𝟒.|𝐀𝐍Ó𝐍𝐈𝐌𝐎.

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◤SOL-AH

Al día siguiente, me encontré sentada en la cama, mirando el teléfono que reposaba en mi regazo. La pantalla brillaba con las notificaciones de siete llamadas perdidas de Jeon Jungkook. Me froté los ojos con cansancio y solté un profundo suspiro, preguntándome si debería devolverle la llamada. ¿Para qué? ¿Por qué debería importarme después de todo lo que pasó?

El eco de mi respiración era lo único que rompía el silencio en mi pequeño departamento. Con un último vistazo a las llamadas no atendidas, me levanté de la cama, dejando la sensación de pesadez atrás, como si pudiera sacudirme los recuerdos de la noche anterior con un simple movimiento.

El frío de la mañana me obligó a ponerme un suéter de lana gris y unos jeans. Con pasos lentos, me dirigí a la cocina. Mientras el aroma del café recién hecho llenaba la habitación, trataba de despejar mi mente. El reloj marcaba las 8 a.m. y hoy tenía que ir a postularme para un nuevo trabajo. Era otro intento de empezar de nuevo.

Me senté en el sofá con la taza de café entre las manos, pero antes de poder disfrutar del primer sorbo, el teléfono vibró de nuevo. Un nombre apareció en la pantalla: Jeon Jungkook. Me quedé inmóvil, el dedo temblando en la pantalla mientras decidía si contestar o no. Después de un segundo, cedí.

📲 Llamada entrante: Jeon Jungkook.

—Déjame adivinar, acabas de despertar —la voz de Jungkook resonó al otro lado de la línea, fría y controlada.

—¿Qué carajo quieres? —respondí secamente, sin ganas de entretener sus bromas matutinas.

—No me hables así. Si estás dispuesta a ayudarme, ven a mi oficina. Te pagaré el doble que a mi última secretaria. Trato o no, no me importa, tengo muchas otras personas a quien llamar. No me hagas perder el tiempo. Te quiero aquí a las 9 en punto.

Su tono era tan despectivo, tan altivo, que casi me reí de la ironía de la situación.

—¿Por qué? ¿Qué pasó con tu última secretaria? —empecé a preguntar, pero antes de que pudiera terminar, la llamada ya había terminado. Me había colgado.

Solté un suspiro largo y frustrado, arrojando el teléfono sobre el sofá mientras me levantaba rápidamente para tomar mi chaqueta y mi bolso. Si iba a enfrentarlo de nuevo, al menos me aseguraría de que no me viera como la misma mujer que había dejado.

Oficina de Jeon Jungkook.

El nombre de Señor Jeon colgaba en una placa sobre la puerta de su oficina, frío y metálico, como su dueño. Por un momento, consideré si debía tocar o no, pero la verdad era que no me importaba lo que pensara. Giré el pomo de la puerta y entré sin más.

Jungkook estaba de pie, mirando por la ventana, con el teléfono en la oreja, hablando en voz baja. El sol de la mañana iluminaba su perfil, pero algo en él parecía diferente, más desgastado. Su expresión era tensa, y noté un pequeño corte en la comisura de su boca, con una venda en la ceja izquierda. Se giró levemente para mirarme cuando entré, pero continuó con su conversación sin inmutarse.

—Sí, tengo uno aquí. Muchas gracias por la información —dijo antes de colgar con brusquedad, arrojando su teléfono sobre el escritorio sin cuidado. Finalmente me miró directamente, y pude ver el cansancio en sus ojos.

—No pienses en nada más, no es nada especial que te haya pedido venir —su voz era fría, casi indiferente.

—Entonces, ¿por qué no pedirle a alguien más? —respondí, cruzando los brazos frente a mi pecho—. Si no es nada especial, ¿por qué llamas a tu exesposa para que trabaje para ti de nuevo? No me interesa.

𝐋𝐀 𝐄𝐗-𝐄𝐒𝐏𝐎𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐍𝐆𝐊𝐎𝐎𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora