Hasta en el prodigioso legado de las Doncellas Lazuli, Babel Gamma sobresalía entre sus predecesoras como la más inteligente y hábil. Fue el único ser vivo del último siglo en acercarse al territorio de los Campeones de Ulos, y la única humana capaz de conjurar Fisura Zodiacal.
No existió un batallón tan poderoso como el que recibió sus hechizos de refuerzo. Era capaz de duplicar la fuerza de trescientas tropas. Decenas y decenas de kilómetros cuadrados en Norleas fueron despejados en tiempo récord gracias a ella.
Durante su servicio como doncella las muertes se redujeron a cero.
Creó tres hechizos de rango A, dos potenciaban y protegían al batallón. El tercero era un hechizo de restricción, con el que acorralaba mareas enteras de Miasma que atacaba con el hechizo más poderoso de las doncellas: Gloria Terrenal.
El último hechizo lo creó cuando su hija Ruina cumplió cuatro años. "Legado de Doncella", este hechizo permitía conocer el nivel máximo, la producción de maná y las estadísticas límite de los descendientes de aquellas mujeres que portaron alguna vez el Bastón Galiante.
Para ejecutarlo, la madre suministraba maná a una Vasija Primordial en un extremo, mientras su hija sujetaba el otro. En la otra mano, ambas tomarían un lado distinto del Bastón Galiante. Como efecto adicional, la sincronización de la madre se pasaba a su hija.
Gracias a eso, la sincronía de Ruina era del ochenta por ciento.
Fue la mejor doncella y una excelente madre, su legado perduraría gracias a su hija.
La información obtenida gracias a Legado de Doncella, profetizaba que Ruina Lawrence superaría a su madre en menos de veinte años. Pero su padre, Esimed Lawrence, la privó de todo tipo de entrenamiento intensivo y la limitó a estudiar los hechizos básicos de las doncellas.
La razón de esto iba más allá de un padre sobreprotector que evitaría a toda costa que su hija arriesgase su vida, tal y como su madre lo hizo al conjurar Fisura Zodiacal y otros hechizos poderosos que la llevaron a su muerte.
En realidad, la octava doncella ocultaba secretos que no podían salir a la luz o perjudicaría al Batallón Caduceus, al legado de las doncellas, a la Dama de Plata y, sobre todo, a la vida de su hija.
Babel Gamma fue acusada por la Catedral Cerúlea de traición, robo, asesinato, adulterio y tráfico ilegal del metal milagroso en el mercado negro.
Todos esos cargos fueron ocultados por el actual Cardenal, Esimed Lawrence. Babel no fue encarcelada, en su lugar, fue exiliada por su propio esposo en secreto, como coartada anunció su retiro diciendo que se dedicaría a la crianza de su hija. Meses después se dio a conocer su muerte por agotamiento extremo.
La verdad era que Babel Gamma no murió cuando su hija cumplió cinco años, vivió diez años más en exilio, ocultando su identidad de todo el mundo. Falleció a los cincuenta años, sin que alguno de los que llamó camaradas, amigos o familia, estuviera con ella en sus últimos momentos o en el día de su entierro.
Todo aquello estaba escrito en la carta que Ruina tenía consigo. La encontré en el pasillo de la mansión, tenía lágrimas en los ojos y estrujaba esa carta. Tuve que detenerla, ahí fue donde me la dio para que la leyera. En la última línea estaba escrito:
Llegó la hora de enfrentarlo, doncellita.
—Ruina, tranquilízate. Tal vez sea mentira todo lo que está escrito ahí, no...
—Tengo que preguntárselo a mi padre.
—No te alteres de ese modo, por favor. Tómate un tiempo y...
—Apártate, Matik.
Obedecí por reflejo. El paso firme y rápido de Ruina resonó por el pasillo. Fui tras ella. Buscó a su padre en la oficina de la mansión. Tocó la puerta con fuerza. La voz del Cardenal sonó al otro lado, le permitió entrar.
