Este es mi destino DxD

capitulo 31 la traición

Opening

Juvia se encontraba en un lugar apartado, llevando consigo los objetos que había robado del museo, así como las pertenencias que tomó de Issei y Black. Sus pensamientos estaban llenos de satisfacción por la cantidad de dinero que había acumulado, ya que eso significaba que podría asegurar su libertad junto a Nagi, su novio. Sin embargo, su alegría se desvaneció rápidamente cuando llegó al escondite donde guardaba el dinero y descubrió que había desaparecido.

Su corazón latía con fuerza mientras intentaba entender lo que había sucedido. ¿Quién había robado todo el dinero que habían recogido con tanto esfuerzo? ¿Cómo podía haber desaparecido de la nada?

En ese momento, Nagi, su novio, apareció de manera arrogante. Juvia lo miró con una mezcla de alivio y preocupación, esperando que tuviera una respuesta a este misterio. Nagi, sin embargo, no parecía preocupado en absoluto.

Nagi: "Oh, mi querida Juvia, yo entregué ese dinero a tu padre a cambio de mi libertad."

Las palabras de Nagi golpearon a Juvia como un puñetazo en el estómago. No podía creer lo que estaba escuchando. Había robado el dinero con la esperanza de estar con él, pero ahora él le estaba diciendo que solo era un juguete para él, uno que ya no le servía.

Juvia: "¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me cambiaste por mi propio padre?"

Nagi: "Tú ya no eres útil, Juvia. Has perdido tu brillo. Necesito algo más emocionante en mi vida."

En ese momento, una chica de pelo rosado apareció de la nada y comenzó a besar apasionadamente a Nagi. Juvia miró con asombro y tristeza a la chica mientras Nagi la presentaba como su nueva pareja, Flare.

Nagi: "Este es mi nuevo juguete, Flare. Ahora, ¿dónde está el objeto que robaste del museo?"

Juvia, con lágrimas en los ojos y el corazón roto, no pudo soportarlo más. Se dio cuenta de que Nagi nunca la había amado de verdad y que había sido una simple distracción para él. Sin decir una palabra, se levantó y huyó de la escena, dejando a Nagi y Flare atrás.

Corrió por las calles, las lágrimas mezclándose con la lluvia que caía del cielo. Pero su escape fue breve. En su desesperación, tropezó y cayó al suelo, sintiendo un dolor agudo en su rodilla. Comenzó a sollozar por el dolor y la traición que acababa de experimentar.