— ¿Le has hecho ya la invitación?
La pregunta no la hago de forma agradable, mi tono de voz deja muy claro que dirigirle la palabra es lo que menos deseo hacer. Por su mirada, sé que lo disfruta. El hecho de que yo tenga que pedirle favores es algo que está disfrutando demasiado.
La leve iluminación de la cafetería no impide que la vea perfectamente. Está sentada sobre una de las mesas, con las piernas cruzadas a pesar de tener una falda color blanco corto que fácilmente podría dejar al descubierto su ropa interior. Hay algo en eso que me molesta demasiado, no quiero pensarlo mucho porque la respuesta está ahí.
—Por supuesto que sí, ¿por quién me tomas? No soy una incompetente como otras —se ríe con delicadeza. El deseo de saltar a por su yugular crece en mi interior pero la mano de un hombre me sostiene para evitar que lo haga.
Sabía que era una mala idea tener un encuentro a solas con Kendall Stacy porque ambas nos provocamos mutuamente pero a ella casi no le afecta mis comentarios; lo cual no pasa conmigo. A mí sí me afectan. Me enfurecen. Tanto que ahora mismo aprieto los puños desviando la mirada del perfecto cuerpo de la rubia diabólica. Por esta razón, convencí a Miller de acompañarme. Y puede que a Scott también.
No paso por alto la mirada seductora que Kendall le está dando a Scott; tampoco paso por alto la sonrisa que él le da y hay algo en eso que me pone aún más furiosa, siento el rostro caliente y la sangre recorre mi cuerpo con fuerza. Agradezco que su falda siga en su lugar porque estoy comenzando a ponerme celosa.
— ¿Te ha dado una respuesta? —le pregunta Miller, dándome pequeños vistazos de reojo intentando mantenerme controlada. Detrás de mí se encuentra Scott sujetando mi cintura sin siquiera importarle que esta rubia diabólica lo vea.
—No lo ha hecho, sus compañeros dijeron que debían pensarlo bien antes de responder pero sospecho que es solo una tontería para parecer más interesante y menos desesperado. Siguen siendo unos niños dentro del cuerpo de un adulto.
—Por supuesto que tú sabes de eso ya que son tus tácticas, ¿no? —aprieto los labios luego del comentario. No lo he podido evitar. Miller gruñe una advertencia de que me comporte mientras Scott suelta una risa por lo bajo, que solo yo puedo escuchar.
Kendall rueda los ojos sin inmutarse, no pierde la sonrisa egocéntrica lo cual me enfurece.
—De alguna forma, tú también estás actuando como una niña inmadura. Deberías agradecerme por estar ayudándote y no publicando por todas partes la identidad de la chica que estaba por retirarse —comenta con naturalidad, descruza sus piernas con cuidado—. Es por eso que has traído niñeros, porque no sabes comportarte... aunque te agradezco que lo hayas hecho ya que la vista es estupenda, Scott Tanner y Miller Castro en un mismo lugar, me agrada.
—No te pases de la raya, Kendall —murmuro entre dientes, conteniendo las ganas de tirarle un diente. Normalmente no soy tan agresiva pero ella... oh dios, ella saca lo peor de mí.
Me sonríe burlona.
—Solo estoy comentando sobre esta vista, Ashley, no te enojes.
Ah, mierda, el tonito de burla, la sonrisa, la tranquilidad con la que lo dice me vuelve loca. No hay duda, voy a arrancarle el cabello.
Antes de que pueda moverme un poco, el aliento cálido de Scott me estremece el cuello.
— ¿Estas algo celosa, Ash? —susurra bajo, solo para que yo escuche la pregunta. Siento cosquillas debido a su aliento, sus labios muy cerca de mi oreja izquierda me enloquece de una buena manera. Y el tono en el que habla... el estómago se me cierra al instante.
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Cruzando los límites ©
RomanceAsh y Scott se han impuestos límites uno con el otro durante los últimos años, y ambos son conscientes de que superarlos no traerá cosas buenas. Es entonces, que la línea entre respetar y cruzarlas se ven distorsionadas impidiendo ver cuál de ellas...