Él estaba sentado tras su escritorio, parecía cansado y hasta decaído. Cruzó miradas conmigo, asintió como aceptando que también entrara. Ruina rodeó el mueble y lo encaró de pie.
—¿Esto es verdad, padre? —susurró, en un fino hilo de voz—. ¡Tienes que contarme todo! ¡Quiero saber lo que pasó esa noche!
El Cardenal no necesitó leer la carta que su hija azotó contra el escritorio, había otra parecida entre un libro abierto. Él bajó la mirada y le pidió a su hija tomar asiento. Difícilmente Ruina aceptó.
—Un año después de casarme con tu madre, descubrí su verdadera personalidad. Babel no soportaba pasar una semana en la catedral, se desesperaba con rapidez. Le gustaba buscar pelea contra oponentes poderosos. Muchas veces se escapaba para formar parte de peleas clandestinas. La primera gran discusión fue por eso, nos enojamos tanto con el otro que ella abandonó la catedral. Se fue por un año. Cuando regresó, trajo a un bebé entre sus brazos. No eras tú, hija. Era Jade... Avraliz.
» Pensé que me había engañado, que ese hijo era de otro hombre, pero me demostró que no era la madre. Sus viejos amigos eran los padres, se lo entregaron para llevarlo a la catedral porque el bebé tenía el Estigma de Armatos. Hablamos de todo y vivimos en paz. Casi dos años después naciste tú, estábamos ansiosos por criarte juntos.
El Cardenal bajó la mirada, pasó su palma sobre su rostro. Como si además de sudor, quisiera limpiarse la vergüenza.
—Babel no dejó las peleas clandestinas. En una de ellas subestimó el poder del bajo mundo, un hombre de nivel cien con la clase Guardián del Alba la derrotó. Mientras él celebraba, ella le lanzó Gloria Terrenal como venganza. Lo mató al instante. Ese guardián era el luchador preferido del organizador de esas peleas. Vapulearon a Babel y la llevaron amordazada a la catedral.
—Por eso vi a mamá en el suelo esa noche... Ella... Ella mató a alguien.
—Hija, por favor, no te hagas más daño. No necesitas saber...
—Dime, padre, ¿qué ocurrió después?
El Cardenal suspiró, cada palabra parecía arrebatarle años de vida.
—Ese hombre, Caín Perdigón, dijo que Babel era su única proveedora del metal de plata, me ofreció perdonar su vida a cambio de cincuenta kilos de plata en ese mismo momento. No tuve más opción que aceptar o revelaría todo al continente.
» La asamblea pensaba que decir la verdad conservaría la reputación de la catedral y el batallón, y todo recaería sobre la doncella. Les supliqué que me haría responsable de todo, que no permitiría que la información se filtrara. A cambio, tenía que exiliar a Babel.
» Me hice cargo de sus problemas con esa gente, pagué todo lo que destruyó. Yo no quería que el aprecio que se ganó con tanto esfuerzo se viniera abajo, como Doncella Lazuli llenó de esperanza a la gente. Tampoco quería que te relacionaran con sus crímenes, temía que te despreciaran por ser su hija. Amé a tu madre con todo mi corazón y tú te convertirse en lo más importante para mí. Por ustedes lo soporté todo. Por eso no me importó que ella se fuera con su amante.
Exhausto, con una gota de sudor recorriéndole la mejilla, el Cardenal se encogió de hombros y frunció el ceño.
—Todo aquello dejó de interesarme, quería mantenerte a salvo. No sabes cuán cruel puede ser este mundo si permites que otros te vean desde abajo. Sobre todo, nosotros; yo, como Cardenal de la Catedral Cerúlea, y tú, que elegiste el camino de la Doncella Lazuli.
» Asumiré todo el rencor que quieras guardarme y los reclamos que quieras hacerme, hija... No pude mantener a nuestra familia unida, y ahora no puedo evitar que sientas ese dolor en tu corazón. Por lo menos... acepta mis disculpas por ser tan débil y ceder ante la ira todos estos años.
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasyEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...