28. Treinta

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De pronto la vida viene en forma de ráfaga, te golpea en la cara y te hace tomar en cuenta los años vividos.
En estos días he realizado una catarsis al escribir todo esto, en un principio se trató de simplemente ocuparme de algo nuevo. Me sentía sola, incomprendida. Pero a medida que he ido escribiendo, ya no se trata simplemente de la parte amorosa que falta en mi vida. Es que he guardado muchísimo durante mucho tiempo. Es bastante liberador poder escribirlo. Es como si fuese soltando cargas.

Duele haber perdido mucho tiempo en cosas inútiles, guardando rencor o falsas y ilusiones. He vivido engañada todo este tiempo, jamás me he enamorado realmente. Lo sé, porque hasta ahora no me había amado a mi misma. Me había refugiado en mi habitación solitaria, la de una víctima. Y en cierta forma si lo he sido, pero no quiero seguir en ese estado.
Sé que me dirás que todo lo que viví me convirtieron en la persona que ahora soy, ¡pero basta! Si bien es cierto que aprendí mucho, sé muy bien que todo es consecuencia dé: mis malas decisiones, las de mis padres, y muchas pruebas de parte de Dios.

Luego de cerrar mi ciclo con Armando, pensé: Es hora de considerar tener citas, tontamente abrí un perfil en facebook parejas. Recorrí esas fotos, había chicos bastante simpáticos. Pero, he cambiado. Nadie me llamó la atención, estoy cegada o algo así. Y recordé mis oraciones a Dios: "Señor, solo quiero que me vea el chico indicado para mi, y permíteme solo tener ojos para él. Quiero ser invisible para el resto. Y si es posible que este hombre se enamore de mi ahora, ahora que no soy físicamente atractiva, sería mucho mejor. Alguien que se tome el tiempo en conocerme, alguien real, que no se oculte detrás de una careta."

Es obvio que claramente debe gustarme su físico, pero me di cuenta que busco algo más, busco esa clase de belleza que no se percibe a simple vista. Imaginé muchas cosas más que me gustaría reservarme, es algo que guardaré en mi corazón, seguramente te lo contaré porque anhelo tener largas charlas contigo.

Tengo treinta y mi ego es golpeado, sabes lo triste que es ver a tu alrededor y que la mayoría de los jóvenes las prefieran más jóvenes. En sus veinte, sé que es un tema de preferencia simplemente. Pero me hace pensar que el número de posibilidades se reduce para mi, es algo bueno supongo. No puedo con las opiniones de los demás, cuando me dicen: "Dejaste ir a...", pero si no hay chispa ni modo. Es que no sé porqué creen que estoy cerrando las puertas del amor. No es así. Es verdad cuando digo que no hay nadie cortejándome.

¡Ah espera!, olvidaba este otro tema. Me dicen: "Es que eres muy seria, por eso los espantas". Pero es porque no se han interesado en conocer mi lado más profundo, no esperen a que le esté haciendo ojitos y sonriendo a todo chico que se me presente delante. Pienso que no tengo necesidad de eso, para que despertar cosas de las que no me quiero hacer responsable después.

Y la otra parte aún más molesta, "Es que no te arreglas". ¡PERDÓN! Tengo la teoría de mostrarte tal cual, imagina tener que conservar una mentira todos los días por el resto de tu vida. Porque disculpen inspectores de la belleza, pero nadie amanece tan pulido en las mañanas. Tampoco digo que no estemos aseados, ni debidamente vestidos. Pero, la mujer que yo veo en el espejo a mi me encanta. Y si aquel no puede ver lo que yo veo, entonces no es el indicado. Y no me mal interpreten, me encanta la moda, el maquillaje. Solo que priorizo, hay cosas más importantes que eso. Ya pasé la mayoría de mi juventud contemplándome frente al espejo.

En una ocasión, hace poco más bien. Acompañé a una adolescente a su casa, eran calles oscuras. Ella me tenía a mi quien se preocupó por que no estuviera sola. Pero yo no, extraño eso. No tuve que decir a nadie donde estaba, no hubo nadie quien pudiese decir: "yo te acompaño", "avísame cuando llegues" No había nadie con quien me pudiese mostrar indefensa.

Así que no acepto las críticas por mi forma de ser, porque simplemente me he ocupado de mi y de mi familia. Y de quienes me rodean, incansablemente, aunque no lo noten. No es que espere reconocimiento, pero si realmente me observaras, si realmente te tomaras el tiempo de conocerme, verías esas cosas. Así que no espero impresionar a nadie con las cosas que se pueden notar superficialmente, sino que enserio deba tomarse el tiempo de observar a detalle. Qué aun descubriendo mi interior, no se espante. Porque tampoco soy una pera en dulce.

Los treinta son bien locos, es como estar a la mitad de algo. Como la punta de la montaña rusa, y ahora sabes que solo vienen bajadas. Muy rápidas, sin aviso. No tienes idea donde viene la otra curva, solo puedes gritar, reír o asustarte. La cosa es que me gustaría que alguien estuviese a mi lado, compartiendo este momento loco, tomados de la mano, diciéndonos "también tengo miedo, pero agradezco que seamos equipo"

Eso por un lado, por el otro te cuestionas esos supuestos logros que debiste alcanzar a esta edad. Bueno, esto si ni dejo que me afecte tanto. Porque veo lo que he trabajado, lo que he luchado y me doy una palmadita en el hombro. Por supuesto agradezco todo lo que Dios me ha dado, pero fui yo quien estuvo en medio del remolino. Quien constantemente tuvo que resistir. No olvido la ocasión en la debía estar todo el día de pie, y llegaba a casa a llorar. Suplicando que alguien me ayudara, que la situación cambiara. O aquella vez que tuve que lavar baños, y que duro fue romper esta barrera, este pensamiento absurdo de que estaba estudiando para no hacer este tipo de cosas. Y allí estaba yo, moviendo ese cepillo en aquel retrete, molesta.

No es que quiera que sufras conmigo, solo que todas estas cosas me hicieron mejorar. Anhelo poder construir algo juntos, entiende que ahora es que estoy reconstruyendo sueños. Antes solo sobrevivía, mi meta era irme lejos de mi padre. Hacerme cargo de mi familia. Terminar mi carrera. Todo eso está cumplido, no es que carezca de sueños, pero siempre los he ido moviendo hacia un lado.

Pero ya, no son quejas. No es victimismo. Bueno sé que para la persona correcta estas cosas serán causa de admiración. De lo contrario, será un fastidio escucharme.

Este es un consejo para mi, no te conformes. No estés cerca de nadie quien no pueda valorar la belleza de tus tormentas. No envidies a las parejas a tu alrededor. Mas bien alégrate, porque quizás estés mas cerca de alcanzarlo. Solo imagina que estas en la fila, las parejas que ves pasar a tu lado son aquellas que simplemente llegaron antes. Ya llegará tu turno señorita.

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ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora