El sol comenzaba a ponerse en el horizonte mientras Lara y Pablo se encontraban en un rincón apartado de la cafetería, sumidos en una conversación tensa pero necesaria.
Lara lo miró con una mezcla de incertidumbre y tristeza en sus ojos. "¿Paso algo entre vos y esa Emilia esa tarde?", preguntó con voz temblorosa pero decidida, necesitando saber la verdad que se escondía detrás de sus sospechas.
El evitó su mirada por un momento, pareciendo buscar las palabras adecuadas. "Sí", confesó finalmente, soltando un suspiro cargado de culpa y arrepentimiento.
El silencio pesado se instaló entre ellos, como si el peso de la revelación llenara cada espacio vacío. Las emociones se agolparon en el pecho de Lara, amenazando con desbordarse.
De repente, la tristeza y el dolor se apoderaron de su voz. "No me mires, no me hables y no te acerques a mí nunca mas", dijo con voz entrecortada, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos.
Las palabras no eran necesarias para comprender el impacto que esa confesión tenía en su relación. La confianza se había roto y el camino hacia la reparación parecía incierto.
Lara se levantó lentamente de su asiento, incapaz de soportar la carga emocional que pesaba sobre ellos. Con lágrimas en los ojos, se alejó, dejando atrás un corazón roto y preguntas sin respuesta.