Kadir con su armadura rojo brillante y la postura inespresiva de Jens con los brazos cruzados, la molestia era transformada en incomodidad, muchos bajaban la cabeza al pasar por su lado o caminaban muy rápido para salir lo antes posible. Nadie dijo una palabra hasta que no se quedaron totalmente solos.

- Si siguen apareciendo de esta manera los nobles van a poner mi autoridad en tela de juicio – dijo el rey Duveandell con voz de cansancio

- Sabes que no somos muyamantes de los protocolos – dijo Jens encogiéndose de hombros restándoleimportancia

- Si, lo sé – dijo el rey con un suspiro irritado – me lo recuerdan con su manera de actuar cada vez que vienen a palacio – negó con la cabeza como si la situación fuera irremediable.

- Ocurrió otro incidente, esta vez fue en el bosque de Leannhes – dijo Kadir sin dar rodeos – ya con este vamos por ocho en menos de siete meses

- ¿Sobrevivientes? – preguntó el rey con expresión sombría

- No quedó nadie, todos nuestros soldados fueron aniquilados de forma brutal

- Demasiados ataques como para ser coincidencia – dijo el rey con aire pensativo

- Hasta ahora hemos encontrado los puntos en común entre los ataques – intervino Jens – ocurren en zonas Zhentrell, aparentan ser ataques de monstruos y no dejan sobrevivientes.

- Muchas cosas no tienesentido – dijo Kadir caminando hacia una mesa que tenía desplegado un enormemapa encima – los caballeros del ejército real están más que preparados paraluchar contra cualquier amenaza, han demostrado su valía más de una vez tantoen batallas como en otras labores igual de peligrosas, así que solo unaemboscada preparada especialmente para ellos sería la única explicación, pero losmonstruos no son tan inteligentes como para planificar ataques a esta escala enlas zonas donde hay restricción de mana – lo miró con atención como si buscaraalgo en particular - pero el hecho de que no quede ningún sobreviviente indicaque tampoco hay un testigo que diga que fue lo que pasó con exactitud – entornólos ojos como si algo en el mapa hubiera llamado su atención - es demasiadoperfecto para ser una casualidad

Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora